El informe PISA es una iniciativa internacional (de la OCDE, para ser más exactos) que pretende conocer el grado de conocimiento (o, como se dice ahora, las competencias) de estudiantes adolescentes de una buena parte del mundo en tres aspectos fundamentales: comprensión lectora, matemáticas y ciencias. Estos informes se han realizado una vez cada tres años desde 2000. La primera vez, las cifras de España sólo correspondían al promedio general nacional. Tres años más tarde, varias comunidades autónomas (Castilla León y, cómo no, Cataluña y el País Vasco) ampliaron el tamaño muestral (es decir, el número de estudiantes examinados) para así poder disponer de estadísticas válidas propias en relación al total de España y al conjunto de países evaluados. En 2006, la opción autonómica se amplió incluyendo además a Andalucía, Asturias, Aragón, Cantabria, Galicia, La Rioja y Navarra. Curiosamente (o no), todas las comunidades autónomas que optaron por esta vía se situaron por encima del promedio total español (el cual, sin embargo, había caído en picado respecto a evaluaciones anteriores), salvo Andalucía, claro, lo cual dio pie a Arturo Pérez-Reverte para afirmar que allí la cultura roza el subdesarrollo (sic) después de décadas de gobiernos socialistas. Pero, mirando hacia dentro, no hacía ser un premio Nobel para darse cuenta de que, si algunas comunidades autónomas se situaban en 2006 sobre el promedio, forzosamente otras (entre ellas algunas de las que no habían ampliado muestra) habrían de situarse bajo él, y ese dato constituía por sí solo un aviso nada sutil hacia los responsables locales en la materia.
Pero como para gónadas, las de un canario y olé (que no se diga que aquí somos aplatanados), nuestra comunidad/nación/patria, quién sabe si esperanzada de poder sacar pecho, se sumó junto a otras a la iniciativa de ampliar muestra, de modo que ya sólo quedarían al margen Castilla La Mancha, Extremadura y el País Valenciano. Y como era de esperar, las cifras fueron tan contundentes como demoledoras: Canarias está, simplemente, a la cola. En todo: lectura, matemáticas y ciencias, y sólo puede mirar por encima del hombro a Ceuta y Melilla en el contexto nacional, así como a países de América latina.
En resumen, un panorama desolador. Pero si a nuestra privilegiada y sapientísima casta política le llegó alguna vez a temblar el pulso (cosa que dudo), ahí estaban Gary Baldi y sus pandilleros para poner las cosas en su sitio, como puede deducirse del comentario del pasado día 9 de diciembre:
¿Cómo es posible que se culpe al Gobierno de Canarias de que vayan mal la educación, la sanidad y otras tantas cosas si este Gobierno no dispone de los recursos necesarios para atender los servicios que demandan los ciudadanos? Y no los tiene porque los recauda y se los lleva la Hacienda española.
A este paso, nuestra presunta situación colonial será la causa que explique hasta las infidelidades conyugales. Lo que no deja de asombrar un poco, si se tiene en cuenta que al día siguiente, el propio periódico azul se hacía eco de las autocríticas del gobierno regional, expresadas por la actual responsable de Educación, María del Mar Julios. Pero para el prócer de la libertad del pueblo guanche oprimido la cosa, claro está, es bien distinta: que a nadie se le ocurra pensar en el fracaso del sistema educativo, por Dios, o en una pésima gestión de los recursos recibidos por parte de nuestros siempre sagaces políticos. No, la culpa es nuestra por seguir siendo una colonia: no te jode. Y como decía Súper Ratón, no se vayan todavía, aún hay más:
Hemos oído decir en estos días que la explotación de los nativos sudamericanos por los criollos, una vez que los españoles fueron echados a patadas de América, fue peor que la inflingida por los conquistadores. Falso. La conquista española, tanto la de Canarias como la de América y la de todos los países que sufrieron el despotismo expansionista de los reyes españoles, supuso en todos esos territorios un holocausto similar al que cometieron los nazis con los judíos, e incluso mayor. Un crimen de lesa humanidad que sigue impune porque España ha sabido ocultarlo cobardemente en los foros internacionales.
Seguro: tan maltrechos se quedaron que ahora, doscientos años después de haber ganado su libertad, y tras décadas de dictaduras atroces, brutales represiones y no pocos genocidios, llevados a efecto en este caso no por españoles, precisamente, están en materia de educación por debajo incluso que Canarias. Ahí es nada. Pero tranquilidad, que nuestro gobierno regional no se arredra a la hora de reducir presupuestos en materia de educación, mientras no duda en frotarse las manos pensando en proyectos ferroviarios, porque ahí está la clave de nuestro futuro.
Y olé.
[14-XII-2010] Buen Día Update: Paulino Rivero propone en el Parlamento regional un Pacto por la Educación en Canarias. Como iniciativa, desde luego, no está mal. Ahora bien: ¿es cierto, como proclama nuestro presidente, que el sistema educativo ha avanzado de verdad en Canarias en las últimas dos décadas? ¿No será más bien que, al igual que el sistema español en su conjunto, no ha parado de retroceder? ¿No estará confundiendo el Sr. Rivero los medios con la eficacia? Me pregunto.
Pero como para gónadas, las de un canario y olé (que no se diga que aquí somos aplatanados), nuestra comunidad/nación/patria, quién sabe si esperanzada de poder sacar pecho, se sumó junto a otras a la iniciativa de ampliar muestra, de modo que ya sólo quedarían al margen Castilla La Mancha, Extremadura y el País Valenciano. Y como era de esperar, las cifras fueron tan contundentes como demoledoras: Canarias está, simplemente, a la cola. En todo: lectura, matemáticas y ciencias, y sólo puede mirar por encima del hombro a Ceuta y Melilla en el contexto nacional, así como a países de América latina.
En resumen, un panorama desolador. Pero si a nuestra privilegiada y sapientísima casta política le llegó alguna vez a temblar el pulso (cosa que dudo), ahí estaban Gary Baldi y sus pandilleros para poner las cosas en su sitio, como puede deducirse del comentario del pasado día 9 de diciembre:
¿Cómo es posible que se culpe al Gobierno de Canarias de que vayan mal la educación, la sanidad y otras tantas cosas si este Gobierno no dispone de los recursos necesarios para atender los servicios que demandan los ciudadanos? Y no los tiene porque los recauda y se los lleva la Hacienda española.
A este paso, nuestra presunta situación colonial será la causa que explique hasta las infidelidades conyugales. Lo que no deja de asombrar un poco, si se tiene en cuenta que al día siguiente, el propio periódico azul se hacía eco de las autocríticas del gobierno regional, expresadas por la actual responsable de Educación, María del Mar Julios. Pero para el prócer de la libertad del pueblo guanche oprimido la cosa, claro está, es bien distinta: que a nadie se le ocurra pensar en el fracaso del sistema educativo, por Dios, o en una pésima gestión de los recursos recibidos por parte de nuestros siempre sagaces políticos. No, la culpa es nuestra por seguir siendo una colonia: no te jode. Y como decía Súper Ratón, no se vayan todavía, aún hay más:
Hemos oído decir en estos días que la explotación de los nativos sudamericanos por los criollos, una vez que los españoles fueron echados a patadas de América, fue peor que la inflingida por los conquistadores. Falso. La conquista española, tanto la de Canarias como la de América y la de todos los países que sufrieron el despotismo expansionista de los reyes españoles, supuso en todos esos territorios un holocausto similar al que cometieron los nazis con los judíos, e incluso mayor. Un crimen de lesa humanidad que sigue impune porque España ha sabido ocultarlo cobardemente en los foros internacionales.
Seguro: tan maltrechos se quedaron que ahora, doscientos años después de haber ganado su libertad, y tras décadas de dictaduras atroces, brutales represiones y no pocos genocidios, llevados a efecto en este caso no por españoles, precisamente, están en materia de educación por debajo incluso que Canarias. Ahí es nada. Pero tranquilidad, que nuestro gobierno regional no se arredra a la hora de reducir presupuestos en materia de educación, mientras no duda en frotarse las manos pensando en proyectos ferroviarios, porque ahí está la clave de nuestro futuro.
Y olé.
[14-XII-2010] Buen Día Update: Paulino Rivero propone en el Parlamento regional un Pacto por la Educación en Canarias. Como iniciativa, desde luego, no está mal. Ahora bien: ¿es cierto, como proclama nuestro presidente, que el sistema educativo ha avanzado de verdad en Canarias en las últimas dos décadas? ¿No será más bien que, al igual que el sistema español en su conjunto, no ha parado de retroceder? ¿No estará confundiendo el Sr. Rivero los medios con la eficacia? Me pregunto.
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