lunes, 2 de diciembre de 2013

Lista de agravios

De vez en cuando, a Gary Baldi le duele la justicia. Motivos no le faltan después de la buena colección de varapalos que puede adjuntar el veterano jefazo a su extenso y variado currículo. Hoy lunes, movido por la ironía, titula su encíclica Grandeza de la Justicia para después enumerar los contrapiés judiciales que ha sufrido últimamente por sus dimes y diretes con Carlos Sosa, Leopoldo Fernández, Chicha Arozarena, Victoria Rosell, Teresa Cárdenes y Ángela Mena, casos ya reseñados en esta humilde bitácora. A su modo de siempre, claro: sin nombrar a nadie, pero dando tantos detalles sobre la persona en cuestión que es imposible no caer en la cuenta de quién se trata. O si lo prefieren: tira la piedra y luego esconde la mano, mientras mira al cielo y silba, no para disimular, sino como una señal más del cinismo de nuestro mencey. Algunos párrafos para recordar:
  • Sentencias, por ejemplo, como la de un señor al que llamamos el tiñoso [Leopoldo Fernández, aclaro], por la que fuimos condenados aunque jamás hicimos ninguna referencia directa a él, pues nunca lo citamos por su nombre. Tras recurrir la sentencia, la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife redujo a una décima parte la indemnización establecida en la condena inicial. No obstante, dicho señor, que ejerce como uno de los cuatro godos de la prensa, sigue afirmando que lo compensamos con la cantidad establecida en la primera sentencia.
  • Posteriormente hemos sido condenados, igualmente a nuestro entender de forma arbitraria, por criticar a una profesional [Chicha Arozarena, informo] de la comunicación por un comportamiento que consideramos inmoral e indigno. Consideró su señoría que tanto el editor de EL DÍA como dos columnistas de este periódico habían invadido su honor al ejercer una crítica profesional y los condenó a todos ellos a pagarle una indemnización, aunque cinco veces inferior a la que solicitaba la denunciante.
  • En menos de veinticuatro horas, pese a la demora que suele ser habitual en cualquier trámite judicial, se dictó sentencia contra EL DÍA a raíz del juicio ocasionado por la denuncia de la esposa del presidente del Gobierno de Canarias [Ángela Mena, claro: en este caso la identificación es clara y precisa]; una señora que es concejal del Ayuntamiento capitalino. La celeridad de esta condena ha sorprendido a todo el mundo.
  • Una magistrada de Las Palmas [Victoria Rosell, sospecho] se permitió acusar a José Rodríguez de racista y xenófobo -es decir, de delincuente- públicamente y con publicidad en la primera página de un periódico canarión. Esta jueza fue denunciada por José Rodríguez. Pese a ello, no se inhibió en la tramitación de una denuncia que interpuso el editor de EL DÍA contra una periodista de Las Palmas [Teresa Cárdenes] por graves insultos. Y no solo esto, pues posteriormente archivó la denuncia y condenó en costas a José Rodríguez para "escarmentarlo".
  • En esta persecución ha habido excepciones, como es la sentencia de un juez que le prohibió a un maricón de Las Palmas [Carlos Sosa, así insultado muchas veces] -respetamos a los homosexuales contra los que nada tenemos, pero este individuo es un marimarica retorcido y ruin- seguir denigrando a José Rodríguez. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que tres magistradas de la Audiencia Provincial revocasen esta sentencia justísima -más que justísima, divina- y avalasen "el derecho" del maricón a reanudar sus insultos. Seguimos confiando en la Justicia y la respetamos, pero nos parece que ya está bien.
  • No comprendemos el porqué de estos ataques hacia quien representa la máxima dignidad del periodismo isleño, como lo es José Rodríguez. El hombre con el currículo más amplio e interesante del Archipiélago.
Pues nené, si no eres capaz de entender por qué te sale el tiro por la culata (que yo creo que sí eres bien capaz) léete las sentencias: ahí están los motivos. Negro sobre blanco. Tú sigue como vas, y ya tendrás más razones para seguir entonando tu particular miserere. Al tiempo.