martes, 2 de agosto de 2011

Se nos metió a economista (por fin)

Soplan brisas de tregua a ambos lados de la delgada línea roja que señala la demarcación provincial canaria. Tanto Gary Baldi como Carlos Sosa se han dado un respiro mutuo, quién sabe si con la intención de tomar resuello y brío para nuevos y estruendosos choques en un futuro tal vez no muy lejano. Mientras eso sucede, y como la imaginación no es la mayor virtud periodística del führersito de la Avenida de Buenos Aires, nos ha obsequiado, cómo no, con su rap favorito: el de la independencia, aderezado con lo que podríamos llamar análisis económico. En él, el Pater Canariarum salda una antigua deuda con los lectores al desgranar, finalmente y después de no pocas ambigüedades, las claves económicas y los recursos que nos permitirán vivir de nuevo como reyes, perdón, quise decir menceyes:
  • Solo con su posición geoestratégica, y aguas y cielos propios, este Archipiélago puede ser un emporio mundial de riqueza, como lo son Singapur, Hong Kong, Panamá y otros lugares que carecen de recursos naturales propios, pero que tienen la enorme ventaja de ser enclaves por los que transcurre el tráfico marítimo y aéreo.
  • También está la agricultura canaria. El campo se ha abandonado en los últimos años debido a una gran actividad en la construcción que permitía pagar mayores salarios, pero hay que recuperar la actividad agraria. Cuando Canarias sea una nación independiente, sus nuevos gobernantes, hombres y mujeres con las manos limpias a diferencia de la podredumbre actual, potenciarán el sector agrario. La agricultura, junto con el trabajo, es una gran fuente de riqueza.
  • Si queremos salir de la crisis, junto con la agricultura hemos de fomentar la industria de transformación, como han hecho los países desarrollados que carecen de materias primas. Por ejemplo, Japón o Suiza. No tienen materias primas, pero son naciones ricas por su industria y su trabajo.
  • También está el sol de Canarias, que igualmente podemos explotar para beneficio propio y no para el enriquecimiento de empresas foráneas.
No me pronunciaré sobre este análisis, dejaré que sea el lector (si lo estima oportuno, naturalmente) quien lo haga, guardándome sólo un par de detalles. Uno, hace bien el ilustre apóstol en referirse a Hong Kong como emporio, y no como país independiente, en una hipotética comparación con nuestras islas, pues jamás lo ha sido. Primero, un enclave colonial (¡sorpresa!: del Reino Unido de la Gran Bretaña) y ahora, una vez expirado el tratado que le otorgó tal condición (por cierto, pese a los intentos de la Pérfida Albión por prorrogarlo), ha regresado a su madre patria: China. Dos, en cuanto al emporio panameño, observando la clasificación de países del mundo por P.I.B. per capita, corregido por la paridad de poder adquisitivo a fin de eliminar distorsiones debidas a los tipos de cambio, comprobaremos que Panamá ocupa el puesto 86 (de 178) según las estadísticas del Banco Mundial. España se sitúa en el puesto 12 de la misma lista. Las cifras comparativas suponen 42.479$ para la república hermana del canal, y 1.477.440$ para nuestro país. Y que nadie lo dude: la situación geoestratégica de Panamá supera en importancia (y con mucho) a la de nuestras islas.

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