El Día no se ha distinguido precisamente por sus querencias hacia el Partido Socialista Canario, a pesar de la vocación
social-comunista del
Camarada Rodríguez, confesada en uno de sus más memorables comentarios. Nada que objetar. En cuanto a la falta de
feeling (
Josep Guardiola dixit) con el PSC, claro. Cada medio o grupo de comunicación es dueño de dorarle la píldora a quien quiera. Así, si uno se zambulle en los medios del grupo PRISA sabe perfectamente cuál es su caballo ganador, o al menos cuál no lo será jamás. Idem pero a la inversa si opta por medios como la radio episcopal, El Mundo, ABC o los más recientes grupos afines a la derecha política: esRadio-Libertad Digital y el Grupo Intereconomía, amén de sus respectivas cadenas de televisión. Eso sí, después todos cacarean de objetividad e independencia, y es ahí cuando el que suscribe se ríe lo suyo. El periódico azul, por su parte, siempre ha defendido los intereses de la burguesía constructora tinerfeña que, hace ya décadas, decidió travestirse de nacionalista con el único propósito de garantizarse los votos y, por ende, el poder casi omnímodo de hacer o deshacer a su antojo bajo el eslogan:
porque somos de aquí. O similar. Un
grupetto social y económico que ha hecho de Tenerife y, en buena medida de Canarias, su reino de taifas particular, apoyado si así era preciso por su
marca blanca: el Partido Popular de Canarias.
Pero estábamos con el PSC. Corren malos tiempos para la lírica en la calle Ferraz de Madrid, y también en casi todas sus sucursales, Canarias incluida. La imagen de ZP se desmorona como un castillo de naipes, gracias a sus propios y estruendosos errores, tanto políticos como de gestión económica. Y así las cosas, su otrora férreo control del partido se resquebraja. Un contestón Tomás Gómez desafía a Trinidad Jiménez como candidato a batirse el cobre frente a Esperanza Aguirre en Madrid. Y en las islas, la autoridad del recién elegido secretario general de los socialistas canarios, José Miguel Pérez, como futuro candidato a la presidencia del gobierno regional ha sido cuestionada por uno de sus correligionarios: Santiago Pérez. Tanto uno como otro exigen elecciones primarias para designar al candidato oficial.
Al mandamás de El Día le trae sin cuidado la figura de Tomás Gómez, cosa lógica por otra parte. Pero la de Santiago Pérez no. En absoluto. El torrente de insultos y descalificaciones que ha suscitado y suscita el político lagunero en el periódico capitalino es otro de los mantras a los que su jefazo nos tiene acostumbrados. Yo soy tremendamente escéptico acerca de la figura de Santiago Pérez a quien, considero, le pueden su afán de protagonismo y sus actitudes histriónicas. Rozó la gloria en las municipales de 1999 frente a Ana Oramas, pero no sólo perdió la alcaldía por un puñado de votos, sino también perdió los papeles frente a quienes le desbancaron, cavándose su propia fosa con sus desaforados aspavientos de perdedor resentido (tal cual sucedió después con Juan Fernando López-Aguilar) y contribuyendo decisivamente a catapultar a su contrincante quien, cuatro años después, le dejó a la altura del betún. Y mientras Oramas saltaba grácilmente al primer plano de la política nacional en el Congreso de los Diputados, Pérez navagaba como el Holandés Errante entre el senado, el cabildo y los asuntos de su propio partido, siempre en segundo plano. De modo que no creo en su gancho electoral para ganar unas elecciones y así desmontar de una vez el chiringuito que con mucho esfuerzo pero con impagable beneficio mutuo han gestado Coalición Canaria y el Partido Popular.
Eso sí: ha bastado que el propio Pérez se haya postulado como posible candidato a la presidencia del gobierno canario para que en el Dia se haya destapado la caja de los truenos, montando una pirotecnia que parece diseñada por los hermanos Toste. El título del comentario de hoy lo dice absolutamente todo: Cualquiera menos Santiago Pérez. Y es completamente insólito que José Rodríguez prefiera a un candidato grancanario como José Miguel Pérez antes que a un socialista tinerfeño. Pero es que, a juicio del mandamás del periódico azul, a Santiago Pérez sólo le fantan los cuernos caprinos, el tridente y la cola puntiaguda. Aquí va la colección de cumplidos:
Siempre hemos abogado por un candidato de Tenerife, pero no Santiago Pérez. Antes, mejor el Diablo. Santiago Pérez es lo más nefasto que hay para el propio Partido Socialista, para el pueblo de Tenerife, para el pueblo de Canarias e incluso para él mismo, ya que se ha condenado al fuego eterno, políticamente hablando, por su trayectoria en la vida pública.
Es un político ruin que aspira a bolchevizar la sociedad canaria, porque siempre se ha comportado con rasgos estalinistas, leninistas y hasta troskistas. Dicho con pocas palabras, es lo peor de lo peor que ha existido en la política canaria. La gente de esta isla, y aun de todo el Archipiélago, no olvidará jamás sus continuas denuncias a instituciones y personas honradas que han conseguido en política, y también en el mundo empresarial, mucho más que él.
(...) su oposición a que Santa Cruz tenga una playa en condiciones. Sólo por hacerle daño a CC y a Miguel Zerolo, que tanto poder y protagonismo le han quitado al Partido Socialista, se ha opuesto el señor Pérez de una forma tenaz al proyecto de mejora de la playa de Las Teresitas.
También se opone a la construcción del puerto de Granadilla para que Tenerife siga en segunda categoría portuaria, siempre por detrás de Las Palmas que es de donde recibe las órdenes este político poco afecto a los intereses de los tinerfeños.
Con respecto a nosotros, y para acabar, en EL DÍA estamos aguantando las embestidas judiciales de Santiago Pérez, que nos ha denunciado penalmente por criticar su actuación política.
Lo reitero: tampoco soy afecto a la figura política de Santiago Pérez, en eso coincidimos (sin que sirva de precedente) el tovarich Rodríguez y yo. Pero mis razones (y las formas, creo) no tienen nada que ver con las del Clark Kent de Santa Brígida. Albergo serias dudas acerca de la claridad del proyecto de Las Teresitas y del buen hacer del alcalde santacrucero, constante objeto de adulación por parte El Día. También soy de los que creen que el Puerto de Granadilla es una cacicada y un atropello al medio marino. Y sí, creo que Santiago Pérez tiene buenos motivos para haber denunciado al periódico azul y a su director y editor por sus ataques, en nombre de una libertad de expresión de la que El Día abusa constantemente. En todo eso coincido con Santiago Pérez.
Igualmente, ojo, sin que sirva de precedente.
¡Vade Retro!
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