miércoles, 5 de octubre de 2011

Cuestión de clorocos

¡Ah, mis clorocos! Vuestro nombre evoca decisión, hombría y valor / en manos de nuestro venerable patricarca, temblará el opresor / pues al sentirlos apretados, gritará de dolor / Vuestro es el orgullo y el nombre, vuestro es el honor / Amados clorocos: deudor vuestro soy.

Dicen los gurús expertos en tecnologías de la comunicación que lo que no está en la red no existe. Puede ser. Antes de que nuestro ultramontano y sulfúrico observador popular nivariense lo emplease a mansalva, el término clorocos no tenía referencias válidas en la red. Ni siquiera como término propio del español que se habla en nuestras Islas Afortunadas, al menos hasta mi humilde conocimiento. Pero gracias al sin par Gary Baldi, la cosa ha cambiado radicalmente, de modo que el sonoro término tiene ya más de medio centenar de referencias en el buscador más empleado del planeta. Eso sí: la gran mayoría, directa o indirectamente procedentes de nuestro diario favorito, y siempre con la intención de alzar la voz para pedir la independencia que, por obra de nuestro Mago Merlín, se ha convertido en una cuestión genital. Referencias:
  • Ojalá llegue el día, don Paulino, en que nos dé usted una sorpresa; en que ponga los "clorocos" sobre la mesa. [El Día, 2/09/2008]
  • Paulino Rivero, presidente del Gobierno de Canarias y hombre íntegro que ama su tierra, nos parece la persona adecuada. Por eso debería dar el paso y comenzar a plantear en Madrid nuestras aspiraciones. Podría hacerlo sotto voce al principio, si así lo estima oportuno, pero con los "clorocos" sobre la mesa. [El Día, 7/09/2008]
  • Hay que pedir la soberanía sin ambages, con los clorocos sobre la mesa. Que nos disculpe el lector por el vocabulario empleado, pero todo tiene un límite y nuestra paciencia también. [El Día, 11/02/2009]
  • Lo que en realidad debe hacer el presidente de Canarias es sacar los clorocos, ponerlos encima de la mesa y decirle al de los mofletes que los isleños, entre ellos el propio señor Rivero, quieren ser independientes (...) [El Día, 23/06/2009]
  • ¿No les da vergüenza a los políticos tinerfeños salir a la calle en una manifestación para conseguir con el apoyo del pueblo lo que son incapaces de lograr ellos mismos? (...) ¿Por qué no tienen clorocos suficientes para (...) aprovechar la ocasión y pedir la libertad de esta tierra, de forma que sean los canarios quienes decidan dónde debe estar cada cosa? [El Día, 19/06/2010]
  • ¿Por qué sigue robándonos nuestros impuestos la Hacienda española? ¿Por qué ni un solo político canario tiene clorocos para decirle a los mandatarios españoles que deben devolver un territorio ocupado a la fuerza hace casi seis siglos? [El Día, 13/01/2011]
  • Todo lo contrario: en vez de plantarle clara, en vez de ponerle los clorocos sobre la mesa y decirle [a Zapatero] que se acabó, que Canarias no se puede seguir hundiendo como lo hace España debido a su sometimiento colonial a la metrópoli, en vez de alzar la voz, como decimos, ¿qué hace don Paulino Rivero? [El Día, 24/08/2011]
  • [Paulino Rivero] es el responsable primero y último de la miseria, el hambre, la decadencia, la desesperanza de la juventud, el abandono de los mayores y, lo peor de todo, de que sigamos siendo una colonia, pues no ha sabido poner los clorocos sobre la mesa y pedir la independencia de su tierra como haría cualquier nacionalista políticamente decente. [El Día, 08/09/2011]
  • Es más: Zerolo tiene ahora la oportunidad de propiciar la existencia de una Justicia canaria si se levanta de su escaño y pone los clorocos sobre la mesa -lo que ha sido incapaz de hacer un vende patrias político como es don Paulino Rivero- y dice que ya es hora de acabar con la colonización y el expolio (...) [El Día, 09/09/2011]
  • En esa entrevista con el Monarca debió haber puesto [Paulino Rivero] los clorocos sobre la mesa -aprovechando que era una mesa baja- y haberle dicho a Su Majestad que los canarios queremos la nación canaria. [El Día, 24/09/2011].Enlace
  • (...) ni tampoco existe lo que tiene que haber: testículos para ponerlos sobre la mesa cuando lo requiere la ocasión. Decimos testículos porque hay a quien no le gusta el término "clorocos", aunque nosotros pensamos que es más políticamente correcto decir clorocos que testículos. En definitiva, (...) exigir de hoy para mañana -y, por supuesto, antes del día 4 de noviembre, (...) - que se inicien conversaciones para devolverle la soberanía al pueblo canario. [El Día, 01/10/2011]
Es evidente que cada cual se cloroca con lo que tiene más a mano, y que la casta política tinerfeña está claramente desclorocada, incluyendo nombres tan ilustres como Paulino Rivero (cómo hemos cambiado...) y el patriota Miguel Zerolo. Nótese como con el tiempo desaparece el entrecomillado original, pero aún seguimos sin los clorocos de nadie yaciendo sobre madera. O no había mesa donde apoyar las gónadas súbitamente expuestas, o la prudencia y el decoro pudieron más que la noble causa. El veterano editorialista, con todo, debería cuidar sus clorocos, pues Paulino Rivero pretende apretárselos a base de bien. Ignoro si a estas alturas tendrá algo que exprimir de ellos, pero el daño puede ser tan agudo como para hacerle cantar a lo Farinelli.

¡Ja! Sólo de imaginármelo, es que me descloroco vivo.

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