Este vocablo griego significa revelación, pero dado el contenido de los episodios que le fue dado contemplar en ella a san Juan, ha quedado como sinónimo de catástrofe magna y suma de todas las desgracias imaginables que eventualmente pueden abatirse sobre algo, o alguien. Así es como ve nuestro san Pepito mártir a las islas si el próximo 20-N no triunfa en las urnas su propuesta de república bananera (que me perdone el Guanche Tuerto):
Un radicalismo pacífico [el de los patriotas, según él] que debe prepararse de aquí a noviembre, porque en caso contrario se acabó Canarias. Canarias dejaría de ser incluso un archipiélago poblado por personas con identidad como pueblo, para convertirse íntegramente en una posesión de España sin identidad como lo está en la actualidad con la que la metrópoli haría lo que quisiera a su antojo, mucho más de lo que lo hace que ahora. Se sublimaría de golpe la idiosincrasia canaria; la solidez se transformaría en humo de la noche a la mañana, sin que los canarios auténticos pudiésemos hacer nada para evitarlo. Una desgracia que, lo repetimos, sólo pueden evitar los patriotas (...)
O sea: Canarias es hoy una posesión española sin identidad, pero si no salen adelante los patriotas en las urnas, Canarias ¡se convertirá en lo que ya es! Algunas veces hemos mandado al bueno de Gary Baldi a la escuela, por ignorante. Será que, como dicen algunos, conforme nos hacemos mayores regresamos a la infancia... en todos los sentidos.
En otro orden de cosas, uno se entera hoy de que Carlos Sosa ha retomado su actividad tras las vacaciones porque ha vuelto el rifirrafe entre ambos:
Estamos al tanto de que ya se sabe en Las Palmas quién es el chulón capicúa y mariconsón, pero este individuo se ha empeñado en que su mala fama trascienda los límites de la isla de los secarrales para que conozcan sus miserias en todo el Archipiélago. Y lo va a conseguir el 13 de diciembre, cuando se celebre la orgía judicial que él y alguien más está preparando contra José Rodríguez. Entonces conocerán todos los habitantes de estas Islas lo que EL DÍA no ha querido revelar hasta ahora por prudencia y por corrección: decir públicamente quién es el mariconsón. Algo que hasta ahora sólo lo saben las personas muy allegadas a esta Casa y los íntimos del chulón capicúa. A partir de esa orgía judicial, serán públicos su nombre y apellidos. Porque no será EL DÍA ni José Rodríguez quienes lo hagan público, sino los jueces encargados de enjuiciar este caso cuando dicten sus sentencias.
Señor mío: o miente, o es usted tan tonto como los que creen que un fonil sirve como sombrero o confunden un pito de murga con un saxofón. Porque, si no bastaran las detalladas alusiones que ha hecho en el pasado, aunque sólo fuera con las referencias literales de hoy, ¿cree que a alguien medianamente avezado en esto de Internet le llevaría más de cinco minutos saber exactamente a quién se refiere? Todo un halago para la inteligencia de sus lectores. Y lo peor de todo: ¿cree que esa excusa infantil le servirá para demostrar que yo no he sido? ¡Ay! Prepárese para su apocalipsis particular.
Un radicalismo pacífico [el de los patriotas, según él] que debe prepararse de aquí a noviembre, porque en caso contrario se acabó Canarias. Canarias dejaría de ser incluso un archipiélago poblado por personas con identidad como pueblo, para convertirse íntegramente en una posesión de España sin identidad como lo está en la actualidad con la que la metrópoli haría lo que quisiera a su antojo, mucho más de lo que lo hace que ahora. Se sublimaría de golpe la idiosincrasia canaria; la solidez se transformaría en humo de la noche a la mañana, sin que los canarios auténticos pudiésemos hacer nada para evitarlo. Una desgracia que, lo repetimos, sólo pueden evitar los patriotas (...)
O sea: Canarias es hoy una posesión española sin identidad, pero si no salen adelante los patriotas en las urnas, Canarias ¡se convertirá en lo que ya es! Algunas veces hemos mandado al bueno de Gary Baldi a la escuela, por ignorante. Será que, como dicen algunos, conforme nos hacemos mayores regresamos a la infancia... en todos los sentidos.
En otro orden de cosas, uno se entera hoy de que Carlos Sosa ha retomado su actividad tras las vacaciones porque ha vuelto el rifirrafe entre ambos:
Estamos al tanto de que ya se sabe en Las Palmas quién es el chulón capicúa y mariconsón, pero este individuo se ha empeñado en que su mala fama trascienda los límites de la isla de los secarrales para que conozcan sus miserias en todo el Archipiélago. Y lo va a conseguir el 13 de diciembre, cuando se celebre la orgía judicial que él y alguien más está preparando contra José Rodríguez. Entonces conocerán todos los habitantes de estas Islas lo que EL DÍA no ha querido revelar hasta ahora por prudencia y por corrección: decir públicamente quién es el mariconsón. Algo que hasta ahora sólo lo saben las personas muy allegadas a esta Casa y los íntimos del chulón capicúa. A partir de esa orgía judicial, serán públicos su nombre y apellidos. Porque no será EL DÍA ni José Rodríguez quienes lo hagan público, sino los jueces encargados de enjuiciar este caso cuando dicten sus sentencias.
Señor mío: o miente, o es usted tan tonto como los que creen que un fonil sirve como sombrero o confunden un pito de murga con un saxofón. Porque, si no bastaran las detalladas alusiones que ha hecho en el pasado, aunque sólo fuera con las referencias literales de hoy, ¿cree que a alguien medianamente avezado en esto de Internet le llevaría más de cinco minutos saber exactamente a quién se refiere? Todo un halago para la inteligencia de sus lectores. Y lo peor de todo: ¿cree que esa excusa infantil le servirá para demostrar que yo no he sido? ¡Ay! Prepárese para su apocalipsis particular.