Por una vez, y sin que sirva de precedente, nuestro sin par Gary Baldi, apóstol de la libertad de esta tierra guanche oprimida y sojuzgada por la odiosa metrópoli, magnánimo prócer de la independencia de las islas y azote de socialistas, ecologistas, (falsos) nacionalistas y españolistas, así como de canariones, mamones y chulones, se ha quitado la careta y ha firmado un editorial en forma de carta abierta al Tte. Gral. Emilio Pérez Alamán, antaño comandante de la división acorazada Brunete (ahí es nada) y anterior jefe del Mando Militar de Canarias, ahora retirado. Al parecer, el militar dirigió una epístola al jefe del observador popular en el que, presuntamente, reprocharía a éste la línea editorial de su azul periódico, en particular la calificación de las fuerzas armadas como ejército de ocupación. Y el gran chamán, divino intérprete de los aborígenes del más allá, se explaya generosamente en una misiva en la que mezcla su tradicional, pegajosa y felatoria adulación al ejército con la repetición de sus grandes éxitos de siempre. Vamos con lo primero:
Por lo demás, el ideario del gran mártir es el de siempre: somos una colonia por la única razón de la distancia y porque sí, porque le sale a él de sus pendulares y sancochadas gónadas. No importa que tras la conquista, con todo lo cruel que ésta pudiera ser, vinieran muchos españoles y otras gentes a establecerse en las islas y mezclarse con la población indígena perviviente (igualito que en Sudáfrica o Tasmania, por ejemplo, que no fueron colonizadas por españoles) y así dar lugar a los canarios actuales, eso no debe recordarse. No importa que nuestra lengua sea la misma que la de Cervantes, Quevedo, Tirso, García Márquez, Garcilaso, Calderón o Vargas Llosa (mentiroso donde los haya), milenaria y noble como ella sola. Colonia sí o sí. Y miedo al moro, todo el del mundo.
Y ya para terminar, las pretensiones de liberal, conservador (¿ein?), persona juiciosa y respetuosa, patriota y socialista humanista (¿comór?) dan de sí como para hacer un cóctel de dudoso gusto y no menos cuestionable veracidad en alguien que, por otra parte, desprecia a un sindicato por español y por comunista. Sólo se me ocurre una palabra para ello: caradura. Porque algunos se esculpen el rostro a golpe de martillo y cincel a lo largo de toda su vida, y el de este buen señor es ya tarea más que acabada.
- MI RESPETABLE y estimado teniente general, ex jefe del Mando de Canarias (...).
- Sepa que el mismo afecto que usted me profesa se lo tengo también a su persona de manera extraordinaria, porque usted me ofreció momentos de cordialidad y conocimientos sobre su nobleza, inteligencia, sentido de la amistad y respeto a las personas por muy humildes que seamos.
- Esa relación, tanto institucional entre la Capitanía General de Canarias y nuestro grupo de comunicación, sigue intacta en mi concepto y corazón, y en especial con usted, siendo afectuosa, respetuosa y de altísima consideración.
- Además, el pueblo está con el Ejército. En esta Casa admiramos y elogiamos su disciplina y obediencia a los mandos superiores, su abnegación, su heroísmo tantas veces demostrado, sus estrategias y hasta su orden y limpieza.
- POR FAVOR, don Emilio, teniente general, buen amigo: admiramos al Ejército y la palabra ocupación no debe ser considerada de forma peyorativa como se nos atribuye por parte de alguien y que también ha motivado su carta abierta que estamos respondiendo. Y por favor, no se preocupe.
- (...) no hay contradicción entre atacar a España y alabar a su Ejército. No hay contradicción porque nosotros no atacamos a España, bueno fuera, sino razonamos que España no tiene derechos sobre Canarias, pero seguimos alabando a su Ejército. Y hasta nos enorgullece ver en la Plaza de Weyler el palacio de la Capitanía General y haber pisado sus salones.
- Usted sabe que durante las monarquías absolutas y despóticas -que la actual española no es ni una cosa ni la otra-, que durante las dos repúblicas que hemos padecido -en las que el desorden y hasta el tiroteo y la muerte eran frecuentes- y que durante dos dictaduras -la última una dictadura de obras públicas, pero también de represión del pensamiento y de las libertades que nos eran negadas- Canarias ha vivido como una colonia sometida a España.
- Un pueblo [el canario] que no posee la libertad a la que tiene derecho porque el Ejército castellano y sus mercenarios, que eran muchos, invadieron estas tierras, estas Islas donde vivían miles de habitantes (nuestros antepasados los guanches; usted lo debe saber porque es persona bien cultivada) que fueron masacrados en una actuación genocida de ese Ejército que en aquellos tiempos se estaba constituyendo como Ejército español.
- Cualquier español, civil o militar, siente que Canarias le pertenece porque es una posesión de España, pero ese no es el sentir de los canarios, porque nos sabemos criaturas humanas con sensaciones y sentimientos.
- (...) Canarias está en otro continente que no es el europeo, y España está en el continente europeo y a 1.400 kilómetros de su punto sur y a 2.000 de Madrid (...)
- Usted sabrá, porque es persona instruida, que estamos en la Zona Económica Exclusiva de Marruecos y eso nos atemoriza. Dudo que el Ejército crea conveniente enfrentarse en una guerra contra Marruecos. La ONU y su Comité de Descolonización de los Pueblos, las organizaciones del mundo libre, le apoyan y no creo que lo hagan con España por razones geográficas, de aguas jurisdiccionales y ni tan siquiera políticas.
- (...) el Ejército está ocupando un espacio, unas instalaciones, y tiene presencia en un territorio que no es español. Lo es por mor de una Constitución que nos califica de Comunidad autónoma para disfrazarnos a los canarios, a los isleños, como europeos. (...) nadie puede negar que somos una descarada colonia que España posee desde hace casi seis siglos, después de una cruenta invasión y una lucha ¡que duró cien años! en la que los nativos de este Archipiélago veían, desesperadamente, cómo perdían sus tierras y vendían a sus hijos. Cómo ultrajaban a sus mujeres.
- Canarias no es España. ¿O es que el pico del Teide es la cumbre más alta de España? Desde luego que no. Es patente que no.
- EFECTIVAMENTE, en EL DÍA tienen cabida todas las opiniones salvo aquellas que puedan provocar ofensas y mala imagen de personas, entidades o instituciones y, por supuesto, las que puedan acarrear, a juicio nuestro, repercusiones judiciales.
- (...) creo conveniente aclararle que la expresión ideológica de EL DÍA es enteramente mía, como editor y director. Sólo mía y no, como usted supone, mía y de mi equipo de redacción, y responsable único, yo.
- Le escribo en estos momentos en que un sindicato español comunista nos amenaza, precisamente en época de crisis en España y en Canarias, arrastradas estas Islas por su yugo colonial. Crisis en la que la carencia de ingresos es casi absoluta y en la que luchamos por mantenernos a flote.
- Y ACABO. Me enorgullezco, y lo digo con frecuencia, de poseer, a mis años, una lucidez mental y una memoria extraordinarias. Puedo decir que conservo intactas las tres potencias del alma: memoria, entendimiento y voluntad.
Por lo demás, el ideario del gran mártir es el de siempre: somos una colonia por la única razón de la distancia y porque sí, porque le sale a él de sus pendulares y sancochadas gónadas. No importa que tras la conquista, con todo lo cruel que ésta pudiera ser, vinieran muchos españoles y otras gentes a establecerse en las islas y mezclarse con la población indígena perviviente (igualito que en Sudáfrica o Tasmania, por ejemplo, que no fueron colonizadas por españoles) y así dar lugar a los canarios actuales, eso no debe recordarse. No importa que nuestra lengua sea la misma que la de Cervantes, Quevedo, Tirso, García Márquez, Garcilaso, Calderón o Vargas Llosa (mentiroso donde los haya), milenaria y noble como ella sola. Colonia sí o sí. Y miedo al moro, todo el del mundo.
Y ya para terminar, las pretensiones de liberal, conservador (¿ein?), persona juiciosa y respetuosa, patriota y socialista humanista (¿comór?) dan de sí como para hacer un cóctel de dudoso gusto y no menos cuestionable veracidad en alguien que, por otra parte, desprecia a un sindicato por español y por comunista. Sólo se me ocurre una palabra para ello: caradura. Porque algunos se esculpen el rostro a golpe de martillo y cincel a lo largo de toda su vida, y el de este buen señor es ya tarea más que acabada.
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