viernes, 20 de mayo de 2011

El Hacedor de partidos

La modestia y la humildad son virtudes que honran a quienes las ejercen, siempre en su justa medida y sin empalagos, como todo en esta vida. Gary Baldi, como ya sabemos, no tiene la más elemental noción de la una o la otra, pues no en vano se define como voz del pueblo y se proclama como poseedor de un extensísimo currículo, así como de una vasta cultura que tiene en realidad más de basta que de otra cosa, a juzgar por sus razonamientos. Porque a lo mejor es posible adquirir cultura leyendo periódicos, no lo niego... según qué periódicos, qué secciones y qué plumas. Quien suscribe, por ejemplo, tiene muy claro que de la lectura de los comentarios y editoriales del periódico azul sacará bastante poco trigo.

Pero no divaguemos más. Resulta bastante curioso (que no sorprendente, claro), comprobar que el concepto que nuestro ilustrísimo tiene de sí mismo no se limita en absoluto a los méritos o la sapiencia adquirida tras arduas horas de lectura. Además, se atribuye la facultad de encumbrar partidos políticos, más concretamente a la mismísima Coalición Canaria:
  • (...) manifestaremos una vez más que CC es una obra de EL DÍA. Porque EL DÍA apoyó primero a ATI, luego a las AIC y después a los coaligados de Coalición Canaria, porque pensábamos que eran nacionalistas puros, pero nos han defraudado. Lamentamos que CC y su cabeza máxima, que no es Claudina Morales sino Paulino Rivero, haya despreciado personal y políticamente a EL DÍA y se haya volcado con Las Palmas, con un periódico mínimo y sin sabor de Tenerife y con unas televisiones también mínimas de Tenerife.
Dejando a un lado la más que evidente inmodestia del párrafo, me permito sugerir que el apoyo prestado a ATI no tuvo nada que ver con nacionalismos (en esa época Gary Baldi honraría aún más la memoria del Caudillo, aún tibio en el Valle de los Caídos) y sí con el carácter insularista de la formación, lo que le convertiría en parapeto para defender Tenerife del espectro de la tradicional rapiña canariona, tantas veces denunciada por el apóstol de la canariedad. Que nadie se llame a engaño: la deriva del sacrosanto prócer hacia los postulados frikis de José Luis Concepción, Antonio Cubillo y compañía no tiene más de un lustro. Hasta entonces, el gran jefazo y sus adláteres no tenían inconveniente en proclamar su españolidad, festejar los aniversarios de la Constitución, descojonarse de los independentistas, y por supuesto dar cumplida reverencia al Ejército y la Guardia Civil, costumbre que aún no han perdido del todo.

Pero vamos a más: cree el mencey de la avenida de Buenos Aires que podrá apadrinar a José Luis Concepción con el mismo éxito que a Manuel Hermoso o Adán Martín. No creo que ello sea posible, por la diferencia abismal entre la categoría política, las hechuras y la credibilidad del mensaje del uno frente al de los otros; sin embargo Gary Baldi, en el colmo de la presunción, está firmemente convencido de que la diferencia no reside en las virtudes y las ideas de los candidatos, sino que se fundamenta en él mismo y en su periódico. Y que le quiten lo bailao, al hombre.

Pues muy bien: en dos días lo veremos.

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