jueves, 22 de julio de 2010

¡Camarero, una de buenos modales!

Una de las características más notables -y, lamentablemente, frecuentes- de las editoriales y comentarios de El Día, de boca y mano de su jefazo y mandamás, es el uso de expresiones soeces para enfatizar sus, por otro lado, brillantes argumentaciones. Que nadie piense que estas expresiones convierten a su autor en un maleducado: sucede simplemente que recurre a los malos modos para dar salida a la justa indignación de un patriota. Ayer, por ejemplo, don José Rodríguez se disculpaba dos veces por el uso de estos controvertidos recursos estilísticos:
  • ¿Dónde está nuestra identidad? ¿Dónde está nuestra dignidad? ¿Dónde nuestra libertad? ¿Por qué coño hemos de sufrir esta subordinación a España? Y que nos perdone el lector expresiones como esta, pero estamos indignadísimos como todos los canarios auténticos, no los odiosos amantes de la españolidad.
  • ¿Qué coño le interesa al pueblo -y perdónesenos de nuevo la expresión- la renovación de los órganos parlamentarios?
Hoy, se acabó eso de disculparse. Viva la libertad de expresión, tacos incluidos:
  • ¿En qué coño están pensando los dos diputados de CC en Madrid?
Por si alguien aún no lo sabe, los dos aludidos son (cómo no), Ana Oramas y José Luis Perestelo, a quienes el Atila de los Canariones (por donde pisa no vuelve a crecer la hierbahuerto) dedica más adelante unas delicadas críticas, marca de la casa:
  • A los dos hay que traerlos para acá de una vez porque son la mayor desgracia para la provincia de Santa Cruz de Tenerife.
  • Don Paulino (Rivero), tráigalos para acá cuanto antes o terminaremos todos vistiendo taparrabos. Indígenas ya somos; no permita que también vayamos con taparrabos por culpa de estas dos lumbreras políticas.
La joya de la editorial de hoy es para María del Mar Julios, diputada regional de CC por Gran Canaria y actual consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias. Va por usted, señora Julios:
  • Que se vaya a la porra esta señora, pues como diputada no sirve para nada salvo para sentir orgasmos políticos leyendo reprobaciones contra EL DÍA y la libertad de expresión e información, y también para apoderarse de la sangre de los tinerfeños; algo que quiso hacer en complicidad con un político de aquí que no vamos a nombrar porque está en horas bajas.
Si después de todo es hasta compasivo, el tovarich.

No hay comentarios:

Publicar un comentario