- ¿Por qué nos condenan con severidad cuando dicen -nosotros nunca hemos nombrado a nadie- que insultamos a tal o cual personaje, pero luego se desestiman nuestras demandas contra quienes nos insultan a nosotros, con la circunstancia agravante de que en este caso sí se nos cita expresamente con nombre y apellidos para que no quede ninguna duda? Es una pregunta para la que se nos ocurren varias respuestas, todas ellas muy inquietantes. ¿Es que estamos perdiendo todos los pleitos porque somos canarios y quienes nos demandan, o a quienes nosotros desmandamos por graves difamaciones, son de procedencia peninsular? (...) ¿Es posible que un chulón capicúa -él sabe por qué lo llamamos chulón y capicúa, pero se calla porque no le conviene que se sepan algunas cosas que antes o después se sabrán- se siga mofando del editor de EL DÍA con toda impunidad, con patente de corso marital, y sin otro motivo que nuestra defensa de la libertad del pueblo canario y nuestro éxito de difusión?¿Es un delito defender la libertad de Canarias? ¿Es un crimen de lesa humanidad pedir la independencia de un territorio colonizado desde hace casi seis siglos? Parece que sí. Y no sólo es un delito, sino que constituye también un motivo para recibir varapalos judiciales, uno tras otro. [El Día, 21 de marzo de 2011]
Estamos tan asombrados de las sentencias de las que hemos dado algunas referencias ligeras, que hemos llegado a desconfiar de que la Justicia en Canarias sea justa. Convendría que no se nos diera un escarmiento, y menos que se nos amenace, sino razones y explicaciones; convendría que se revisaran en las instancias más altas ciertas actuaciones, porque la Justicia, de ser ciega y equilibrada, de cumplir con su postulado máximo de dar a cada uno lo suyo, ha pasado a ser una Justicia subjetiva y hasta en algunos casos que podremos demostrar carente del sentido de lo justo. Y en un solo caso -uno sólo, que sepamos- carente de decencia moral. Nos duele que esto ocurra -y tengamos que decirlo- con una Justicia a la que ensalzamos. Una Justicia de la que hay que obligarse porque es lo máximo que existe en la convivencia de la vida de las personas. Pero la Justicia justa, no la contaminada por la política. No la Justicia española, interesada en mantener con el palo y tente tieso a los isleños de la colonia canaria. [El Día, 22 de marzo de 2011]
- También estamos hartos, además de muy castigados, de la justicia que se practica en Canarias. Una vez más debemos decir que no nos están tratando con justicia. Lamentamos ser reiterativos tanto por la propia institución judicial, a la que respetamos, como por nuestros lectores, pero quienes nos insultan y amenazan gozan de impunidad en sus acciones, incluso citándonos por nuestros nombres, y citando también los nombres de nuestros medios, mientras que a nosotros nos condenan sin haber mencionado a nadie. No obstante, como seguimos confiando en la Justicia, hemos recurrido esas sentencias que nos son desfavorables, aunque no sea esta la Justicia, ecléctica y propia, que tendremos cuando Canarias sea una nación con su Estado. Llegaremos hasta el Tribunal Supremo, hasta el Tribunal Constitucional y hasta donde haga falta. [El Día, 23 de marzo de 2011].
Amigo mío: está usted desbarrando más de la cuenta, y sus lectores, al contario de lo que usted piensa y percibe, tienen la cabeza sobre sus hombros.
El barco de la avenida Buenos Aires, con su capitán al frente, hace tiempo que ha pasado de enarbolar la bandera nacionalista a la de las tibias entrecruzadas. Algo así como el desdichado barco pirata de los cómics de Asterix... Saludos.
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