Habría resultado aburrido a valorar las habituales majaderías de nuestro Lord Voldemort periodístico pero hoy, fíjense ustedes, hoy me ha sacado del sopor habitual que me producen sus trasnochadas y cansinas soflamas. Se ha marcado una valoración política y no política de la figura de Alfredo Pérez Rubalcaba, recientemente designado candidato socialista a la presidencia del gobierno después de la renuncia de Carmen (o Carme, en catalán) Chacón a las elecciones primarias dentro de su partido. Lean el párrafo, no tiene desperdicio:
De forma concreta, nos parecen nefastos los componentes españoles del socialismo. Un Partido Socialista que se ha denigrado muchísimo más al designar a dedo a Alfredo Pérez Rubalcaba para suceder a Rodríguez Zapatero como candidato a la presidencia del Gobierno. Rubalcaba es actualmente el político más siniestro que existe en España. Todo el mundo dice, y con razón, que es un auténtico Fouché; el hombre que durante la época de Robespierre mandó a la guillotina a centenares de franceses; el que implantó el terror más espantoso en los días de la Revolución. Rubalcaba no sólo es la versión actualizada de Fouché. ¿Han reparado los socialistas en que la figura de su nuevo candidato no es europea? Rubalcaba carece de la personalidad adecuada para alternar con los europeos. ¿No ven que es un hombre de aspecto desaseado con una barba rala y descuidada? ¿No han advertido que tiene aspecto de bolchevique, de menchevique, de troskista y, dicho sin rodeos, de revolucionario anacrónico de las postrimerías del siglo XIX o los primeros años del XX? Además, ¿sabe inglés este señor o tendrá que ir de un lado a otro cargando al intérprete como hace Zapatero?
Mas allá de filias y fobias, no es un secreto que Alfredo Pérez Rubalcaba es un político, más que respetado, temido por la derecha, y así lo ha reconocido hasta el mismo Federico Jiménez Losantos en su blog. Como también es cierto que atesora a sus espaldas más experiencia y sabiduría de perro viejo que la bienintencionada pero bisoña señora Chacón. Hoy por hoy, guste o no, el actual ministro del Interior representa la única opción válida del PSOE para evitar que la debacle sufrida en las municipales vaya a peor en las generales del próximo año. Pero tal y como vienen dadas, no tiene ni mucho menos garantizado el éxito. A día de hoy, la figura del político cántabro me recuerda más a la de un piloto kamikaze brindando con sake al sol naciente, seguro de darle un bombazo al acorazado pepero, pero consciente de su propio final.
Ahora bien, lo del apóstol es ciertamente la milk. Si Rubalcaba es Fouché, don Pepito bien podría ser Joseph Goebbels, pues no sólo es (y con diferencia), el personaje más siniestro del periodismo canario, sino que ha usado las mismas estrategias de comunicación y propaganda que en su día encumbraron a los nazis en Alemania, predicando el odio racial y la xenofobia, y atacando abiertamente a otros canarios (ejemplos de todo ello, a miles). Dice el veterano columnista, en su octogenario delirio, que Rubalcaba es a la vez menchevique y bolchevique, concepciones diametralmente opuestas del socialismo ruso decimonónico, para luego meter a Trostky en la misma Thermomix. Y la traca final: Rubalcaba no tiene personalidad ni sabe inglés. ¿Y qué personalidad tiene Gary Baldi más allá de sus patéticas peroratas, y qué otro idioma conoce además del español? Me pregunto.
Antes de criticar a otros, haga el favor de mirarse en el espejo. A menos que tenga frente a usted al de la reina bruja de Blancanieves, ése que le juraba día tras día a su interrogadora que era la más hermosa de las mujeres. Creo que el diario azul ha inaugurado hoy una nueva época: de fijo que tendremos Rubalcaba para rato.
De forma concreta, nos parecen nefastos los componentes españoles del socialismo. Un Partido Socialista que se ha denigrado muchísimo más al designar a dedo a Alfredo Pérez Rubalcaba para suceder a Rodríguez Zapatero como candidato a la presidencia del Gobierno. Rubalcaba es actualmente el político más siniestro que existe en España. Todo el mundo dice, y con razón, que es un auténtico Fouché; el hombre que durante la época de Robespierre mandó a la guillotina a centenares de franceses; el que implantó el terror más espantoso en los días de la Revolución. Rubalcaba no sólo es la versión actualizada de Fouché. ¿Han reparado los socialistas en que la figura de su nuevo candidato no es europea? Rubalcaba carece de la personalidad adecuada para alternar con los europeos. ¿No ven que es un hombre de aspecto desaseado con una barba rala y descuidada? ¿No han advertido que tiene aspecto de bolchevique, de menchevique, de troskista y, dicho sin rodeos, de revolucionario anacrónico de las postrimerías del siglo XIX o los primeros años del XX? Además, ¿sabe inglés este señor o tendrá que ir de un lado a otro cargando al intérprete como hace Zapatero?
Mas allá de filias y fobias, no es un secreto que Alfredo Pérez Rubalcaba es un político, más que respetado, temido por la derecha, y así lo ha reconocido hasta el mismo Federico Jiménez Losantos en su blog. Como también es cierto que atesora a sus espaldas más experiencia y sabiduría de perro viejo que la bienintencionada pero bisoña señora Chacón. Hoy por hoy, guste o no, el actual ministro del Interior representa la única opción válida del PSOE para evitar que la debacle sufrida en las municipales vaya a peor en las generales del próximo año. Pero tal y como vienen dadas, no tiene ni mucho menos garantizado el éxito. A día de hoy, la figura del político cántabro me recuerda más a la de un piloto kamikaze brindando con sake al sol naciente, seguro de darle un bombazo al acorazado pepero, pero consciente de su propio final.
Ahora bien, lo del apóstol es ciertamente la milk. Si Rubalcaba es Fouché, don Pepito bien podría ser Joseph Goebbels, pues no sólo es (y con diferencia), el personaje más siniestro del periodismo canario, sino que ha usado las mismas estrategias de comunicación y propaganda que en su día encumbraron a los nazis en Alemania, predicando el odio racial y la xenofobia, y atacando abiertamente a otros canarios (ejemplos de todo ello, a miles). Dice el veterano columnista, en su octogenario delirio, que Rubalcaba es a la vez menchevique y bolchevique, concepciones diametralmente opuestas del socialismo ruso decimonónico, para luego meter a Trostky en la misma Thermomix. Y la traca final: Rubalcaba no tiene personalidad ni sabe inglés. ¿Y qué personalidad tiene Gary Baldi más allá de sus patéticas peroratas, y qué otro idioma conoce además del español? Me pregunto.
Antes de criticar a otros, haga el favor de mirarse en el espejo. A menos que tenga frente a usted al de la reina bruja de Blancanieves, ése que le juraba día tras día a su interrogadora que era la más hermosa de las mujeres. Creo que el diario azul ha inaugurado hoy una nueva época: de fijo que tendremos Rubalcaba para rato.