La sinrazón de nuestro denunciador favorito va en progresión ascendente, sin que nada ni nadie permita ver un horizonte de estabilidad; antes al contrario: parece que, a cada momento que pasa, José Rodríguez va a más. Pisando, incluso, terrenos que en otros tiempos habrían sido motivo de detención e incluso de intervención por parte de la autoridad, claro que entonces era una autoridad a reverenciar, no como ahora. Hoy, sin embargo, el infatigable editor-director del periódico más azul de Canarias puede decir gran parte de las ideas que acuden a su bulliciosa sesera, si no todas, gracias a una libertad de expresión de la que abusa sin tapujos y a la que insulta continuamente en sus editoriales, preñadas hasta la obscenidad de arbitrariedades, contradicciones, falsedades, insultos y agravios. La editorial de hoy es un ejemplo (otro más). Fragmentos para la posteridad:
Naturalmente, cuando José Rodríguez habla de leyes internacionales omite mencionarlas en detalle, no sea que en realidad no existen. Pero lo mejor es que si la ONU dice sí, vale; pero si dice que no, será que Canarias va a ser libre porque sí. Incluso con la violencia de por medio, bendecida por nuestro notable editor al justificarla, aunque después pretenda lavarse las manos, cual Poncio Pilato.
Nos roban una riqueza que deriva de nuestra posición geográfica y geoestratégica, claro... ¿de dónde exactamente, señor Rodríguez? Estas islas carecen de recursos propios: sólo la agricultura (hoy en franco declive), la construcción (ídem) y el sector servicios (turismo, sobre todo) es lo único que tenemos. Carecemos de industria, y todos los bienes de equipo y la tecnología que necesitamos para seguir siendo lo que somos vienen de fuera. ¿De dónde sacaríamos los recursos para mantenernos? ¿A qué riqueza se refiere? ¿Puertos, quizá? ¿En aguas que, si no fuera porque somos España, serían muy probablemente marroquíes? Nada de cuanto menciona como riqueza se come, señor Rodríguez: ni el paisaje, ni el clima, ni la temperatura, ni el cielo ni el mar.
Y cómo no: la inevitable referencia aviesa hacia los canariones. Con todo, es de agradecer que mantenga sus insidiosas consignas de siempre, porque gracias a ellas, al menos la mitad de los canarios no prestará oídos a las peroratas de este buen señor. Y aún habrá muchas buenas gentes en Tenerife y las islas occidentales que harán oídos sordos a este, llamémosle, discurso intolerante, falso, manipulador y xenófobo.
Dijo Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda del Tercer Reich, personaje poco amante de la tolerancia, el respeto y la democracia (¿les suena?), así como xenófobo ejemplar (una casualidad, sin duda, aunque su físico debería haberle puesto el freno en la boca) aquella famosa frase de que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. No llevo la cuenta de las veces que el señor Rodríguez nos ha machacado con sus mantras: con independencia de lo lejos o cerca que se esté del millar de repeticiones, sus peroratas seguirán siendo eso mismo.
Hasta la próxima.
- (...) es el Gobierno de la Metrópoli, y no el Gobierno de Canarias que preside un patriota como Paulino Rivero, quien manda en Canarias.
- Al país que nos coloniza, como es norma de la "nobleza" española, le importará un comino no cumplir las leyes internacionales que los propios representantes españoles han reconocido y firmado en los foros de todo el mundo. Por este comportamiento, no sólo son el hazmerreír, sino también el trasero del mundo en todo el mundo.
- (...) los canarios sí tenemos nobleza. Un linaje digno de orgullo que arranca de nuestros antepasados y de la idiosincrasia que nos ha procurado nuestra situación aislada de isleños.
- El Comité de Descolonización de los Pueblos de la ONU tiene que reconocer por sus características geográficas e históricas -y hasta de martirio- que hay que concederle la libertad y la nacionalidad a la nación canaria. Si no se produce esta intervención de oficio de la ONU (el silencio de la Metrópoli indica que no se producirá), Canarias no va a seguir siendo propiedad de España. Canarias es una nación que no tiene por qué estar sometida a otra nación situada en otro continente. Juzguen los lectores si esto no es una razón para clamar por la libertad. Incluso para estallar violentamente, aunque jamás aconsejaremos la violencia.
- Así sabrás que con la posición geográfica y geoestratégica de tus Islas posees una riqueza inmensa que disfrutan los peninsulares. Esa riqueza es tuya y se la están llevando de aquí. Esa riqueza, más aún en el caso concreto de Tenerife, no la disfrutamos los canarios. Quien disfruta una parte sustanciosa es Las Palmas por la influencia política de los partidos estatales, que son los que nos sujetan como colonia a la nación española.
Naturalmente, cuando José Rodríguez habla de leyes internacionales omite mencionarlas en detalle, no sea que en realidad no existen. Pero lo mejor es que si la ONU dice sí, vale; pero si dice que no, será que Canarias va a ser libre porque sí. Incluso con la violencia de por medio, bendecida por nuestro notable editor al justificarla, aunque después pretenda lavarse las manos, cual Poncio Pilato.
Nos roban una riqueza que deriva de nuestra posición geográfica y geoestratégica, claro... ¿de dónde exactamente, señor Rodríguez? Estas islas carecen de recursos propios: sólo la agricultura (hoy en franco declive), la construcción (ídem) y el sector servicios (turismo, sobre todo) es lo único que tenemos. Carecemos de industria, y todos los bienes de equipo y la tecnología que necesitamos para seguir siendo lo que somos vienen de fuera. ¿De dónde sacaríamos los recursos para mantenernos? ¿A qué riqueza se refiere? ¿Puertos, quizá? ¿En aguas que, si no fuera porque somos España, serían muy probablemente marroquíes? Nada de cuanto menciona como riqueza se come, señor Rodríguez: ni el paisaje, ni el clima, ni la temperatura, ni el cielo ni el mar.
Y cómo no: la inevitable referencia aviesa hacia los canariones. Con todo, es de agradecer que mantenga sus insidiosas consignas de siempre, porque gracias a ellas, al menos la mitad de los canarios no prestará oídos a las peroratas de este buen señor. Y aún habrá muchas buenas gentes en Tenerife y las islas occidentales que harán oídos sordos a este, llamémosle, discurso intolerante, falso, manipulador y xenófobo.
Dijo Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda del Tercer Reich, personaje poco amante de la tolerancia, el respeto y la democracia (¿les suena?), así como xenófobo ejemplar (una casualidad, sin duda, aunque su físico debería haberle puesto el freno en la boca) aquella famosa frase de que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. No llevo la cuenta de las veces que el señor Rodríguez nos ha machacado con sus mantras: con independencia de lo lejos o cerca que se esté del millar de repeticiones, sus peroratas seguirán siendo eso mismo.
Hasta la próxima.
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