Las cabezas pensantes de nuestro diario más vendido (en todos los sentidos) han hallado un filón inagotable para tamborilear sus notas en pro de la independencia de nuestro sojuzgado pueblo. La imaginación al poder, pues el recurso permanente a la misma cantinela (la distancia a las costas de Cádiz) terminaría por aburrir al lector hasta inmunizarle frente al mensaje. Algo parecido a quien escucha el parte diario de defunciones en un centro hospitalario, por ejemplo. Cosa de todos los días, realidad cotidiana que por fuerza acaba por no conmover a quien la percibe, posiblemente a su pesar. Pues bien, para que esto no suceda a los señores de El Día les ha dado, curiosamente, por resucitar uno de los miedos atávicos más antiguos de España: el miedo al moro, que se remonta a la Edad Media y los tiempos de las razzias del visir cordobés Almanzor, llamado El Victorioso. Ya he tenido ocasión de hablar de ello en otro post. Pero en la edición de hoy se vuelve a la carga sobre el mismo tema, con el estilo ramplón, contradictorio, falaz y zurupeto de siempre. Digo esto último porque la sensación permanente que destilan las líneas del editorial hacen pensar que el autor no es ni será nunca un periodista, sino un intruso de la profesión. Me permitirán que, por esta vez, no reproduzca siquiera parcialmente los contenidos. Sólo me limitaré a resumirlos y comentar por qué, en mi humilde opinión, no deben ser tenidos en cuenta.
No sé ustedes. Yo sólo le tendría verdadero miedo al moro si estas islas siguen alguna vez los oscuros designios del Mencey Loco y sus voceros. Por ahora, y para que todos me entiendan, permítanme que cante desde estas líneas: ¿Quién le tiene miedo al moro, miedo al moro, miedo al moro? ¿Quién teme al moro feroz?
¡Tra-la-la-la-lá!
- Uno: Marruecos puede exigir la soberanía de las Islas Canarias por una razón de cercanía, tal y como ha exigido la de Ceuta y Melilla. Puede que lo haga, pero no tiene razón de ser, toda vez que Marruecos no puede reclamar lo que jamás ha sido suyo, de modo que no es probable que las Naciones Unidas tengan en cuenta los delirios de la monarquía alauita. Por otro lado, la lista de la ONU de territorios a descolonizar (uno de los argumentos a los que más se aferran Rodríguez et al. para apoyar sus tesis) no incluye a Canarias, Ceuta o Melilla, ni al Peñón de Vélez de La Gomera, ni las Islas Chafarinas, ni el Peñón de Alhucemas, ni siquiera el famoso islote de Perejil. En cambio, sí incluye a Gibraltar.
- Dos: El ejército español no hará nada por defender Canarias, por culpa de los socialistas, que lo han convertido en una Oenegé. Potaje de berros. Una cosa es que el ejército español haya participado en operaciones humanitarias o como fuerza de interposición, y otra bien distinta que haya ido a recoger setas. Sin ir más lejos, las tropas españolas destacadas en Afganistán (como en su día las de Irak u otros lugares del mundo) se están jugando la piel un día sí y otro también, armas en mano y repartiendo balazos, pues se hallan en zona de guerra. El ejército español (que vuelve a levantar la inquebrantable y empalagosa adhesión de El Día) no es una oenegé por no emplearse directamente en misiones de combate: sería tal de creer las versiones oficiales que pretenden pintar una realidad edulcorada de su realidad. Pero nada más.
- Tres: Vivimos en aguas territoriales marroquíes. Falso, ya expliqué por qué. La declaración de Zona Económica Exclusiva de Marruecos no es un salvoconducto para hacer reclamaciones territoriales de ningún tipo. Además, aceptar esta idea supone reconocer la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental, algo que las Naciones Unidas no han hecho.
- Cuatro: Al menos, siendo provincia marroquí gozaríamos de amplia autonomía, como sucede con el Sahara. Esto mueve a la risa, por patético. A Abdul Rodríguez (una vez naturalizado marroquí) no le quedaría más alternativa que empalagar al Rey de Marruecos como hace con la Virgen de Candelaria, aplicándose cuidadosamente en cada acción. Porque el derecho a la libre expresión que viola sistemáticamente el jefazo de El Día con sus insultos y mentiras no existe en el país vecino. Que le pregunten si no a doña Aminatu Haidar por esa amplia "utonomía" que Marruecos ha otorgado al Sahara.
- Cinco: Francia y Estados Unidos apoyarían inmediatamente cualquier reclamación marroquí en el seno de la ONU. Si así fuese ¿por qué esperar a este preciso momento? ¿Por qué Marruecos no ha planteado esa misma reivindicación antes? ¿Por qué no somos ya marroquíes? ¿Cuál es la diferencia entre el antes y el ahora? ¿Por qué este momento es distinto?
- Seis: El ejército marroquí es superior al español. Si es así, ¿por qué no fueron los marroquíes más contundentes durante la crisis del famoso islote Perejil? El gobierno de España puso entonces en alerta al ejército, a las fuerzas aéreas y a grandes unidades navales. ¿Reaccionaron los marroquíes con una escalada bélica? No. ¿Por qué ahora sí?
No sé ustedes. Yo sólo le tendría verdadero miedo al moro si estas islas siguen alguna vez los oscuros designios del Mencey Loco y sus voceros. Por ahora, y para que todos me entiendan, permítanme que cante desde estas líneas: ¿Quién le tiene miedo al moro, miedo al moro, miedo al moro? ¿Quién teme al moro feroz?
¡Tra-la-la-la-lá!
No hay comentarios:
Publicar un comentario