miércoles, 29 de septiembre de 2010

Help! I need somebody...

Hay que reconocerle a Cagliostro Rodríguez su habilidad para generar un esperpento tras otro en sus editoriales y comentarios. Ignoro si pretende emular a Ramón María del Valle-Inclán, padre del género y, de paso, odioso español como tantos otros que han contribuido a hacer de nosotros lo que somos, a través del imperialismo, el expolio y la colonización. En cualquier caso, el führersito (Fidel Castro dixit) de El Día sigue incansable repitiendo las mismas sandeces de siempre, pero con nuevos añadidos, a cada cual más sorprendente por grotesco y patético, en una delirante carrera hacia adelante cuyo final no me atrevo a imaginar.

El editorial de hoy es sencillamente irreproducible e infumable, como tantos otros, pero a la vez impagable. Porque si no, este humilde blog no tendría razón de ser. Comienza alegando la necesidad de la huelga general (¿¿??) convocada para hoy a fin de forzar la dimisión de José Luis Rodríguez Zapatero, culpable según él de todos los males que nos aquejan para, dos párrafos más adelante, desmarcarse de cualquier apoyo a la misma (no está mal para un socialcomunista). Luego, arremete con su habitual (y pésimo) gusto contra Ana Oramas, sin mentarla explícitamente, pero obsequiándole con toda suerte de improperios marca de la casa. Prosigue dándole palmaditas a Pau Rivero, ese oculto patriota, mientras le aconseja sobre lo que debe hacer y cómo. Y todo ello debidamente sazonado con las habituales falacias acerca de Marruecos y España. No reproduzco nada de lo anterior porque no quiero cansar a nadie: ya he dicho sobre ello cuanto tenía que decir.

Pero la memorable y espeluznante traca final en demanda de ayuda a los pueblos que antes sufrieron la dominación española (literalmente: Venezuela, Cuba y Filipinas) no tiene precio, de veras que no. En inglés, la palabra ayuda es help, como muchos ya sabrán, y eso a otros tantos les hará sonar los acordes del imperecedero tema homónimo de The Beatles. Si alguien quiere conocer la letra, puede hacerlo aquí. Yo me voy a limitar a traducirla, al menos en parte:

Ayuda, necesito a alguien/Ayuda, y no a cualquiera/Ayuda, sabes que necesito a alguien, ¡ayuda!/Cuando era joven, mucho más que hoy/Nunca precisé en absoluto de nadie/Pero esos días quedan atrás, ya no me siento tan firme/Siento que he cambiado de idea y abierto las puertas/Ayúdame si puedes, me siento decaído/Y agradezco que estés junto a mí/Ayúdame a poner los pies en el suelo/Por favor, por favor ¿me ayudarás?/Mi vida hoy ha cambiado de tal modo/Mi independencia parece desvanecerse en la bruma/Pero en todo momento me siento tan inseguro/Sabes que te necesito como nunca antes/(...)/

No parece sino que Lennon y McCartney hubiesen pensado en José Rodríguez para componer su tema, incluyendo las alusiones a los tiempos de juventud en los que el hoy jefazo de El Día se deshacía en elogios al régimen cuyo yugo y flechas ostentaba su periódico, en el que aún hoy puede notarse cierto aroma de nostalgia de tiempos pasados. Por no hablar de la tan añorada independencia, que no se acerca por más que sí lo haga el final de este año. En suma, José Rodríguez pide ayuda, pero no a cualquiera, sino al esperpéntico Hugo Chávez (cada oveja...), al podrido régimen estalinista de los Castro, y a un país que bastante tiene con sus propios y agudos problemas. Países hermanos los tres, sí. Pero con dirigentes (al menos dos de ellos) indignos de los tiempos que corren. Al igual que otro que yo me sé.

Pues eso: Help! I need somebody, help!

lunes, 27 de septiembre de 2010

¿El mayor galardón de El Día?

Pensaba este humilde bloguero que el título de Enemigo de Tenerife constituía la máxima distinción a la que cualquier persona de bien podía optar; siempre que, claro está, se manifestase en contra de la línea editorial del diario azul y de su Capo Maggiore, condición sine qua non para hacerse acreedor a dicho honor. Pensaba, como ya he dicho, pero mira por dónde, el bueno de Clark Kent siempre es capaz de sorprendernos con una nueva pirueta o número de trapecio al estilo de Pinito del Oro, y así se ha sacado de la manga un nuevo título honorífico con el que obsequiar a quienes apunta y dispara: Enemigo de Canarias. Sin embargo, me asalta una duda: ¿qué tendrá más importancia en la escala de valores de José Rodríguez? ¿Ser enemigo de Tenerife o de Canarias? ¿O será tanto-monta-monta-tanto?

El blanco de las iras de Cagliostro es en este caso Román Rodríguez, antaño presidente del gobierno regional y actualmente líder del partido Nueva Canarias, escindido (como tantos) de Coalición Canaria. Para ser justos, hay una razón para ello: contestar a las críticas vertidas por el político grancanario contraEl Día. Pero la respuesta es más de lo mismo: atropellada, falaz, tópica, contradictoria y de pésimo gusto. Aquí va la selección de perlas:
  • (...) no quisiéramos ocuparnos con tanta frecuencia de Román Rodríguez -un subproducto político de la peor política que se hace en estas Islas.
  • Su última gracia ha sido acusarnos de connivencia con Paulino Rivero.
  • (...) tiene la desfachatez de acusarnos a nosotros, a EL DÍA, al único periódico que lucha sin descanso por la libertad de este Archipiélago, de desunir a los canarios.
  • Y si no existieran políticos tan nefastos como Román Rodríguez, posiblemente ya estaríamos en la fase final de las negociaciones para recuperar la independencia y la libertad que poseían nuestros antepasados antes de la vil invasión española.
  • Por otra parte, yerra de parte a parte Román Rodríguez cuando dice que atacamos a Las Palmas y a sus ciudadanos. ¿Es la crítica un ataque? ¿Lo es decir la verdad, pésele a quien le pese? De hecho, siempre hemos dejado al margen a los ciudadanos de Canaria, que son tan canarios como los tinerfeños, los gomeros, los palmeros, los herreños, los majoreros y los conejeros.
  • El propio Román Rodríguez es el más entusiasta promotor de un tren que supondrá la mayor malversación de fondos que se ha visto jamás en estas Islas. Se lo están diciendo incluso en Las Palmas, pero él sigue adelante porque está convencido de que allí necesitan un ferrocarril estepario.
Pero lo mejor es el final, un párrafo que destila un genuino aroma de vendetta:
  • Hablaremos detalladamente en los próximos días de una señora política que piensa en "chocheces" cuando se refiere a la línea editorial de nuestro periódico. Una persona imprudente que nos agradece de esa forma tan mezquina el que siempre le hayamos abierto las puertas de esta Casa.
Bienvenido al selecto club de los enemigos de Canarias, señor Rodríguez (don Román).

jueves, 23 de septiembre de 2010

Enemiga de Tenerife

Ante los ojos de cualquiera que desconozca la realidad de nuestro diario predilecto, puede parecer extraño (incluso desconcertante) que uno de los frentes bélicos abiertos por el führer de El Dia tenga como objetivo a ciertos políticos de Coalición Canaria. Los casos más conocidos son sin duda Ana Oramas y José Luis Perestelo, diputados nacionales por esta agrupación. Su gran pecado es no haber reclamado abiertamente la independencia de las islas en el seno de las Cortes Generales, lo que les ha convertido en traidores a la patria y blanco de las diatribas e insultos de nuestro genial Gary Baldi. Incluso el mismísimo Pau Rivero (¡vivir para ver!) se ha ganado alguna que otra colleja por no haber sido más explícito sobre las ansias de libertad de nuestro oprimido pueblo guanche, pero en su caso la tibieza queda disculpada por su condición de patriota. Encubierto, pero patriota. Sin embargo, y como decía Super Ratón en sus historietas animadas: no se vayan todavía, aún hay más. O, si lo prefieren, y ahora viene otra divertida caricatura.

Carmen Nieves Gaspar Rivero, abogada nacida en 1965, es alcaldesa de Granadilla por Coalición Canaria. Desempeña este cargo desde las últimas elecciones municipales (2007) que supusieron la pérdida de la mayoría absoluta detentada por el PSOE durante más de tres lustros. Su ascenso a la condición de primera edil sólo fue posible previo acuerdo con el resto de fuerzas políticas representadas: el Partido Popular y la Alternativa Sí Se Puede. Años antes de haber ganado la alcaldía del municipio chasnero, la propia señora Gaspar había manifestado públicamente su firme oposición al proyecto del Puerto de Granadilla. Una oposición que, como ella misma ha admitido, contrariaba las directrices (y, añado yo, las ansias) de su propio partido.

Ello, sin embargo, no fue obstáculo para que en El Día le dedicasen toda suerte de cumplidos y elogios al mes de haberse hecho con el bastón municipal. Cosa extraña, si se tiene en cuenta que Clark Kent y los suyos han defendido con uñas y dientes dicho proyecto, y que el apoyo de Sí se Puede ilustraba cuál sería la postura del ayuntamiento sureño al respecto. Quizás Zancho no le dio importancia al asunto, y por una vez aflojó la correa del pastor alemán. Pero no tuvo que pasar mucho tiempo para que en el último rincón de la isla se empezasen a escuchar sus aullidos, simplemente por haber puesto en su sitio a uno de los mayores poderes fácticos de Canarias: Unelco-Endesa, plantándole una multa de 110 millones de euromortadelos por la ejecución de obras sin licencia. No sé si finalmente la sanción tuvo efecto, pero la señora Gaspar demostró con ello tener más redaños que un legionario.

No pretendo hacer una glosa laudatoria de la alcaldesa granadillera: desconozco la mayor parte de sus iniciativas y, lo que es más importante, la desconozco a ella. Admito que quien se opone al Puerto de Granadilla tiene en principio mis simpatías, pero hasta ahí llego. Ahora bien, cuando uno se pone a hurgar en ese depósito de información que es la red de redes, descubre ciertas cosas, además del calambrazo dado a Unelco, que hablan en favor de la señora Gaspar y su equipo. Por ejemplo, la decisión de rebajarse el sueldo un 5% junto con toda la corporación y los cargos de confianza, algo muy de agradecer en tiempos del cólera. O bien una ayuda de 100.000 euros para viviendas, o la cesión de una parcela en Los Abrigos para la construcción de una escuela infantil. Estas últimas iniciativas, por cierto, son de este mismo mes de septiembre.

Sin embargo, desde El Día han lanzado hoy los Stukas contra la alcaldesa, a la que tachan de nefasta, incompetente y vengativa, otorgándole su distintivo más elevado: el de Enemiga de Tenerife. ¿Las razones? La primera, cómo no, el tema del puerto. Luego, la paralización de obras con cargo a los fondos del Plan E (ese plan en el que el gobierno colonial que nos sojuzga ha decidido empeñarse, y de paso empeñar al país, con tal de que haya personas que puedan trabajar) o el desvío de fondos para la construcción de ciertas instalaciones deportivas consideradas innecesarias. Los fondos para esas obras son del dominio público, tanto en su cuantía como en su destino, así que no sé de qué se queja el gran maestre del Ku-Klux-Klan chicharrero. Parece como si las recientes actuaciones de la señora Gaspar hayan despertado las iras de Zancho, quien ha susurrado la orden oportuna a su sabueso: ¡Mátala!

Y mientras tanto, en el periódico que dirige el bueno de Cagliostro, no dudan en practicar la succión bucogenital rítmica a la figura (que no a la persona, supongo) de Miguel Zerolo, imputado por presuntos delitos a cuyo lado las negligencias que haya podido cometer (si es que lo ha hecho) Carmen Nieves Gaspar no son sino simples travesuras de colegiala. Pero claro, el alcalde de Santa Cruz también es un patriota, y eso lo exonera todo. Hasta el cohecho, la prevaricación y la apropiación indebida, todos ellos presuntos, insisto. De momento.

Así se escribe la historia: Día a Día.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

El hambre no va con ellos

El Manual del Demagogo, libro de cabecera de José Rodríguez desde la noche de los tiempos, postula como piedra angular echar la culpa a otros de los males propios, ya sean reales o ficticios. No es ningún secreto que la situación económica es mala. En Canarias y en el mundo. Es una cruda realidad que afecta a muchísimas personas, algunas de las cuales se encuentran en condiciones económicas apuradas o muy apuradas por la falta de empleo, mientras que otras viven con el susto en el cuerpo un día sí y otro también, temiendo la posibilidad de que, al llegar de vuelta a su casa, se vean obligados a decirles a sus familias que se encuentran sin trabajo. Hasta aquí lo que todo el mundo sabe o debería saber.

¿Quién tiene la culpa? ¡Ah, con la iglesia hemos topado! Para algunos la crisis económica general tiene su razón de ser en la inversión desmedida en activos financieros cuya base real estaba hecha, literalmente, de humo: las famosas hipotecas basura de Estados Unidos, por ejemplo. Cuando el asunto terminó por estallar, tuvo un efecto dominó que obligó a muchos gobiernos, entre ellos el español, a invertir una pasta gansa en el rescate de sus respectivos sectores bancarios, so pena de éstos quebrasen al estilo de los tristemente célebres corralitos argentinos. Sólo unas pocas entidades pudieron permitirse el lujo de decir no, gracias. A esto, y en el caso particular de España, hay que sumar varios factores de índole local. Uno de ellos es el modelo de desarrollo económico, sustentado (nunca mejor dicho) en la construcción, auténtica máquina de hacer dinero. Esa misma construcción desmedida que ha convertido al levante peninsular (y también el insular) en un desierto de asfalto y cemento, ha estimulado al resto: mobiliario, bienes de equipo y materiales, suministros de energía, agua y telecomunicaciones, industria alimentaria, etcétera. En un clima tan favorable, la banca (esta vez toda ella) y las entidades de crédito se aplicaron a la tarea del dinero fácil. Si uno quería dinero, no tenía más que pedirlo. Y ancha era Castilla, o la Vega lagunera. Que si un coche nuevo (y no uno cualquiera), que si una tele de plasma, que si un viaje o un crucero a todo trapo... Todos contentos: el dinero se mueve, la economía crece y nuestro ínclito presidente de gobierno (nacional) afirma que la economía española es de Champions League. Y el Tete sube a primera. ¡Bieeeeen!

Se creó así un peligroso binomio: trabajo(fácil) + dinero(fácil). Para buena parte de la juventud, tanto canaria como española en general, esta combinación tuvo el mismo e irresistible atractivo que el actor, el DJ, o el rapero más fashion del momento. ¿Para qué romperse la sesera estudiando una carrera universitaria o un ciclo de formación profesional cuando bastaba con dedicarse a cargar ladrillos para cobrar un buen dinerito y poder conseguir más por la vía del préstamo? Esos jóvenes, mal criados como pocos y que de niños conocieron al dedillo los centros comerciales junto a sus atolondrados padres, se echaron al agua, en brazos de las sirenas de hermosa apariencia y dulce cántico, sin haber taponado antes sus oídos, seguros del placer y del disfrute. En una palabra: de la felicidad.

Y por último, la situación en los países aparentemente más prósperos sirvió de estímulo a los flujos migratorios, legales o no. Pronto pudimos ver en nuestras calles a hombres y mujeres venidos de allende los mares, trabajando muchas veces en tareas de las que los aburguesados paisanos ya no querían ocuparse.

El chiringuito terminó por explotar, como ya dije antes. Pocos lo vieron con anticipación, cierto. Pero explotó. A la luz de lo expuesto, es fácil comprender por qué muchos inmigrantes han regresado a sus países de origen y muchos jóvenes han vuelto como hijos pródigos a las aulas. Pero también por qué muchas personas viven ahogadas por las sirenas que, en forma de deudas, les han encadenado por el cuello al fondo del océano, como también por qué se han engrosado las listas del paro, han cerrado empresas por un tubo y han quedado centenares de viviendas sin vender. Y también por qué las entidades financieras que antes te aflojaban guita por la cara ahora te niegan el agua, el pan y la sal. Canarias, desde luego, no es una excepción.

Para otros, y por lo que a las islas se refiere, la culpa no está aquí. No tiene nada que ver con el modelo de desarrollo que ha hecho de las islas otro paraíso para el pico y la pala, ni con la clase política que se ha frotado las manos pensando en la satisfacción de sus garantes económicos, esa clase empresarial en cuyas pupilas se dibuja siempre el signo del euro. Nada que ver con la irresponsabilidad de los consumidores, ciudadanos de a pie, que han vivido muy por encima de sus posibilidades reales, en una loca huida hacia adelante. Nada que ver con los imberbes que han abandonado sus estudios en pos de la moto, el ordenador, la hipoteca, la piba e incluso los hijos. La culpa es de la situación colonial que sufrimos. ¡No te jode!

El delirio de El Día empieza y concluye hoy de forma tan estrambótica como miserable:

Son ellos (los españoles) quienes viven de nosotros y no nosotros quienes viven de ellos, porque por culpa de los peninsulares los canarios estamos pasando el hambre que deberían pasar ellos.

Es decir, que en la España peninsular y en Baleares no pasan hambre, sino que viven felices a costa nuestra. La crisis no va con ellos, ni el desempleo, la miseria o el hambre. Y por eso mismo, por vivir a costa nuestra y habernos hecho pobres e infelices, son ellos quienes deberían pasar la necesidad que a nosotros tanto nos acucia y de la que no somos en absoluto responsables.

Para sostener algo semejante sólo hay que ser un mal nacido. Ni más ni menos.

lunes, 20 de septiembre de 2010

¿Quién teme al moro feroz? (2a parte)

Las cabezas pensantes de nuestro diario más vendido (en todos los sentidos) han hallado un filón inagotable para tamborilear sus notas en pro de la independencia de nuestro sojuzgado pueblo. La imaginación al poder, pues el recurso permanente a la misma cantinela (la distancia a las costas de Cádiz) terminaría por aburrir al lector hasta inmunizarle frente al mensaje. Algo parecido a quien escucha el parte diario de defunciones en un centro hospitalario, por ejemplo. Cosa de todos los días, realidad cotidiana que por fuerza acaba por no conmover a quien la percibe, posiblemente a su pesar. Pues bien, para que esto no suceda a los señores de El Día les ha dado, curiosamente, por resucitar uno de los miedos atávicos más antiguos de España: el miedo al moro, que se remonta a la Edad Media y los tiempos de las razzias del visir cordobés Almanzor, llamado El Victorioso. Ya he tenido ocasión de hablar de ello en otro post. Pero en la edición de hoy se vuelve a la carga sobre el mismo tema, con el estilo ramplón, contradictorio, falaz y zurupeto de siempre. Digo esto último porque la sensación permanente que destilan las líneas del editorial hacen pensar que el autor no es ni será nunca un periodista, sino un intruso de la profesión. Me permitirán que, por esta vez, no reproduzca siquiera parcialmente los contenidos. Sólo me limitaré a resumirlos y comentar por qué, en mi humilde opinión, no deben ser tenidos en cuenta.
  • Uno: Marruecos puede exigir la soberanía de las Islas Canarias por una razón de cercanía, tal y como ha exigido la de Ceuta y Melilla. Puede que lo haga, pero no tiene razón de ser, toda vez que Marruecos no puede reclamar lo que jamás ha sido suyo, de modo que no es probable que las Naciones Unidas tengan en cuenta los delirios de la monarquía alauita. Por otro lado, la lista de la ONU de territorios a descolonizar (uno de los argumentos a los que más se aferran Rodríguez et al. para apoyar sus tesis) no incluye a Canarias, Ceuta o Melilla, ni al Peñón de Vélez de La Gomera, ni las Islas Chafarinas, ni el Peñón de Alhucemas, ni siquiera el famoso islote de Perejil. En cambio, sí incluye a Gibraltar.
  • Dos: El ejército español no hará nada por defender Canarias, por culpa de los socialistas, que lo han convertido en una Oenegé. Potaje de berros. Una cosa es que el ejército español haya participado en operaciones humanitarias o como fuerza de interposición, y otra bien distinta que haya ido a recoger setas. Sin ir más lejos, las tropas españolas destacadas en Afganistán (como en su día las de Irak u otros lugares del mundo) se están jugando la piel un día sí y otro también, armas en mano y repartiendo balazos, pues se hallan en zona de guerra. El ejército español (que vuelve a levantar la inquebrantable y empalagosa adhesión de El Día) no es una oenegé por no emplearse directamente en misiones de combate: sería tal de creer las versiones oficiales que pretenden pintar una realidad edulcorada de su realidad. Pero nada más.
  • Tres: Vivimos en aguas territoriales marroquíes. Falso, ya expliqué por qué. La declaración de Zona Económica Exclusiva de Marruecos no es un salvoconducto para hacer reclamaciones territoriales de ningún tipo. Además, aceptar esta idea supone reconocer la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental, algo que las Naciones Unidas no han hecho.
  • Cuatro: Al menos, siendo provincia marroquí gozaríamos de amplia autonomía, como sucede con el Sahara. Esto mueve a la risa, por patético. A Abdul Rodríguez (una vez naturalizado marroquí) no le quedaría más alternativa que empalagar al Rey de Marruecos como hace con la Virgen de Candelaria, aplicándose cuidadosamente en cada acción. Porque el derecho a la libre expresión que viola sistemáticamente el jefazo de El Día con sus insultos y mentiras no existe en el país vecino. Que le pregunten si no a doña Aminatu Haidar por esa amplia "utonomía" que Marruecos ha otorgado al Sahara.
  • Cinco: Francia y Estados Unidos apoyarían inmediatamente cualquier reclamación marroquí en el seno de la ONU. Si así fuese ¿por qué esperar a este preciso momento? ¿Por qué Marruecos no ha planteado esa misma reivindicación antes? ¿Por qué no somos ya marroquíes? ¿Cuál es la diferencia entre el antes y el ahora? ¿Por qué este momento es distinto?
  • Seis: El ejército marroquí es superior al español. Si es así, ¿por qué no fueron los marroquíes más contundentes durante la crisis del famoso islote Perejil? El gobierno de España puso entonces en alerta al ejército, a las fuerzas aéreas y a grandes unidades navales. ¿Reaccionaron los marroquíes con una escalada bélica? No. ¿Por qué ahora sí?
La solución, como ya habrán adivinado todos, es constituir las islas en un estado soberano e independiente. Pero aquí viene lo que EL DÍA no cuenta a sus lectores, ni lo hará jamás. Una vez constituidos en estado soberno, ¿qué impediría a Marruecos llevar a cabo la anexión de Canarias? ¿Cómo y con qué podrían las islas constituir unas fuerzas armadas capaces de disuadir a los marroquíes de una agresión? ¿En cuanto tiempo se formaría ese temible ejército y con qué medios contaría? ¿Quién impediría que la república canaria se convirtiese en el estado más efímero que jamás haya existido?

No sé ustedes. Yo sólo le tendría verdadero miedo al moro si estas islas siguen alguna vez los oscuros designios del Mencey Loco y sus voceros. Por ahora, y para que todos me entiendan, permítanme que cante desde estas líneas: ¿Quién le tiene miedo al moro, miedo al moro, miedo al moro? ¿Quién teme al moro feroz?

¡Tra-la-la-la-lá!

martes, 14 de septiembre de 2010

De profundis clamo ad te...

A pesar de que desde algunos sectores afines a la derecha política de este país (España) se critica ácida y duramente al cine de producción propia (el apoyo prestado a ZP por actores y cineastas tiene un precio), lo cierto es que nuestra industria cinematográfica ha generado no pocos títulos ciertamente memorables. No voy a enumerar la lista de mis películas españolas favoritas, tan sólo voy a servirme de una de ellas para ilustrar esta entrada. Se trata de una historia ambientada en la España del Siglo de Oro, bajo el reinado de Felipe IV, y basada en la novela cuasi-homónima de Gonzalo Torrente Ballester: (Crónica de) El Rey Pasmado. Un reparto de lujo (Gabino Diego, Javier Gurruchaga, Fernando Fernán-Gómez, Laura del Sol, Joaquim de Almeida, Juan Diego, Eusebio Poncela y María Barranco, entre otros) a las órdenes del gran Imanol Uribe. La historia, en pocas palabras, versa sobre el revuelo y las intrigas palaciegas que suceden en la corte española cuando el rey (Gabino Diego) manifiesta abiertamente su deseo de ver a su esposa (la reina Isabel de Borbón), desnuda, tras haber pasado la noche anterior en brazos de una prostituta (Marfisa), encarnada por Laura del Sol.
Uno de los personajes más importantes de la historia es el padre capuchino Germán de Villaescusa, capellán de palacio, interpretado por Juan Diego. Encarna las fuerzas vivas de la Inquisión más intransigente, fanática y supersticiosa, oponiéndose a la regia intención porque, de cumplirse ésta, Dios habría de castigar a los españoles con la pérdida de su flota a manos de los corsarios y con una severa derrota en la guerra de Flandes. O así lo entendía el hombre. Para ello, pone de su lado al Valido del rey, el conde-duque de Olivares, a quien da vida (¡y de qué manera!) Javier Gurruchaga, involucrándole así en el complot. El padre Villaescusa, mientras tanto, intentará forzar la voluntad divina, gracias a los recursos espirituales. Uno de ellos es una procesión callejera en la que el fraile salmodia en voz alta mientras un conjunto de penitentes acompañantes se flagelan a tono. Los latinajos son como sigue:
De profundis clamo ad te, ¡Domine!, ¡Domine!, audi vocem meam
Que viene a decir desde lo más profundo te invoco, Señor, Señor, escucha mi voz. La escena tiene su gracia porque, según revela su expresión, para el prelado el acto es un mero trámite, sin pasión ni fe, una letanía que se repite una, y otra, y otra vez, mientras resuenan los latigazos.
Intolerancia, intransigencia, y letanía machacona son características que, como ya saben los lectores de estas líneas, ha asumido el periódico El Día en sus soflamas panfletarias disfrazadas de editoriales. José Rodríguez no es muy distinto al padre Villaescusa en lo que a esto se refiere. Pero es que, además, el autoproclamado Denunciador Mayor de Canarias a veces invoca a las fuerzas divinas para que acudan en su auxilio. El comentario de hoy incluye las habituales letanías en pro de la independencia, ataques flagrantes a los jueces (adivinen por qué), insultos a ciertos políticos (esta vez no nombrados), el miedo al moro feroz, etcétera, etcétera. Pero incluye dos muestras de fervor religioso, de apelaciones a los recursos espirituales. ¿Tendrá José Rodríguez línea directa con el Altísimo? ¿O deberá marcar algún prefijo? Juzguen ustedes:
  • (Los políticos de PP, PSOE y sus "renacuajos" son) Batracios que traicionan a Canarias y ayudan al Estado opresor a que sigan apretándoles las clavijas a los canarios. Es decir, oprimiendo al pueblo canario. Eso es un delito y un pecado. Quién sabe si algún día serán juzgados por lo que están haciendo.
  • Aquí no hay otra alternativa que la humana y la divina, la divina y la humana: la independencia. La independencia, además, es el régimen político natural de una nación archipielágica como es Canarias. Quiera Dios que seamos nación antes que nos fuerce Mohamed VI a ser provincia de Marruecos aunque con autonomía total, como están haciendo con el Sahara.

(Un inciso: quedará para la posteridad la rastrera y alucinante alusión a la autonomía total que los marroquíes conceden al Sahara. Esa misma autonomía que, según parece, el gobierno y el parlamento de España le niegan a Canarias.)

Pues nada, los que crean en el iluminado verbo de Rodríguez, ya pueden quitarse la camisa y salir en procesión, azotándose cada cuatro pasos mientras el bienaventurado jefazo de El Día recita sus rezados.

¿Alguien se apunta?

lunes, 13 de septiembre de 2010

El moderno Cagliostro

Bajo el nombre del conde Alessandro Cagliostro se ocultaba en realidad Giuseppe Balsamo, un siciliano que como tantos de sus paisanos, llevó una vida poco clara, diríamos hoy. Para ser más exactos, se metió de cabeza en una serie de escándalos por estafa, por los que terminó dando con sus huesos en la cárcel. Pero, ¡ay! hasta ese momento logró burlar (y de paso burlarse) de la credulidad de buena parte de la nobleza europea (sobre todo francesa) del siglo XVIII. Alegaba il signore que su vida duraba miles de años, que poseía el conocimiento para fabricar el oro y el secreto de la inmortalidad, y toda una sarta de embustes a cada cual más atrevido y espectacular. Y para lograr su propósito de vivir a costa del prójimo, tenía lo que había que tener: un rostro de hormigón armado y la habilidad de un trilero para vender como ciertas sus mágicas recetas. En su caso, no tengo muy claro que su conducta fuese moralmente reprobable del todo, habida cuenta de cómo se las apañaban los nobles franceses (y de todas partes) de la época para nutrir sus ya repletos bolsillos (quien roba a un ladrón...). Pero en todo caso, encontró el fin que merecía y pasó a la historia como uno de los embaucadores más grandes (si no el que más) de todos los tiempos.

Dice un proverbio, francés por cierto, que aquellos que ignoran la historia están condenados a repetirla. Esta frase de sin par sabiduría nos permite apreciar el verdadero valor de la historia como disciplina de estudio, resumida por Arturo Pérez-Reverte (maligno español y esclavista de idílicos guanches indefensos) en una sola frase: porque fuimos lo que fuimos somos lo que somos. Al mismo tiempo, el proverbio nos advierte frente a situaciones o personajes cuyo comportamiento encuentra eco en el pasado pues, como ya sabían en el Antiguo Egipto, no hay nada nuevo bajo el sol. Los que ya saben de qué va este blog habrán sin duda adivinado la intención de la cabecera, así como a quién identifico como el moderno Cagliostro: ciudadano español (mal que le pese), natural y residente de Santa Cruz de Tenerife (para oprobio de sus vecinos), aunque con ancestros grancanarios, dueño de un grupo de comunicación de cuyo periódico es a la vez editor y director. Su nombre, José Rodríguez Ramírez. Hoy nos ha vuelto a dejar en el comentario de su periódico sobradas razones para equipararle con el siciliano que decía conocer la piedra filosofal (en su caso, la independencia de Canarias). Ahí van las perlas de nácar:

  • (...) estas Islas terminarán formando parte de un archipiélago miserable y poblado por gente hambrienta. (...). Esas son las intenciones de la Metrópoli que nos coloniza: empobrecernos cuanto más mejor para que no podamos sublevarnos y romper las cadenas que nos esclavizan. (...) Eso es lo que desean también los españolistas y españolistos que viven entre nosotros, pues de esa forma siempre podrán alardear de que tenían razón cuando afirmaban que no era posible un país canario independiente de España. Lo era y lo es porque tenemos recursos suficientes para vivir como una de las naciones más ricas del mundo.
  • Acabamos de decir que, o se toman medidas, o desaparecemos. ¿Y cuáles son esas medidas? Fundamentalmente, una: la independencia. Primero la libertad. Luego, todo lo demás: la identidad de ser canarios y no españoles de pega y, como consecuencia de la libertad, la dignidad. Con independencia seremos libres y con dignidad seremos las personas decentes que no somos ahora.
  • (...) el presidente del Gobierno de Canarias (...) es un esclavo sometido a los dictados de la Metrópoli. Una situación absurda, porque don Paulino -lo sabemos fehacientemente- es un gran patriota; es un hombre que ama a su tierra y que quiere lo mejor para su gente. Sin embargo, mientras no dé un puñetazo sobre la mesa de Zapatero y le diga que (...) seis siglos de sometimiento es demasiado tiempo (...) seguirá esclavizado; él y todos.
  • Si hace eso, posiblemente Paulino Rivero (...) se pondrá al frente del auténtico nacionalismo (...) como guía indiscutible de quienes buscan la libertad; como un prócer, nos atrevemos a decir, de la lucha de los canarios por su libertad. (...) habría escrito con letras de oro una de las páginas más sublimes de la historia canaria y hasta de la historia universal.
Para empezar, echar la culpa a otro (al que interesa) de nuestros males, lección básica del manual del propagandista demagogo. No existe una crisis de alcance global que achucha a las economías del mundo, sólo la perversa intención de quien nos exprime para que estemos mal o aún peor. Y como no podía ser de otro modo, echando algo de barro sobre los que piensan (pensamos) de distinta manera. Más tarde la independencia, como la piedra filosofal que curará todos nuestros males, y luego todo lo demás, olvidándose muy convenientemente de señalar específicamente en qué consiste todo lo demás, es decir, qué medidas y recetas concretas nos sacarán de la crisis que vivimos por culpa de haber seguido un modelo económico basado en el ladrillo y el dinero fácil, algunos de cuyos responsables directos, presuntamente, susurran al oído de Rodríguez la palabra mátalo, cual hizo el carcelero Zancho con su perro. Por supuesto, sin olvidar la habitual monserga de que tenemos recursos suficientes para vivir como marajás y por la cara, pero asimismo sin especificarlos, no sea que no existan más que en la imaginación del escribiente. Y por último, un nuevo, peloteril y empalagoso halago a la figura de Paulino Rivero, nuestro Pau, nuestro mago del Sauzal, como le llamase en su día esa vergonzosa (a juicio de Rodríguez et al.) diputada de Coalición Canaria llamada Ana Oramas.

Ciudadanos de bien, personas respetables de Tenerife, mentes bienpensantes, gentes honradas de esta isla y de Canarias entera: guardaos de las ponzoñosas palabras del Cagliostro de Santa Brígida, tan falso y artero en su proceder como lo fue su siciliano antecesor. Es mi consejo.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Las labores de Ana Oramas

No es la primera vez que los comentarios de El Día tienen a Ana Oramas como objetivo predilecto de invectivas, reproches y hasta insultos marca de la casa. De hecho, de seguir así las cosas es posible que, en breve, la diputada tinerfeña reemplace a Santiago Pérez en el primer lugar del ranking de las iras de Clark Kent. Dudoso honor, por cierto. Hará bien la señora Oramas en proveerse de un buen puñado de kriptonita, por lo que le pueda caer encima. La dosis de jarabe de palo que está recibiendo en estos mismos momentos así lo aconseja. Lean:

  • ¿Por qué doña Ana Oramas ha sido tan desleal con Tenerife, con Canarias y con el pueblo que la eligió? ¿No será mejor que abandone la política, se dedique a sus labores y trate de borrar el mal recuerdo entre sus compatriotas? El daño que le está haciendo a Canarias es inmenso.
El comentario no aclara, como es de esperar, el concepto que tiene la mano escritora del término sus labores. No sé ustedes, pero a quien escribe le recuerda sospechosamente a aquellas épocas, afortunadamente caducas hace bastante, en las que en el documento de identidad de tantas españolas (y, por supuesto, canarias) figuraba ese odioso eufemismo para designar a las tareas domésticas que, se asumía entonces, eran lo que por naturaleza le correspondía a las mujeres. Semejante tufo rancio, machista y retrógrado no puede sino ser producto de una mente que, por mucho que intente ocultarlo o disimularlo, vive anclada en un tiempo del que a buen seguro nunca quiso salir (para muestra este delicado botón). Lo más patético es que, unas líneas más adelante, saltan con esto:

  • Además, ha optado también doña Ana por la mala fe al atacar a nuestro periódico porque dice que la hemos insultado. ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Desde cuándo la crítica política es un insulto? ¿Desde cuándo lo es decir la verdad?
Después de leer algo semejante tengo que manifestar que, o el autor de estas líneas (José Rodríguez o quien sea) padece algún problema de salud mental, o es una basura de persona, por no decirlo de un modo más explícito. Y no es que sienta devoción por Ana Oramas y su partido, pero es indignante comprobar cómo se queja de forma tan amarga como hipócrita de falta de respeto quien se salta las normas más elementales al respecto, todos los santos días. Si de verdad hay personas que creen lo que dicen estos tarados, de veras que me avergonzaría de ser canario.

martes, 7 de septiembre de 2010

¡Soma, soma, soma!

En su novela de ficción Un Mundo Feliz, el escritor británico Aldous Huxley pintaba una sociedad ideal, una utopía basada en una tecnología avanzada que procuraba a todos los seres humanos sus objetivos vitales básicos: bienestar, paz y felicidad. Pero ello no era posible sin ciertos sacrificios: adiós a la familia como institución, adiós a la cultura y la religión, a la diversidad e incluso a la ciencia como actividad intelectual. Asimismo, una característica de la sociedad huxleysiana era la división social en cinco castas, desde la superior (Alfas) a la inferior (Epsilones). Sólo los seres humanos nacidos al amparo de la primera eran fetos de desarrollo normal, el resto eran manipulados de una forma u otra para alterar su desarrollo embrionario y, a resultas de ello, sus capacidades intelectuales, tanto más cuanto más baja era la casta. Así, los epsilones habían sido reducidos al papel de imbéciles, fácilmente manipulables como fuerza de trabajo, y por supuesto constituían la casta mayoritaria. ¿Cómo es posible que todos acepten sin más su papel, sin deseo alguno de mejorarlo? Pues gracias a una droga llamada soma, que proporciona a sus consumidores (o sea, a todos los ciudadanos) tal sensación de éxtasis y placer que hace innecesarias la filosofía y la religión. La producción y administración de soma, por supuesto, están bajo estricto control. En suma, la novela constituye una crítica demoledora de las sociedades dirigidas, tanto marxistas como capitalistas: la felicidad total sólo es posible si está dirigida y controlada. Y enseña también que el dolor y el sufrimiento son parte de la existencia, de la vida misma, y no pueden ser suprimidos sin más, so pena de deshumanizar la sociedad. También es un aviso permanente contra los demagogos iluminados que prometen la felicidad gratuita a cambio de nada.

Desde el periódico El Día se pretende convertir a Canarias en un mundo feliz, de características casi calcadas a las que describe Huxley en su sociedad utópica. La independencia de las islas se promete como fuente de felicidad y riqueza material, se postula como solución digna ante una situación de opresión y expolio, y sirve de excusa para poner en la picota a todos aquellos que según el susodicho diario obstaculicen la ansiada realidad (¡pim, pam, pum, fuego!). Para conseguir este fin es imprescindible manipular a los lectores, convirtiéndoles en personas acríticas a base de mentir reiteradamente, deformar y falsear la realidad, repetir las mismas consignas y atropellar sin tapujos a los enemigos de la sociedad perfecta. En otras palabras: cuanto más (y cuantos más) epsilones, mejor. La independencia, curiosamente, se convierte por arte de magia en el soma de Huxley, ya que bajo ella no hay, ni puede haber, aspecto negativo alguno. Todo son promesas de bienestar, felicidad, dignidad y libertad; mientras que en la situación actual, el pueblo canario se encuentra justamente bajo la miseria, la desesperación, la humillación y la esclavitud. La independencia, por sí sola, traerá riqueza, seguridad y dicha imperecederas. Y pobre del que piense lo contrario.

El comentario de hoy, a falta de algo más que contar, es un capítulo más de esta historia que los tinerfeños y los canarios seguimos padeciendo a manos de Clark Kent y sus secuaces:
  • Si esto (la independencia) no se produce, (...) antes de que concluya 2010 (...) en los meses siguientes se producirán altercados en este Archipiélago. Es algo que no deseamos porque siempre hemos repudiado la violencia venga de donde venga. Sin embargo, el pueblo canario está cansado de tanta esclavitud.
  • La autonomía es un burdo disfraz para mantenernos bajo el yugo colonial. Si en algunas regiones españolas -es el caso de Cataluña, el País Vasco o Galicia- consideran que el modelo autonómico está agotado y lo que se impone es la independencia, con mucha más razón podemos decir lo mismo en Canarias (...) Canarias no es una región española; no está unida físicamente a Europa -aunque sí nos unen lazos culturales y económicos a los que no pretendemos renunciar-, sino que está en otro continente y a 1.400 kilómetros de distancia de las costas españolas.
  • ¿Se puede ser nacionalista y, al mismo tiempo, actuar con tanta pasividad, con tanta indolencia ante la brutal opresión que padece este pueblo desde hace casi seiscientos años? ¿No les dan pena a los nacionalistas los cientos de miles de parados y los miles de hambrientos que existen en Canarias? ¿No se dan cuenta de que si Canarias fuese una nación independiente otro gallo nos cantaría? ¿No les ha dicho nadie que tenemos recursos suficientes, tanto los actuales como los potenciales, para ser una nación pequeña pero rica, tal vez una de las más ricas del mundo? Qué pena nos dan esos hambrientos, esos parados, esos desesperados. Qué pena nos da una juventud en paro -en algunas islas están desempleados el 40% de los jóvenes-, cuando esa nueva savia podría estar gobernando su tierra sin las ataduras, los miedos y también, por qué no decirlo, las sinvergüenzadas políticas de sus mayores.
  • No se puede ser afortunado bajo un yugo colonial; menos aun si ese yugo es el español. Nos duele decir esto, pero debemos manifestarlo así porque esta es la verdad: España ha sido uno de los países más déspotas, si no el que más, en la historia universal. Por eso sabemos que de España no podemos esperar nada; sin embargo, en los nacionalistas sí confiábamos. ¡Cuánto nos han decepcionado!
  • ¿Quiénes son los culpables de la enorme tasa de paro que hay en Canarias, así como del hambre y la miseria que se apoderan de las Islas con pasos de gigante? Lo repetimos: Ana Oramas, José Luis Perestelo y Paulino Rivero.
Mentira número uno: el pueblo canario está cansado de tanta esclavitud. No hace ni dos meses que el 86% de la población canaria decía sentirse orgullosa o muy orgullosa de ser también española. Claro que como la encuesta es obra del Centro de Investigaciones Sociológicas, habrá que declararla sospechosa porque sirve a oscuros intereses. Más aún si quien se hace eco de la publicación es un periódico de Gran Canaria. Mentira número dos: el desempleo y el hambre que sufre Canarias son culpa de la situación colonial. Más bien creo que son el resultado lógico de un modelo económico basado en la construcción desenfrenada y el turismo, así como de las actuales crisis económica y financiera que, conviene recordarlo, tienen alcance global. Desde este punto de vista, curiosamente, los políticos de Coalición Canaria (entre ellos los directamente acusados por El Dia) sí serían responsables, al menos en parte, de la situación actual, pero no por su negativa a remar en favor de la independencia, como reclama Garibaldi (Mentira 2b), sino por haber hecho de Canarias un paraíso para el ladrillo y el asfalto, cuya consistencia se ha derrumbado como un castillo de naipes. Mentira número tres: Canarias no es una región española porque no está unida físicamante a Europa, con la que sí nos unen lazos culturales y económicos. El argumento es en sí mismo contradictorio: si la europeidad de Canarias se basa en lazos culturales y económicos, ¿por qué no la españolidad? Dicho de otro modo, lumbreras: si no podemos ser españoles por mor de la distancia, tampoco podemos ser europeos, no importa los lazos que existan o hayan existido. Y sí somos españoles porque, además de que así lo siente y manifiesta la mayoría de las gentes de esta tierra, y además de lazos culturales y económicos, tenemos vínculos de sangre que se pretenden ocultar a toda costa. Es falso que seamos exclusivamente guanches: somos eso mismo, andaluces, extremeños, castellanos, portugueses y berberiscos. Y ojalá que seamos mucho más y más variado que eso, pues el mestizaje ha sido y es fuente de vida, y la endogamia sólo lleva a la idiotez. Mentira número cuatro: la juventud canaria podría gobernarnos. Líbrenos Dios. Si es esa misma juventud que ha renegado de los estudios en pos del dinero fácil, si es esa juventud que alegremente se ha apuntado al ladrillo, seducida por los bienes materiales (incluyendo en no pocos casos familia) a los que ahora se ve obligada a renunciar, y sin un mísero título académico o profesional con el que rellenar un currículum decente, si es esa juventud que ha olvidado el significado de palabras tales como esfuerzo, sensatez, responsabilidad, dificultad, previsión y ahorro, entre otras, entonces no, gracias. Mentira número cinco: España ha sido el país más déspota de la historia universal. En la historia española hay, desde luego, sombras y algunas de ellas muy oscuras. Pero no creo que España haya sido en su momento más déspota que la Gran Bretaña de su Graciosa Majestad, con su monopolio de esclavos y su exterminio deliberado de algunas poblaciones indígenas, por no mencionar a la Alemania hitleriana, la China de Mao o la Camboya de Pol Pot, y la Unión Soviética de Stalin y Kruschev, responsables de millonarias matanzas sistemáticas o, echando la vista atrás, los grandes y pequeños imperios que se construyeron sobre la base de la mano de obra esclava o servil (Egipto, Grecia, Roma, Persia, Rusia o Turquía, por poner algunos casos). Mentira número seis: si no se reconoce la independencia antes de final de año, habrá altercados en Canarias. Simplemente, apuesto a que no.

Y la MENTIRA más gorda, flagrante y descarnada: la independencia nos traerá toda clase de bienes. Eso sólo sería posible si la sociedad canaria estuviese preparada para ello, que no lo está, y si no tuviésemos al lado a un tiburón marroquí dispuesto a tragarnos de un solo bocado.

¿Habrá aún quien, como un epsilón degradado e inconsciente de sí mismo, se atreverá a reclamar su dosis diaria de fantasías animadas para echarle la culpa a quien no debe de sus males?

¡Soma, soma, soma!

lunes, 6 de septiembre de 2010

¡Pim, pam, pum!

Después de un par de meses zurrándole la badana al siempre entrañable José Rodríguez y a su periódico (con el intervalo vacacional de por medio, que hasta Dios descansó el séptimo día), me voy a tomar un respiro. No es que vaya a dejar huérfanas estas líneas, fuente de inapreciable y terapéutico desahogo, sino que voy a echar un poco la vista hacia atrás y hacer recuento. Tampoco es que el camino recorrido sea muy largo, cierto, pero algo se puede ir extrayendo de toda la "literatura" (un decir) que el ínclito führer (del alemán, guía, jefe, líder, conductor) del periódico azul ha tenido a bien obsequiarnos durante este breve lapso, apenas una muestra si se compara con los ríos de tinta que ha vertido durante años. El camino, sin embargo, es un poco menos largo si se tiene en cuenta que su discurso, otrora afecto sin tapujos a la españolidad más rancia durante décadas, ha dado un giro copernicano para declararse enemigo declarado de cuanto desprenda el más mínimo aroma a español, y abrazar con éxtasis teresiano la causa de la libertad de nuestro oprimido pueblo guanche.

Dicho giro sucedió, podríamos decir, el otro día, pero es la causa última que me ha impulsado a criticar sus panfletos. No por independentistas en sí mismos (allá cada cual con sus ideas) sino por los argumentos que en su favor emplea el condottiero biancoazzurro. Porque quien escribe sospecha (sólo sospecha) que el mencionado giro sólo es explicable si alguien (Zancho) dicta órdenes a José Rodríguez, mano ejecutora por la parte que le toca. Insisto: sólo sospechas.

En fin, recapitulando, aquí tenemos los principales aspectos de la Escopeta (Nacional) Canaria:
  1. Tiro al español. El español ha pasado a ser alguien ajeno, no longer propio. Los canarios que tenemos a bien sentirnos también españoles hemos sido despojados de la noche a la mañana de toda legitimidad para así pensar y sentir. Es absurdo que seamos españoles, por algo tan simple como la distancia. Los españoles fueron los bellacos que entraron a saco en las islas (cosa que no siempre fue verdad) y que nos esclavizaron. Nada tenemos pues que ver con los colonos que llegaron tras ellos y empezaron a dejarse la piel para sobrevivir en estas tierras, en condiciones a menudo muy difíciles.
  2. Tiro al canarión. Faltaría más. La eterna seña de identidad del diario azul. Nada de cuanto venga de Gran Canaria puede ser bueno, por definición. A Gran Canaria ni agua, y por lo pronto, empecemos por castrarla quitándole el "Gran". Y ojo, que siempre están alerta para hacer de las suyas. Aquí viene otro de los mitos de El Día: El Sanedrín de Vegueta, presunta sociedad maseojudónica (versión libre de la conspiración judeomasónica a cuyos patrocinadores José Rodríguez no es en absoluto ajeno) cuyo fin último sería la supremacía píopío a expensas del sufrido pueblo tinerfeño. De no ser porque Clark Kent nunca descansa, claro.
  3. Tiro al sociata. Si bien José Rodríguez no ha dudado en autocalificarse como persona de izquierdas (¡Manda gónadas!, Federico Trillo dixit), parece que los socialistas no son correligionarios suyos. Da igual si son del gobierno de España (ZP, José Blanco y compañía) o locales, especialmente grancanarios... con una notabilísima excepción: Santiago Pérez, encarnación diabólica que de cuantos males políticos que alguna vez han sido puede representar persona alguna. Pero atención: si alguna vez las decisiones de los gobernantes socialistas van en el buen sentido, a la patria canaria ni mentalla.
  4. Tiro al ecologista. Al falso, claro. Del verdadero nunca conoceremos ni su identidad, presumiblemente todo aquél dispuesto a tragar con los atropellos que a nuestra casta empresarial (léase constructora) se le pase por la cabeza, ocurra lo que ocurra con nuestro singularísimo medio natural y con los seres que lo pueblan. Y como puestos a disparar, es mejor matar varios pájaros (palomas rabiches, por ejemplo) de un solo tiro, ¿por qué no asociar a los ecologistas de Ben Magec, ATAN u otros con los odiados canariones o con el mismo Santiago Pérez? Negocio redondo.
  5. Tiro al nacionalista. Al falso, también, sí. Los balinazos gordos quedan reservados para Ana Oramas y José Luis Perestelo, diputados de Coalición Canaria. Quién iba a decirlo. Pero los tiempos cambian, y ahora el verdadero nacionalista es aquél que aboga por la independencia, cómo no. Los demás no son sino españolistas que, políticamente, tienen los días contados pues la marea de libertad es ya imparable. De ahí los empalagosos halagos hacia Miguel Zerolo (con palas de tierra sobre el espinoso affaire de Las Teresitas) y al tapado Paulino Rivero, un patriota que es tan, tan, tan listo que se hace pasar por españolista cuando su corazón hierve de sentimientos de libertad.
  6. Tiro a la Universidad (¡de La Laguna!). Algo normal para quien se vale de las prácticas propagandísticas basadas en la mentira, el miedo y el engaño: hay que denunciar a los intelectuales, a la gente pensante, con sentido crítico y sobre todo discrepante con nuestra sacrosanta doctrina. Y atención a la oferta 3 x 1: los profesores de la ULL que contradicen a El Dia están a sueldo de los enemigos canariones y patrocinan a los falsos ecologistas. Otra vez, negocio redondo.
En fin, que la escopeta de feria tiene varias recámaras para otros tantos tiros, y si alguien se postula como posible blanco de las iras de quien-tú-sabes, no le quepa duda de que recibirá el balinazo correspondiente. Eso sí: todas las escopetas de feria están trucadas. Y a juicio de quien escribe, ésta no es una excepción.

domingo, 5 de septiembre de 2010

¿Quién teme al moro feroz?

Una de las majaderías más recientes del periódico azul es la de intentar asustar a los lectores, arguyendo que nuestros vecinos marroquíes pueden anexionarnos a su reino cuando así lo deseen, so pretexto de que nos encontramos dentro de su Zona Económica Exclusiva. Una amenaza de la que sólo nos veríamos libres, claro está, una vez conseguido nuestro estatus de respetabilísima república (¿bananera?) independiente. Esta es, a juicio de nuestro anciano camarada Rodrigov, una razón de peso para dejar que los marroquíes sigan machacando a su antojo a los saharahuis, no sea que los vecinos se enfaden y nos invadan sin más. Eso sí: si somos una nación independiente no sólo estaríamos completamente a salvo de las supuestas ansias expansionistas marroquíes, sino que además seríamos poco menos que el reino de Saba. El cuento de casi siempre.
Tal estado de opinión surgió el miércoles pasado, a raíz de las agresiones que un grupo de ciudadanos españoles sufrió a manos de presuntos civiles marroquíes indignados por su reivindicación de libertad para el pueblo saharahui, una libertad que Marruecos les sigue negando desde hace treinta y cinco años. Para los marroquíes, el antiguo Sahara español es una provincia más, y les resulta inadmisible que se tracen las fronteras que le separan del reino alauí. Puedo decirlo con pleno conocimiento de causa porque lo he visto con mis ojos. ¿Que las Naciones Unidas dicen lo contrario? A tomar viento. Ahora bien: el Sahara está bajo soberanía marroquí de facto, pero no de iure, toda vez que la comunidad internacional no la ha reconocido. Incluyendo a España, por cierto, por más que su actuación en este contencioso haya sido más que deplorable, dejando a los saharahuis abandonados a su suerte, dicho sea de paso. Al día siguiente, jueves 2 del corriente, El Dia volvió a lo mismo, fiel a su estilo, pero añadió una interesante coletilla:
  • Lo repetimos: si Marruecos se inflama, el fuego llega a Canarias. Marruecos nos puede declarar provincia suya cuando quiera, y el mundo le dará la razón, porque Canarias no está en territorio español; está en las aguas jurisdiccionales y en la Zona Económica Exclusiva de Marruecos. Insistimos en esto una y otra vez porque no se trata de la mentira repetida mil veces, sino de la verdad repetida mil veces para que seamos conscientes del riesgo a que nos tiene expuesto el egoísmo español.

Resulta la mar de curioso que el amigo José Rodríguez aluda a la mentira repetida mil veces, una figura a la que este humilde autor ha recurrido para calificar los argumentos empleados en los editoriales y comentarios de El Dia en apoyo de su delirio independentista. Pues en opinión de quien escribe, no son más que un conjunto de mentiras que, por repetidas, se pretende implantar en la sesera de los lectores. Táctica pura y dura de propagandistas nazis, o sea. ¿Será que los ojos de nuestro sin par Garibaldi se han fijado en este blog? No esperaría semejante honor, la verdad.

En el editorial de hoy, y entre el habitual potaje de asuntos que provocan los sinsabores, indignación y lamentos del Denunciador de Santa Brígida, se puede leer una entrega más del culebrón marroquí. Y me viene a la mente la tonada que, despreocupados, cantaban los Tres Cerditos en las pelis de Walt Disney: ¿quién teme al moro feroz, al moro, al moro? Ojo, que el término moro no es xenófobo, pues deriva del latín maurus, que es como los romanos llamaban a los habitantes del Atlas y a las tribus beréberes de Mauritania por el tono oscuro (moreno) de su piel. Aquí va el texto en cuestión:

  • (...) Marruecos cuando quiera nos convertirá en una de sus provincias. Y tendrá todas las bendiciones de la ONU y del mundo, porque Canarias no es tierra española ni tendrá protección española porque no puede tenerla. Geográficamente, Canarias es una nación (hoy es una colonia, pero las colonias tienen que desaparecer aunque estén disfrazadas de comunidad autónoma) en la que todavía quedan residuos de españolidad, de españolistas y españolistos. Pero si esa calidad de nación no se materializa en un Estado soberano tras la independencia, Marruecos puede anexionarnos con un simple decreto porque estamos en sus aguas jurisdiccionales y en su Zona Económica Exclusiva. El caso es que como nación, y en virtud del Derecho Marítimo Internacional, tendríamos una extensión de ¡700.000 kilómetros cuadrados de mar!

Una vez leído el parrafito, me puse a investigar. Pues no es que me vaya a creer lo que dicen estos señores sin más. El concepto de aguas jurisdiccionales es algo difuso, pues viene a ser la superficie marítima (así como el lecho y el subsuelo marinos, si fuera el caso) sobre el que un determinado país tiene algún tipo de jurisdicción. Y aquí viene una distinción muy interesante: se habla de Zona Económica Exclusiva (ZEE) como si ello fuese equivalente a hablar de aguas marroquíes. Y como era de esperar, no es cierto. La ZEE abarca una distancia de 200 millas marinas contadas a partir de la línea que delimita la costa del país, pero los derechos del país ribereño sobre su ZEE se limitan a la exploración y explotación de sus recursos, y siempre que ello no entre en conflicto con las aguas de un país vecino, como sería nuestro caso, pues en ese caso se deberá adoptar algún acuerdo bilateral o, en última instancia, acudir a los tribunales internacionales. No se trata por tanto, como parece que se quiere hacer creer, de aguas de plena soberanía, sino sólo de soberanía limitada. Las aguas de plena soberanía se circunscriben a 12 millas marinas contadas a partir de la línea de costa del país ribereño, siendo lo que se llama Mar Territorial (artículos 2 y 3 de la Convención del Mar de 1982). Es decir, que si Marruecos nos invadiese alegando que estamos dentro de su ZEE cometería un acto de agresión contra un país vecino y violaría flagrantemente la legalidad internacional.

Pero vamos a más. Resulta que, para que poder afirmar que nos hallamos dentro de la ZEE marroquí, es condición imprescindible reconocer la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental. Si no, no hay ZEE que valga, y un solo vistazo a los mapas y las fronteras basta para confirmarlo. Resulta que la comunidad internacional niega la mayor a Marruecos, pero El Dia no:

  • Hoy queremos mejorar nuestras ideas contenidas en ese párrafo preguntándonos por qué esos mismos que desplegaron pancartas pidiendo la independencia del Sahara, y para ello tuvieron que desplazarse a través de un transporte marítimo o aéreo a esa provincia marroquí (hasta que la ONU decida), por qué esos mismos, como decimos, no han desplegado otras pancartas en Tenerife (o en cualquier lugar de Canarias) pidiendo la libertad del pueblo canario. ¿Por qué los saharauis tienen derecho (que lo tienen) a ser libres y los canarios no? Al menos los saharauis ya están en los foros internacionales pidiendo un veredicto. Incluso si lo perdieran, su autonomía sería completísima. La nuestra no porque nos domina otra nación que existe en otro continente, que es la que nos da órdenes y exige el derecho de pernada política sobre hombres, mujeres, niños y niñas.

En otras palabras, José Rodríguez y sus secuaces no quieren ver que el Sahara no es una provincia marroquí, y no quieren ver que en Marruecos no existe la libertad de expresión para el pueblo saharahui y que esa sola razón (no la única, por cierto) basta para justificar sus pancartas. Conocen la monstruosidad que afirman, desde luego, pero pretenden darle la vuelta a la tortilla. Y yo vuelvo a preguntarles: ¿por qué ustedes, cobardes, se pliegan de esa manera a los atropellos actuales de Marruecos sobre los saharahuis? ¿Por qué son tan valientes para reclamar la independencia de Canarias y no la del Sahara, para no enfadar a los marroquíes? ¿No será porque en Canarias disfrutan de una libertad que en Marruecos es sólo fantasía? Pero lo que sigue tiene menos desperdicio aún: si los saharahuis viesen frustrada su reclamación de independencia, ¡tendrían una autonomía amplísima!, pero nosotros los canarios no la tenemos porque nos domina otra nación. Osea, que Marruecos no domina el Sahara con mano de hierro, qué va, y su rey estaría contentísimo de poder otorgar a los saharahuis una autonomía como la que, pongamos por caso, disfruta hoy Canarias. Una vez más, mentiras y más mentiras. De verdad, señores, ¿a quién pretenden ustedes engañar?

Ah, por cierto, si alguien quiere empaparse sobre derecho marítimo internacional, le recomiendo esta página. Apuesto a que la encontrará muy interesante, incluyendo las razones por las que a Marruecos no le interesa armar mucha polvareda sobre su soberanía marítima y ¡oh, sorpresa! descubrir que es precisamente España quien, si así lo deseara, podría declarar su ZEE de facto sin tener en cuenta a Marruecos.

Ante los comentarios de El Día, mi mejor recomendación es: seamos críticos. Sólo así seremos libres de verdad.

sábado, 4 de septiembre de 2010

¡Vade Retro, Sa...ntiago!

El Día no se ha distinguido precisamente por sus querencias hacia el Partido Socialista Canario, a pesar de la vocación social-comunista del Camarada Rodríguez, confesada en uno de sus más memorables comentarios. Nada que objetar. En cuanto a la falta de feeling (Josep Guardiola dixit) con el PSC, claro. Cada medio o grupo de comunicación es dueño de dorarle la píldora a quien quiera. Así, si uno se zambulle en los medios del grupo PRISA sabe perfectamente cuál es su caballo ganador, o al menos cuál no lo será jamás. Idem pero a la inversa si opta por medios como la radio episcopal, El Mundo, ABC o los más recientes grupos afines a la derecha política: esRadio-Libertad Digital y el Grupo Intereconomía, amén de sus respectivas cadenas de televisión. Eso sí, después todos cacarean de objetividad e independencia, y es ahí cuando el que suscribe se ríe lo suyo. El periódico azul, por su parte, siempre ha defendido los intereses de la burguesía constructora tinerfeña que, hace ya décadas, decidió travestirse de nacionalista con el único propósito de garantizarse los votos y, por ende, el poder casi omnímodo de hacer o deshacer a su antojo bajo el eslogan: porque somos de aquí. O similar. Un grupetto social y económico que ha hecho de Tenerife y, en buena medida de Canarias, su reino de taifas particular, apoyado si así era preciso por su marca blanca: el Partido Popular de Canarias.
Pero estábamos con el PSC. Corren malos tiempos para la lírica en la calle Ferraz de Madrid, y también en casi todas sus sucursales, Canarias incluida. La imagen de ZP se desmorona como un castillo de naipes, gracias a sus propios y estruendosos errores, tanto políticos como de gestión económica. Y así las cosas, su otrora férreo control del partido se resquebraja. Un contestón Tomás Gómez desafía a Trinidad Jiménez como candidato a batirse el cobre frente a Esperanza Aguirre en Madrid. Y en las islas, la autoridad del recién elegido secretario general de los socialistas canarios, José Miguel Pérez, como futuro candidato a la presidencia del gobierno regional ha sido cuestionada por uno de sus correligionarios: Santiago Pérez. Tanto uno como otro exigen elecciones primarias para designar al candidato oficial.
Al mandamás de El Día le trae sin cuidado la figura de Tomás Gómez, cosa lógica por otra parte. Pero la de Santiago Pérez no. En absoluto. El torrente de insultos y descalificaciones que ha suscitado y suscita el político lagunero en el periódico capitalino es otro de los mantras a los que su jefazo nos tiene acostumbrados. Yo soy tremendamente escéptico acerca de la figura de Santiago Pérez a quien, considero, le pueden su afán de protagonismo y sus actitudes histriónicas. Rozó la gloria en las municipales de 1999 frente a Ana Oramas, pero no sólo perdió la alcaldía por un puñado de votos, sino también perdió los papeles frente a quienes le desbancaron, cavándose su propia fosa con sus desaforados aspavientos de perdedor resentido (tal cual sucedió después con Juan Fernando López-Aguilar) y contribuyendo decisivamente a catapultar a su contrincante quien, cuatro años después, le dejó a la altura del betún. Y mientras Oramas saltaba grácilmente al primer plano de la política nacional en el Congreso de los Diputados, Pérez navagaba como el Holandés Errante entre el senado, el cabildo y los asuntos de su propio partido, siempre en segundo plano. De modo que no creo en su gancho electoral para ganar unas elecciones y así desmontar de una vez el chiringuito que con mucho esfuerzo pero con impagable beneficio mutuo han gestado Coalición Canaria y el Partido Popular.

Eso sí: ha bastado que el propio Pérez se haya postulado como posible candidato a la presidencia del gobierno canario para que en el Dia se haya destapado la caja de los truenos, montando una pirotecnia que parece diseñada por los hermanos Toste. El título del comentario de hoy lo dice absolutamente todo: Cualquiera menos Santiago Pérez. Y es completamente insólito que José Rodríguez prefiera a un candidato grancanario como José Miguel Pérez antes que a un socialista tinerfeño. Pero es que, a juicio del mandamás del periódico azul, a Santiago Pérez sólo le fantan los cuernos caprinos, el tridente y la cola puntiaguda. Aquí va la colección de cumplidos:

  • Siempre hemos abogado por un candidato de Tenerife, pero no Santiago Pérez. Antes, mejor el Diablo. Santiago Pérez es lo más nefasto que hay para el propio Partido Socialista, para el pueblo de Tenerife, para el pueblo de Canarias e incluso para él mismo, ya que se ha condenado al fuego eterno, políticamente hablando, por su trayectoria en la vida pública.
  • Es un político ruin que aspira a bolchevizar la sociedad canaria, porque siempre se ha comportado con rasgos estalinistas, leninistas y hasta troskistas. Dicho con pocas palabras, es lo peor de lo peor que ha existido en la política canaria. La gente de esta isla, y aun de todo el Archipiélago, no olvidará jamás sus continuas denuncias a instituciones y personas honradas que han conseguido en política, y también en el mundo empresarial, mucho más que él.
  • (...) su oposición a que Santa Cruz tenga una playa en condiciones. Sólo por hacerle daño a CC y a Miguel Zerolo, que tanto poder y protagonismo le han quitado al Partido Socialista, se ha opuesto el señor Pérez de una forma tenaz al proyecto de mejora de la playa de Las Teresitas.
  • También se opone a la construcción del puerto de Granadilla para que Tenerife siga en segunda categoría portuaria, siempre por detrás de Las Palmas que es de donde recibe las órdenes este político poco afecto a los intereses de los tinerfeños.
  • Con respecto a nosotros, y para acabar, en EL DÍA estamos aguantando las embestidas judiciales de Santiago Pérez, que nos ha denunciado penalmente por criticar su actuación política.

Lo reitero: tampoco soy afecto a la figura política de Santiago Pérez, en eso coincidimos (sin que sirva de precedente) el tovarich Rodríguez y yo. Pero mis razones (y las formas, creo) no tienen nada que ver con las del Clark Kent de Santa Brígida. Albergo serias dudas acerca de la claridad del proyecto de Las Teresitas y del buen hacer del alcalde santacrucero, constante objeto de adulación por parte El Día. También soy de los que creen que el Puerto de Granadilla es una cacicada y un atropello al medio marino. Y sí, creo que Santiago Pérez tiene buenos motivos para haber denunciado al periódico azul y a su director y editor por sus ataques, en nombre de una libertad de expresión de la que El Día abusa constantemente. En todo eso coincido con Santiago Pérez.

Igualmente, ojo, sin que sirva de precedente.

¡Vade Retro!

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Independencia = ¿Seguridad?

El Clark Kent de Santa Brígida sigue a lo suyo, contra viento y marea, y a la vez mareando la perdiz. Que para eso le han azuzado convenientemente y él, siempre obediente a la mano que sujeta la trahíla y le susurra al oído, cumple su parte con canina lealtad. Faltaría más, san Nicolás. O quizás debería decir San Roque, siempre acompañado del fiel perro que lamía sus pústulas.

El comentario de hoy, muy al estilo de los últimos a los que don José Rodríguez y su camarilla nos tienen acostumbrados (y martirizados), cubre distintos tópicos, casi todos reincidentes: que si los españoles fueron muy malos, que si la ONU nos hará libres por la cara (ya que, al parecer, la verdad no podrá hacerlo), que si una llamadita, nada sutil por cierto, hacia la desobediencia civil y la rebelión pacífica en el convencimiento de que la autoridad se lavará las manos y no hará nada para impedirlas (en este punto, lamentablemente, es muy posible que tenga razón) y por último, vuelta a machacar con lo del escáner para el puerto de Santa Cruz, con la insidiosa comparación con Las Palmas de por medio. Hasta aquí, nada nuevo.

Lo que de verdad llama esta vez la atención es el último párrafo, que es (por cierto) el único que tiene que ver en verdad con el título del comentario: No hay que jugar con el fuego marroquí. He aquí el texto:

Acabamos con una cuestión muy preocupante: la situación política, diplomática y nos atreveríamos a decir que hasta física entre España y Marruecos. Fuera de nuestra petición de independencia, no entramos en cuestiones que competen a otros países, como es el caso de los dos citados. No obstante, nos echamos las manos a la cabeza ante las temeridades que está cometiendo el Gobierno español, así como algunas personas que van por su cuenta al Sahara. Hay provocaciones que pueden encender al país magrebí, y si arde Marruecos, es posible que el fuego llegue a Canarias porque estamos en sus aguas jurisdiccionales y en su Zona Económica Exclusiva. Cuando seamos una nación soberana, estaremos a salvo. Mientras tanto, lo repetimos, no hay que jugar con fuego porque Marruecos se puede inflamar y quemarnos a todos.

A ver si lo entiendo, lumbrera: ¿tiene usted miedo de los marroquíes y de sus reacciones siendo como somos parte de un país soberano y miembro de la OTAN, y pretende hacernos creer que, en el caso de que se cumplan sus demenciales delirios, estaremos a salvo? ¿Así, sin más? ¿Y quién va entonces a disuadir a Marruecos de llevar a cabo sus mal disimuladas ansias expansionistas? ¿Quién y en nombre de qué le impediría engullirnos sin más, estando ahí mismo, puerta con puerta? ¿Harry Potter y su varita mágica? ¿El formidable ejército canario? ¿Su admirado Paulino Rivero, ese patriota camuflado? Pero ¿por qué clase de idiotas nos toma?

La táctica habitual: no nos metemos en cosas que competen a otros, sin embargo... Osea, que sí se meten. Y ojo, que el mensaje dirigido a los activistas que fueron a reclamar la libertad para el Sahara, no tiene desperdicio: No me molesten a los marroquíes, que nos puede pasar algo. Tiene santos bemoles que quien con tanto desparpajo predica la libertad para "su propio y oprimido pueblo", ese gran patriota, adalid de la libertad de los canarios sojuzgados, se arrugue de ese modo ante los atropellos (estos sí son reales) que sufren los saharahuis a manos del ocupante marroquí. Para ellos no hay libertad, ni derechos, ni denuncia, ni patria, ni independencia, ni nada, no sea que nos salpique. Incoherencia, lo llamarían algunos. Yo lo llamo cobardía.

Si hay algo que detesto hasta la saciedad es que me tomen por tonto. Y mucho peor: que me traten como tal. Pero claro: puesto que nadie pone a este buen señorde una vez en su sitio, el autoproclamado Denunciador Mayor de Canarias sigue adelante con sus desvaríos, que a cada día que pasa crecen como una bola de nieve ladera abajo. Y eso, la verdad, no me preocupa lo más mínimo. Sí me preocupa mucho, en cambio, que una sola persona de bien (o dos, tres, o las que sean) pueda llegar a creerse las sandeces que este señor vierte todos los días a puñados. Eso sí que me preocupa.