martes, 11 de enero de 2011

Proyección

Escribe hoy nuestro prócer indígena, el de genuino factor rH guanchófono (o cualquiera de sus monjes copistas, que de todo hay en la viña del señor):

No obstante, algunos no quieren ver la realidad porque les conviene a sus intereses políticos y personales proclamar que todo va bien. No quieren admitir que Canarias es una colonia porque ellos viven cómodamente al socaire del amo peninsular, al que le lamen las botas a cambio de las migajas que les echa como pago a tan ignominiosos servicios. Este es el caso de un chulón capicúa que se entretiene entreteniendo a los amos de los que es un vulgar lacayo y, de paso, engañando en su digital de pésimo gusto al pueblo canarión y al pueblo canario que todavía lee sus diatribas, aunque ya son poquísimos sus seguidores. A ese chulón hemos llegado a conocerlo sin conocerlo ni tratarlo en persona, de tal forma que nos lo sabemos de memoria. Por eso podemos decir de él que es un chulón vividor que ha perjudicado la carrera de cierta personalidad y que, además, es capicúa; dicho esto en términos políticamente correctos. Ya revelaremos un día por qué sabemos que es capicúa. Sí adelantamos que es un faltón e insultador profesional; un individuo soez que está perdiendo tiempo y dinero arremetiendo contra la gente seria, responsable, decente y mayor de edad. Es un verdadero truhan que lo mismo le da de atrás hacia delante que al revés. Un individuo que ha dado varias veces con sus huesos en los juzgados y que ha sido condenado por calumnias. Esperamos que pronto se señale la fecha de nuestra demanda (falta la querella en la que pedimos prisión), momento en el que el lector, el político, el canario y todos los ciudadanos de este Archipiélago sabrán de quién hablamos, pues hasta ahora, por prudencia profesional, no lo hemos citado a él, ni a la personalidad cuya carrera ha perjudicado de una forma infame.

En Psicología, se conoce como proyección el mecanismo defensivo por el cual se atribuyen a otras personas los defectos que nos son propios, en un intento de alejarlos y, por tanto, de negarlos. En casos extremos, la proyección deriva en ilusiones paranoides o en abierta paranoia.

En el parrafito (un decir) que nos ocupa, el blanco de la diatriba (que, según la RAE es, curiosamente, un discurso o escrito violento e injurioso contra alguien o algo) es, como ya sabemos, Carlos Sosa, director del digital Canarias Ahora, a quien Gary Baldi distingue con singular cariño. No está mal calificar al periodista grancanario de faltón e insultador profesional y a continuación llamarle en el mismo párrafo lacayo, vividor, soez, truhán (falta la tilde, don José), calumniador (uy, perdón, que eso lo han dicho los tribunales, no matemos al mensajero), además del consabido epíteto de chulón, y alguna que otra lindeza adicional (véase un poco más abajo). Desde luego, si el señor Sosa es un insultador profesional, don Pepito de la Calzada y los suyos (¡wakandemor!) no son precisamente amateurs, a tenor de lo leído. Y todo ello, atención, sin necesidad de conocerle en persona. Total, ¿para qué?

No menos singular es la afirmación de que Carlos Sosa ha dado con sus huesos en los juzgados, algo perfectamente aplicable al diario azul, curiosamente por los mismos presuntos delitos que el führer de la avenida de Buenos Aires y sus pandilleros cometen un día sí y otro también contra todos aquellos que no se pliegan ante su, llamémosle, discurso: injurias y calumnias. Y si está aún por resolver la demanda interpuesta por El Día contra el director del Canarias Ahora, también lo está, entre otras, la querella criminal promovida por Santiago Pérez contra nuestro querido periódico, adivinen por qué. O la denuncia que los ecologistas de Ben Magec (esos demonios antitinerfeños...) le han interpuesto por presuntos delitos de racismo y xenofobia (algo que también hizo la Fiscalía provincial tinerfeña). Naturalmente, sin mencionar la reprobación de que fue objeto nuestro gran periódico por el Parlamento de Canarias, merced a los comentarios tras el desastre aéreo de Barajas que en agosto de 2008 costó la vida a decenas de grancanarios. Claro que si estos procedimientos judiciales son finalmente adversos para la causa de nuestro guanchísimo y magno prócer no hará falta desvelar nada, ni siquiera apelando a la prudencia periodística. ¿O sí? Ya veremos.

Pero lo mejor de todo es la sibilina y chabacana insinuación de que Carlos Sosa es homosexual. No porque Gary Baldi sigue sin aprender, el probe, que en los tiempos que corren ello no es ya ningún desdoro para nadie, de que el señor Sosa mantiene una relación sentimental con una mujer, magistrada por más señas, y que la vida íntima de las personas hay que dejarla siempre a un lado. Es lo mejor porque me inquieta la posibilidad... de que ello pueda ser también... una proyección. Como el resto.

¿Se lo imaginan?

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