Cuando nos hallábamos ante un serial interminable, cuya trama giraba alrededor de situaciones más o menos sórdidas e invariablemente enrevesadas, donde se cocinaban juntos el dinero, la lucha de poder y los amoríos más o menos rocambolescos, y que tenía lugar en algún país de la América hermana, nos referíamos a él como un culebrón. Desde finales de los años ochenta (inolvidables Caballo Viejo o Cristal), los culebrones se colaron de rondón en nuestros hogares a través de la caja tonta, desterraron al olvido a sus equivalentes norteamericanos e hicieron más llevadera la digestión del almuerzo... o no, según se implicase cada cual. Luego, pese a mantener su vigencia al otro lado del Atlántico, los culebrones han sido relegados en nuestros hogares por los programas de la llamada prensa rosa y los reality-shows. Telebasura, osea.
Desde hace unas semanas, somos testigos privilegiados del culebrón protagonizado por Gary Baldi contra Paulino Rivero tras el asunto de las emisoras de radio en frecuencia modulada. El trasfondo de la historia sería la presunta constitución de una sociedad mercantil en México (allí donde empieza el reinado de la lengua cervantina) formada por la actual esposa del presidente en funciones de Canarias y concejala en Santa Cruz de Tenerife, Angela Mena, y dos personas más que con ese fin apoderaron a un intermediario gibraltareño (siempre la Pérfida Albión detrás de todo), invirtiendo en el negocio un capital equivalente a varios miles de euracos de allá por 1997 (cuando el euro estaba aún en gestación y Manuel Hermoso ostentaba la presidencia de Canarias). Desde entonces, el siniestro Gary Baldi no ha dejado de azotar con ácido verbo al actual presidente canario, haciéndole sospechoso de todo sobre la base de nada, pues el supuesto documento ni siquiera había sido descubierto por él. Nunca hubo palabras de recriminación hacia la señora Mena ni los demás miembros de la supuesta trama: todos los palos fueron a parar a lomos del antiguo alcalde de El Sauzal. Y siempre asumiendo que el documento, cuya veracidad nadie había establecido en firme, constituía por sí solo una prueba para, cuando menos, echar el freno a la posible reelección de Rivero como presidente canario. O dicho de otro modo, pasándose por la piedra (pómez) su presunción de inocencia.
Parecía que la cosa iba a quedar en meros estallidos de pólvora entre una y otra parte, tras la petición de la Presidencia del Gobierno canario para que obrase la Fiscalía General de Estado. Y hete aquí que de repente la esposa, principal afectada, entra en escena cual leona furiosa, presta a defender panza arriba su manada. Para empezar, y según revela Canarias Ahora, remitió un escrito de rectificación al periódico azul que el gran mencey simplemente ignoró, lo cual puede habilitarla para llevarle a los tribunales. Y eso que, previamente, le habría instado a no destapar, por falsa, la cazuela de los frijoles.
Ahora, y tras la recepción de una certificación procedente de la oficina del Consulado General de España (¡Ah, la infame opresora!) en la que se afirma que no existe constancia de la concesión de tal poder (lo que puede poner en tela de juicio la veracidad del supuesto tejemaneje), parece ser que las personas presunta y directamente implicadas se proponen hacer fajitas con Gary Baldi (¡ni poco duras les iban a quedar!) llevándole a los tribunales por intromisión ilegítima en su honor. Los zarpazos de la leona pueden llegar más lejos, incluida la fuente original del asunto, la web Kanarileaks, quienes ya se han apresurado a aclarar su punto de vista: ni hemos dicho que sea cierto, ni tampoco que sea falso.
Carlos Sosa y su gente aseguran, poco más o menos, que el escozor que le puede quedar a Gary Baldi a la conclusión de esta vaina equivaldría a una indigestión de jalapeños. Si el magno prócer guanchófono-sin-micrófono repite su sino frente a los tribunales, es probable que tengan razón. Sólo que la justicia en este país es muuuuy lenta, y eso dará pie a muchos otros capítulos.
¿Demostrará Gary Baldi la cuadratura del círculo? ¿Oyó en verdad el rugir de la leona, o dirá que no funcionaba el Sonotone? ¿Quién se comió los chipotles? ¿Dónde se esconde el conde de Gibraltar? ¿Era Mountain's River una nueva marca de tequila? ¿Y... quién saldrá chingado de todo esto?
¡No se pierdan los tropecientos próximos capítulos de su serie favorita!
Desde hace unas semanas, somos testigos privilegiados del culebrón protagonizado por Gary Baldi contra Paulino Rivero tras el asunto de las emisoras de radio en frecuencia modulada. El trasfondo de la historia sería la presunta constitución de una sociedad mercantil en México (allí donde empieza el reinado de la lengua cervantina) formada por la actual esposa del presidente en funciones de Canarias y concejala en Santa Cruz de Tenerife, Angela Mena, y dos personas más que con ese fin apoderaron a un intermediario gibraltareño (siempre la Pérfida Albión detrás de todo), invirtiendo en el negocio un capital equivalente a varios miles de euracos de allá por 1997 (cuando el euro estaba aún en gestación y Manuel Hermoso ostentaba la presidencia de Canarias). Desde entonces, el siniestro Gary Baldi no ha dejado de azotar con ácido verbo al actual presidente canario, haciéndole sospechoso de todo sobre la base de nada, pues el supuesto documento ni siquiera había sido descubierto por él. Nunca hubo palabras de recriminación hacia la señora Mena ni los demás miembros de la supuesta trama: todos los palos fueron a parar a lomos del antiguo alcalde de El Sauzal. Y siempre asumiendo que el documento, cuya veracidad nadie había establecido en firme, constituía por sí solo una prueba para, cuando menos, echar el freno a la posible reelección de Rivero como presidente canario. O dicho de otro modo, pasándose por la piedra (pómez) su presunción de inocencia.
Parecía que la cosa iba a quedar en meros estallidos de pólvora entre una y otra parte, tras la petición de la Presidencia del Gobierno canario para que obrase la Fiscalía General de Estado. Y hete aquí que de repente la esposa, principal afectada, entra en escena cual leona furiosa, presta a defender panza arriba su manada. Para empezar, y según revela Canarias Ahora, remitió un escrito de rectificación al periódico azul que el gran mencey simplemente ignoró, lo cual puede habilitarla para llevarle a los tribunales. Y eso que, previamente, le habría instado a no destapar, por falsa, la cazuela de los frijoles.
Ahora, y tras la recepción de una certificación procedente de la oficina del Consulado General de España (¡Ah, la infame opresora!) en la que se afirma que no existe constancia de la concesión de tal poder (lo que puede poner en tela de juicio la veracidad del supuesto tejemaneje), parece ser que las personas presunta y directamente implicadas se proponen hacer fajitas con Gary Baldi (¡ni poco duras les iban a quedar!) llevándole a los tribunales por intromisión ilegítima en su honor. Los zarpazos de la leona pueden llegar más lejos, incluida la fuente original del asunto, la web Kanarileaks, quienes ya se han apresurado a aclarar su punto de vista: ni hemos dicho que sea cierto, ni tampoco que sea falso.
Carlos Sosa y su gente aseguran, poco más o menos, que el escozor que le puede quedar a Gary Baldi a la conclusión de esta vaina equivaldría a una indigestión de jalapeños. Si el magno prócer guanchófono-sin-micrófono repite su sino frente a los tribunales, es probable que tengan razón. Sólo que la justicia en este país es muuuuy lenta, y eso dará pie a muchos otros capítulos.
¿Demostrará Gary Baldi la cuadratura del círculo? ¿Oyó en verdad el rugir de la leona, o dirá que no funcionaba el Sonotone? ¿Quién se comió los chipotles? ¿Dónde se esconde el conde de Gibraltar? ¿Era Mountain's River una nueva marca de tequila? ¿Y... quién saldrá chingado de todo esto?
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