lunes, 21 de noviembre de 2011

Siempre pacíficos

El comentario de hoy no entra de lleno a analizar los resultados electorales de la jornada previa, pero nos deja una perlita que no se puede pasar por alto en relación, cómo no, al actual presidente del gobierno canario:

(...) no dudamos en decir que a Paulino Rivero hay que echarlo. No a patadas, que dijimos como expresión metafórica hace unos días, pues esa alocución puede sonar violenta y nosotros estamos en contra de la violencia, pero sí a empellones. Lo decíamos en nuestro editorial de ayer: esta sufrida tierra, antes afortunada y hoy desgraciada, no puede esperar hasta las próximas elecciones autonómicas para quitarnos de encima al político más siniestro que nos ha tocado en desgracia. No podemos esperar ni tres años y medio, ni tres meses y medio y, si nos apuran, ni siquiera tres días y medio. Rivero debe dimitir de inmediato y exiliarse donde no vuelva a tropezarse con ningún canario.

El gran jefazo entiende (tarde como de costumbre, pero lo hace), que la metáfora a patadas suena un pelín violenta y, sin embargo, a empellones resulta mucho más amable. Todo ello para el antaño político serio y trabajador, convertido hoy en bestia negra del führer de la avenida de Buenos Aires. Puede que la violencia no vaya con él, pero la incitación a la violencia es una constante (una más) en sus diatribas diarias. Menos mal que sus lectores son más sensatos de lo que él se imagina.

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