domingo, 25 de julio de 2010

Lógica torticera y éxtasis religioso

Olvidado ya el espinoso asuntillo de los controladores aéreos, razón de peso para que el ínclito José Rodríguez dejase en la trastienda y por un breve lapso sus furibundos alegatos en pro de la independencia de la sojuzgada nación canaria, el tiempo demuestra que esto ha sido un paso atrás, pero sólo para tomar impulso. El Retorno del Jedi de Santa Brígida en su sermón dominical de hoy, día del Apóstol Santiago, ha sido feroz, trepidante y enérgico. En él, don José recurre a dos de sus de sus recursos estilísticos favoritos: la falsedad patente y obvia, y la lógica basada en el sólido y sutil principio de que como nadie me contradice, lo que yo digo es verdad. Pero es que, además, la editorial concluye en pleno éxtasis devoto, no se sabe si queriendo emular a Teresa de Ávila o San Juan de la Cruz... ¡Uy, no, perdón, qué digo! Que éstos son españoles. Mejor si lo dejamos en el Hermano Pedro, con todos mis respetos para el beato tinerfeño. El tema de fondo es lo de menos, porque como siempre el inefable mandamás de la prensa azul compone un rebaño mezclando churras (clamor por la independencia) con merinas (quejas a propósito de la justicia... cuando es adversa a sus intereses, claro), para concluir con una espectacular traca, digna de las fiestas del Cristo de La Laguna, en la que reparte tizonazos a diestro y siniestro contra sus enemigos, que son los de Dios. Ahí va nuestra selección, fruto del delirio patriótico y religioso, producto del ÉX-TA-SIS:
  • Pronto, que nadie lo ponga en duda, dejaremos de ser esta vergüenza colonial que existe en el mundo por la opresión de un país que, hace casi seis siglos, cometió el crimen de masacrar y esclavizar a un pueblo que vivía tranquilo con su civilización, sus costumbres, sus estructuras de autoridad familiar y social y su pacifismo; un pueblo que de pronto se vio asaltado, vencido, esclavizado, vendido y obligado a ceder sus tierras ante la fuerza y la vileza del metal de los españoles de entonces.
  • ¿Por qué tenemos que conformarnos siempre con unas migajas, cuando somos realmente los únicos dueños de todos nuestros recursos? Retamos a cualquiera a que nos demuestre que Canarias no puede salir adelante con sus propios medios. Es un desafío que hemos lanzado hace tiempo, pero todavía no ha aparecido un contrincante que oponga razones serias, creíbles, a este planteamiento.
  • De la misma forma retamos a alguien a que nos demuestre la pertenencia del "gran" en el nombre de la tercera isla. Tampoco en este caso ha aparecido todavía el contrincante que nos oponga razones serias para perpetuar este engañoso y pernicioso disparate.
  • La realidad es que no sólo EL DÍA, sino cuantos expertos conocen la situación de la economía mundial y de Canarias, saben que podemos ser, porque lo somos y tenemos los recursos suficientes de toda índole, un país no sólo rico, sino riquísimo, aunque ahora sus habitantes no se percatan de ello porque viven amenazados por el engaño de que no pueden volar solos.
  • (...) hoy, mañana o pasado, pero no muy tarde, la realidad y la razón se impondrán. Dios lo querrá así. Canarias será una nación independiente (...)
  • (La Justicia en Canarias) se ve atropellada, por un lado, por los políticos, por otro por la prensa y por otro más por los chulos sin ingresos conocidos que se amanceban, se asesoran y, ¡hala!, a insultar a todo quisque.
  • Que Dios nos salve de Zapatero y sus secuaces políticos. Que nos salve también de los malos y malas tinerfeños y tinerfeñas que nos representan. Que nos libre de los canariones que nos atormentan; de los políticos ruines, de los profesores peligrosos y mafiosos, de los ecologistas falsos, de los políticos que hunden deliberadamente a su partido porque les han quitado cargos, y de sus señorías los/las diputados/as denunciadores de gente honrada. Que Dios nos salve del mal.

Es falso atribuir una civilización a los aborígenes canarios, que vivían tranquilos, sí, pero en la Edad de Piedra, y ni siquiera tenían conocimiento unos de otros y hablaban lenguas que, a resultas del aislamiento habían alcanzado tal punto de divergencia que eran ininteligibles de una isla a otra. Por supuesto, los aborígenes canarios sabían guerrear, como pudieron comprobar los castellanos, lo que pone en tela de juicio su presunto pacifismo, ya que ¿contra quién iban a pelear cuando los españoles aún no habían llegado? También es falso afirmar que disponemos de recursos de toda índole. Hasta el más mastuerzo sabe, por ejemplo, que en las islas no hay recursos minerales y, por tanto, no hay industria ni sector secundario en general. Nuestra economía está basada en los servicios y en la construcción, con el volátil turismo como referencia, lo que nos hace sumamente dependientes del exterior. Finalmente, también es falso atribuir a los canarios que así piensen sentimientos de españolidad basados en la dependencia, no es más que uno de los muchos argumentos de barrio a los que el demagogo don José es tan aficionado. Hay muchos canarios que tienen (tenemos) a bien sentirse (sentirnos) muy españoles, aunque esto le produzca escalofríos al bueno de don José, como las hienas de El Rey León que se retorcían al oír el nombre de Mufasa (¡¡Brrrr!!).

Los retos intelectuales de El Día son para mondarse. A lo mejor, al bueno de Clark Kent no se le ha ocurrido que la gente tiene cosas mejores que hacer que ponerse a rebatir unos presuntos argumentos que no son más que dislates, preñados de incongruencia, ignorancia supina y odio cerril, de ahí la falta de contrincantes. Ponerse a debatir con él sobre las chorradas que propone no es un ejercicio intelectual, sino rebajarse al nivel de una tertulia de barra de bar.

Pero lo mejor es el final: enemigos de don José, ¡arrepentíos! Aún estáis a tiempo. Cuando habla de gente honrada, no hace falta tener mucha imaginación para saber no a quiénes, sino a quién se refiere. En verdad movería a la risa, de no ser por una inquietante perspectiva: si estuviese al alcance de su mano, ¿qué impediría a un fascista semejante promover o incluso liderar una Noche de los Cuchillos Largos para purgar a todos los que, siempre según su lúcido parecer, fuesen enemigos de Tenerife y de la delirante nación canaria que pretende alentar? Dios lo quiere, grita a los cuatro vientos. Ese mismo fue el lema de Godofredo de Bouillon y sus cruzados al entrar a saco en Palestina, a finales del siglo XI, masacrando a quienes se les oponían. Un precedente nada alentador.

Tiene razón don José cuando desea que Dios nos libre del mal. Por esa misma razón yo le digo: ¡Que Dios nos libre de usted!

jueves, 22 de julio de 2010

Aparquemos la patria por un día

El post anterior no estaría completo sin una lectura un poco más profunda de su editorial de hoy: no todo va a quedarse en las loables formas del Adalid de Nivaria y Guerrero del Antifaz de la avenida de Buenos Aires. Las collejas a los dos diputados nacionales de Coalición Canaria, así como la obscena alusión a la consejera de Sanidad constituyen sólo la segunda parte de la misma y, a juicio de quien escribe, una cortina de humo.

Una cortina absolutamente necesaria porque, de no ser así, este señor defraudaría a sus más acérrimos defensores. Aquéllos que, siempre según él, saturan la centralita de su periódico para manifestarle la más ardiente adhesión a sus patéticas soflamas. Hace tan sólo cosa de un mes, el día de San Juan para ser exactos, el tovarich José Rodríguez escogía a José Blanco, ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, como objetivo de sus canarísimos dardos verbales:
  • ¿Y quién coño es don José Blanco para disponer de los aeropuertos canarios? ¿Con qué autoridad incluye a los aeropuertos de nuestras islas, que son nuestros y sólo nuestros, entre los aeropuertos españoles?
Pero hoy, movido por la honda preocupación que siente el sector turístico por la presunta huelga encubierta de controladores aéreos, no duda en dar sus plácemes al antes vilipendiado ministro:
  • Anticipa José Blanco, ministro de Fomento, que su departamento estudia la incorporación de controladores aéreos militares para sustituir a los de carácter civil ausentes de sus puestos de trabajo por bajas médicas. (...) Apoyamos al ministro y le instamos a que no se quede en el anuncio o el aviso de esta medida sino que, si persiste la actitud de los controladores, tenga la valentía de llevarla a la práctica.
Sería muy sensato preguntarse de nuevo qué pinta aquí José Blanco, si es cierto como preconiza nuestro Clark Kent, que los aeropuertos canarios son nuestros y sólo nuestros. Deberíamos ser nosotros, y no un godo (heredero de aquellos que asesinaron, robaron y esclavizaron a nuestro pueblo, y con los que no tenemos nada que ver) y menos aún socialista para más INRI (esos demonios que tanto mal han hecho al mundo, un correligionario de Juan Fernando López Aguilar y Santiago Pérez) quienes deberíamos ocuparnos de nuestros propios asuntos. Déjese de tonterías, don José: ¿qué hace usted dándole palmaditas en la espalda al representante de un país extranjero que nos oprime y que está a 1400 km de distancia de nosotros? ¿Por qué no da usted un puñetazo sobre la mesa y exige que sea su admirado don Paulino quien, como patriota de pro que es, nos saque del atolladero?

A esta evidente falta de coherencia editorial, hay que sumar que en el texto de hoy no aparecen por ningún lado palabras tales como patria, independencia, nación, etcétera, que venían siendo parte del mantra -hoy mantra interrupta- del azote de la españolidad. Lo que sugiere que este señor ha sido capaz -quién lo diría- de aparcar por un día su encendido discurso soberanista en aras del bien de Canarias, un bien, eso sí, supeditado sin discusiones a las medidas que pueda tomar un representante español como el ministro de Fomento. Todo un ejemplo del más puro y genuino patriotismo canario.

Y es que a ciertas edades, a algunos se les queda el rostro del material que han usado a lo largo de su dilatada existencia para modearlo. ¿No les parece?

¡Camarero, una de buenos modales!

Una de las características más notables -y, lamentablemente, frecuentes- de las editoriales y comentarios de El Día, de boca y mano de su jefazo y mandamás, es el uso de expresiones soeces para enfatizar sus, por otro lado, brillantes argumentaciones. Que nadie piense que estas expresiones convierten a su autor en un maleducado: sucede simplemente que recurre a los malos modos para dar salida a la justa indignación de un patriota. Ayer, por ejemplo, don José Rodríguez se disculpaba dos veces por el uso de estos controvertidos recursos estilísticos:
  • ¿Dónde está nuestra identidad? ¿Dónde está nuestra dignidad? ¿Dónde nuestra libertad? ¿Por qué coño hemos de sufrir esta subordinación a España? Y que nos perdone el lector expresiones como esta, pero estamos indignadísimos como todos los canarios auténticos, no los odiosos amantes de la españolidad.
  • ¿Qué coño le interesa al pueblo -y perdónesenos de nuevo la expresión- la renovación de los órganos parlamentarios?
Hoy, se acabó eso de disculparse. Viva la libertad de expresión, tacos incluidos:
  • ¿En qué coño están pensando los dos diputados de CC en Madrid?
Por si alguien aún no lo sabe, los dos aludidos son (cómo no), Ana Oramas y José Luis Perestelo, a quienes el Atila de los Canariones (por donde pisa no vuelve a crecer la hierbahuerto) dedica más adelante unas delicadas críticas, marca de la casa:
  • A los dos hay que traerlos para acá de una vez porque son la mayor desgracia para la provincia de Santa Cruz de Tenerife.
  • Don Paulino (Rivero), tráigalos para acá cuanto antes o terminaremos todos vistiendo taparrabos. Indígenas ya somos; no permita que también vayamos con taparrabos por culpa de estas dos lumbreras políticas.
La joya de la editorial de hoy es para María del Mar Julios, diputada regional de CC por Gran Canaria y actual consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias. Va por usted, señora Julios:
  • Que se vaya a la porra esta señora, pues como diputada no sirve para nada salvo para sentir orgasmos políticos leyendo reprobaciones contra EL DÍA y la libertad de expresión e información, y también para apoderarse de la sangre de los tinerfeños; algo que quiso hacer en complicidad con un político de aquí que no vamos a nombrar porque está en horas bajas.
Si después de todo es hasta compasivo, el tovarich.

martes, 20 de julio de 2010

Memoria del porvenir

Santiago Auserón (español asesino, infame y godo, nótese la ironía) gustaba de los títulos contradictorios para algunos álbumes de su inmortal banda Radio Futura y de su secuela, Juan Perro. Entre ellos, el que da título a este post. La idea de resucitar la memoria no es en absoluto mía, sino que sale del manuscrito que lleva por título Crónica de un Diario Infame, escrita por la Plataforma Sí se Puede, difundida a través de la red (¡bendita sea!) y accesible a través de este enlace, entre otros muchos. Pero la resurrección de la memoria no sería posible, lo admito también, si no fuese porque nuestro azulísimo periódico local tiene un grandísimo y portentoso servicio de hemeroteca que permite consultar en línea sus ejemplares de la última década. Bien por don José, aunque parezca contradictorio, pero es que la contradicción es, precisamente, el alma mater de este post... así como de sus contenidos. Lo cual es mucho, muchísimo más importante.

Viene la cosa a cuento de que hace tan sólo cinco años y medio (¡ojo, señoras y señores!), que es tanto como decir el otro día, nuestro infatigable denunciador social-comunista y bolchevique (me imagino a Lenin retorciéndose de la risa en su mausoleo), el azote de la españolidad y el españolismo, el adalid de la patria canaria, el Van Helsing del vampiro canarión, saludaba con patriótico entusiasmo a la Constitución Española. Ojo, y cuando digo patriótico no me refiero a patriotismo canario, ése del que hace gala de poco para acá, sino de patriotismo ES-PA-ÑOL. Don José Rodríguez, quien no duda hoy en insultar y acusar de traidores y falsos patriotas a los políticos de Coalición Canaria, concluía el 5 de diciembre de 2004 la editorial de su periódico de esta manera:

"LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA celebra mañana sus 26 años de existencia. Gracias a la Carta Magna, esta gran Nación recuperó la democracia, sus libertades y la convivencia entre todos sus habitantes. Que viva muchos años."

Hoy, lo recuerdo, ha escrito lo siguiente acerca de esa misma "Carta Magna":

"Déjese de tonterías, don Paulino, que el tiempo se acaba y se le acaba: en lugar de poner al día la Constitución española -¿qué nos importa a nosotros la Constitución española?-, pida día y fecha para iniciar el calendario de las negociaciones que conduzcan a la devolución de una propiedad que era nuestra (...)".

Es MUY de agradecer a El Dia su fenomenal servicio de hemeroteca, porque si no, la tarea de recoger estos valiosísimos detalles sería más complicada. Para finalizar, este post va dirigido a todas aquellas personas de bien que sigan dando por buenas las opiniones que se vierten en El Dia, y reflexionen sobre esta cuestión: si este periódico les engaña a propósito de España y su Constitución (como aquí queda reflejado), ¿en qué más no les estará engañando?

Piénsenlo.

Potajito de berros para Don Paulino (Rivero)

Paulino Rivero, indígena mayor de Canarias a juicio del azulísimo diario El Día (aquel mismo que ostentara tan orgullosamente un yugo y unas flechas en su portada) y de su mandamás, el social-comunista José Rodríguez Ramírez, aka Torquemada de Santa Brígida (nieto de grancanarios mal que le pese), se ha llevado hoy el premio gordo. Nada más ni menos que una editorial enterita para él solo. Bueno, para él solo... no. Porque la archiconocida incontinencia verbal de su director imposibilita por completo que, cualquiera que sea el tema de sus comentarios, éstos se ciñan a una sola idea y presenten, indefectiblemente, tantas derivaciones como una raíz... fasciculada. Es lo mismo, en términos culinarios, que servirle al presidente del Gobierno Canario un genuino potaje de berros, ese plato tan nuestro que incluye, además de la verdura, papas, legumbres, carne o costilla y gofio al gusto del consumidor. Hay esta vez (el editorial es ciertamente largo) tantas perlas como para hacer un collar de esos que tanto ostentaba doña Carmen Polo. Ahí va nuestra selección:
  • (A Paulino Rivero) (...) ¿Le afecta a usted como canario que es la Constitución española? ¿Le afecta a usted España, que es un país situado a 1.400 kilómetros de las costas de su tierra y en otro continente? ¿Es usted español? Si nos contesta que sí, le diremos que, o es usted un pícaro político que quiere vivir al socaire de estas mentiras, o es usted un ignorante, o es un atrevido que engaña al pueblo canario.
  • (...) ¿cree usted que son patriotas y que están actuando como tales nuestros representantes en el Parlamento español doña Ana Oramas, la "insultada" por EL DÍA, y don José Luis Perestelo, que, incomprensiblemente, está actuando, eso parece, como pelele de doña Ana Oramas y de los socialistas?
  • (...) este Archipiélago como nación que es y, en consecuencia, posee un universal derecho humano y un incuestionable derecho divino a contar con su Estado soberano.
  • Lo que están haciendo ustedes, tanto en Madrid como en Canarias, es una ruindad, un engaño a quienes confiaron en las siglas nacionalistas de su partido.
  • Don Paulino, sepa que hay dos partidos verdaderamente nacionalistas e independentistas que van a arrasar en las próximas elecciones. (...) De CC podemos decir que si no se unen ya al grito de la independencia, no quedará de esta formación ni una piltrafa para los buitres. Déjese de tonterías, don Paulino, que el tiempo se acaba y se le acaba: en lugar de poner al día la Constitución española -¿qué nos importa a nosotros la Constitución española?-, pida día y fecha para iniciar el calendario de las negociaciones que conduzcan a la devolución de una propiedad que era nuestra, de los canarios.
  • Don Paulino, tómenos en serio. No hemos fallado nunca en nuestras predicciones. No hemos insultado a doña Ana Oramas. ¡Carajo -perdón-, que lo demuestre!
  • Porque con la independencia, de paso acabará la división provincial; la ruin división provincial que se produjo en 1927. Y de paso, los habitantes de la tercera isla serán canarios y no "grancanarios". Y de paso se establecerán las buenas relaciones entre hermanos.
  • ¿Y qué va a ser de usted, don Paulino, y de su chaqué de lujo pasando revista a las tropas en La Palma? Se tendrá que encerrar en El Sauzal. ¿Y de qué va a vivir? Usted puede capitanear este comienzo de la libertad de Canarias, acompañado por un estado mayor formado por independentistas auténticos, en vez de chiquillos mercantilistas que han sido colocados como hijos de papá en su Gobierno.
  • Si no, usted y su descendencia serán reos del desprecio del pueblo. Usted y sus acólitos de partido serán los responsables de su propia desaparición.
  • (...) aquí el pueblo sigue sufriendo las consecuencias de las denuncias de don Santiago Pérez para que no salga adelante el proyecto de Las Teresitas, para que no salga adelante el puerto de Granadilla, para que se silencie o amordace a José Rodríguez que tanto canta las verdades, para que se repruebe la libertad de prensa y para que, de paso, se ataque a la Constitución.
  • Don Paulino, que no somos españoles; que no somos europeos; que no somos ultraperiféricos aunque usted sea presidente de las RUP (Regiones UltraPeriféricas).
  • Don Paulino, le hemos leído otra vez el evangelio canario. No nos decepcione. Sálvenos y sálvese a usted mismo salvando a los canarios. Y así estará en las mejores condiciones para afrontar las próximas elecciones, si es que se celebran (...)
Tiene desverguënza que José Rodríguez proteste (con su buena educación de siempre) que no ha insultado a Ana Oramas y que, renglones más abajo se permita llamar al propio Rivero (ese ignorante o atrevido), a Ana Oramas y a José Luis Perestelo (calificado de pelele en la editorial) como ruines y mentirosos. Tiene bemoles que descalifique a la Constitución Española (¿qué votaría este buen señor en el referéndum de 1978?), esa Constitución que propugna la libertad de expresión que José Rodríguez mancilla sistemáticamente con sus repugnantes diatribas, y más adelante se acoja a ella para refugiarse de los ataques de Santiago Pérez, a quien nuestro denunciador también distingue con su peculiar simpatía. Tiene narices que insista en su demencial campaña para despojar a Gran Canaria y a los grancanarios del "gran" y después nada, colega, tan amigos y hermanos. Tiene soberbia que se atribuya el poder de la predicción infalible y le diga a otra persona (a un gobernante en este caso) qué es lo que tiene y lo que no tiene que hacer, amenazándole si no cumple con sus propias expectativas. Es patético que aluda al derecho divino (¿en qué siglo vive este señor?) para justificar su soberanismo independentista. Y finalmente, es gracioso que cite a dos partidos verdaderamente nacionalistas pero que después no les identifique con claridad. Por no mencionar su defensa de proyectos tan controvertidos y sospechosos como Las Teresitas o el Puerto de Granadilla, patrocinados por conocidas personas y personajes de la isla que, cómo no, son objeto de su empalagosa adulación. Es que, claro: son unos patriotas.

Tenerife, está bien claro, cuenta con su propio doctor Joseph Goebbels.

Hasta mañana.

domingo, 18 de julio de 2010

¡Porque yo lo digo!

Por insistencia que no sea: vuelta a lo mismo, que hay que seguir la doctrina Goebbels hasta las últimas consecuencias. Nuevo alegato del infatigable Don José en busca de un ideal que sólo él y aquellos que le siguen son capaces de ver. Al autonombrado Denunciador Mayor del arhipiélago se le reconoce el empeño, aunque sea aderezado de sus habituales ingredientes, entre los que cabe incluir la intolerancia, una cualidad que sitúa al Tovarich Josif, paradójicamente (o no), más cerca del totalitarismo fascista que de las ideas de ultraizquierda de las que tanto gusta alardear. Porque es de intolerantes (y, por ende, de fascistas) no respetar a quienes piensan y sienten de distinto modo, y es obvio que en El dia ésa es, precisamente, la consigna a seguir. Leña al mono a todo aquel que piense, sienta o manifieste que es español, a la vez que canario, que una cosa no tiene por qué quitar la otra. Lean:
  • CANARIAS y los canarios han recibido, a lo largo de esos casi seis siglos de esclavitud, el mismo trato criminal que han perseguido los tribunales internacionales. El genocidio que sufrieron los guanches a manos de los españoles no se diferencia, conceptualmente hablando, del que les infligieron los nazis de Hitler a los judíos, o a las matanzas practicadas por los también dictadores Lenin y Stalin, así como por todos los demás déspotas que en el mundo han sido.
  • Empeñarnos en decir que somos españoles es una estupidez y un desdoro inadmisible, porque es querer equipararnos a lo que no somos. ¿Y por qué lo hacen algunos canarios?, nos preguntamos. ¿Tal vez les parece que poseen más dignidad si dicen que son españoles? ¿No se dan cuenta de que, en realidad, lo que ocurre es precisamente todo lo contrario? Ser españoles nos descalifica. No supone ningún mérito decir que somos españoles, pues eso significa que nos reconocemos como descendientes de los compatriotas de quienes masacraron a nuestros antepasados. De quienes les arrebataron sus tierras y, lo que es peor, su libertad, pues los redujeron a la condición de esclavos y luego los vendieron en los mercados peninsulares. ¿Puede alguien sentirse orgulloso de esa gente? ¿Puede un canario de bien ser un ferviente defensor de la españolidad de estas Islas?
  • (...) nos alegra el triunfo de la selección española. Sin embargo, conviene tener presente que no es nuestro triunfo. No lo es porque no somos España. Los canarios que se han echado a la calle en los últimos días de la citada competición, agitando enardecidamente la bandera del Reino de España, lo han hecho movidos por un sentimiento de hinchas deportivos. Un jolgorio pasajero (el fútbol tiene la capacidad de mover a las masas) que carece de raíces patrióticas porque la patria de los canarios sólo es una: Canarias; y su bandera la de las siete estrellas verdes.
  • LO REPETIMOS: ser español es un desdoro. No porque los españoles sean indignos por sí mismos, sino por la indignidad que cometieron en su día con los canarios. Son indignos por los crímenes que cometieron con los guanches y porque nos gobiernan desde una nación que está en otro continente, con una capital a 2.000 kilómetros de distancia de nuestras costas.

Mal que le pese al señor Rodríguez y a aquellos que tengan a bien creer lo que escribe, somos descendientes de españoles, portugueses, y guanches. Es falso que los aborígenes canarios (que no formaron jamás una nación tal y como ahora la conocemos) fuesen poco menos que exterminados, como este señor sugiere erre que erre.

Juzgar, con los ojos de hoy, la realidad del siglo XV para usarla como justificación de una independencia de república bananera es falsear la historia y jugar con los sentimientos, táctica favorita de todos los nacionalistas que en el mundo han sido. Antes que nada, hay que cambiar la historia. Y así, por ejemplo, hoy nadie se sorprende en Cataluña de que se hable de algo ilusorio como la monarquía catalano-aragonesa (ojo, que el orden de los factores altera el producto) en vez de Corona de Aragón, que es lo único que fue de verdad. Pero claro, es una excusa estupenda para justificar que los archivos de la Corona (de Aragón) se encuentren en Barcelona y no en Zaragoza. Y eso que bien pugnaron los políticos del principado catalán para recuperar los archivos de la Generalitat que estaban en Salamanca, robados por las autoridades franquistas. Eran suyos, decían. Y tenían razón. Bien, pues los de la Corona de Aragón también tienen dueño, y no es catalán. Tanto monta, monta tanto.

Es perverso recordar los abusos y matanzas que pudieron cometer los conquistadores con los aborígenes para después identificar nuestra identidad actual con los conquistados. Nosotros somos descendientes de los conquistadores y colonizadores que les siguieron. Pero claro: hay que reescribir la historia. Negar que nuestros antepasados son españoles es simplemente falso.

Dos apuntes más. El primero: las mayores atrocidades que se han cometido en el mundo (para eso sirve la Historia, para recordar el pasado de los pueblos) lo han sido en nombre de las religiones, pero también de los nacionalismos, malditos sean por siempre. Nacionalismo alemán, serbio, ruso, inglés, español, francés, japonés o camboyano. El segundo: no es un desdoro para quien escribe sentirse a la vez canario y español, pues entiende que son dos expresiones distintas de la misma esencia. Y siendo español, me siento en casa donde quiera que vaya por España: Galicia, Asturias, Cataluña, Andalucía, Castilla o el País Vasco, con mis gentes distintas pero hermanas. Que hablamos la lengua que nos dejaron los descendientes de romanos, visigodos y árabes, en la que han escrito Cervantes y Quevedo, Fray Luis de León y Teresa de Jesús, Garcilaso de la Vega y Calderón de la Barca, Zorrilla y Espronceda, Camilo José Cela y Miguel Delibes, Juan Eslava Galán y Arturo Pérez-Reverte. Una lengua que hoy hablan cientos de millones de personas en el mundo. Este que escribe se siente muy orgulloso de sentir como propia la pintura de Diego de Velázquez y de Zurbarán, o la música de Isaac Albéniz y de Manuel de Falla. Y nada de eso es incompatible con la emoción que siente al escuchar una isa, una folía, un sirinoque o un romance gomero, los Cantos Canarios de Teobaldo Power o las canciones de Los Sabandeños, Los Gofiones, Mestisay, Taburiente y tantos otros.

Soy una persona libre. Y como tal, y desde estas líneas, no puedo por menos que compadecer a aquellos que me insultan y me faltan al respeto por pensar como pienso y sentir como siento. Nadie piensa ni pensará jamás por mí, no necesito a ningún Duce ni Gran Timonel que me marque el camino. Y si el denunciador sigue erre que erre, así sigo yo: gritando a los cuatro vientos que me siento chicharrero, lagunero, tinerfeño, canario, español y ciudadano de Europa, sin exclusiones. Abrazando mi identidad canaria con el mismo amor que asumo mi identidad española, con sus luces y sus sombras, que también las hay. Porque así como a una persona se la quiere como es, con virtudes y defectos, así lo siento yo también: sin negar la historia negra de España, aceptándola y aceptando y asumiendo también las luces de una nación que, pese a quien le pese, descubrió medio planeta y fue una vez el faro intelectual del mundo. Entero.

¡Ahí queda eso!

sábado, 17 de julio de 2010

El Diario de Ana... Oramas

Ana Oramas González-Moro acaba de convertirse por derecho propio en blanco de las iras de nuestro Clark Kent (lo digo por el azul de su uniforme, aunque el rojo le afearía un poco). La diputada por Coalición Canaria no hizo bien sus deberes, a juicio de El Día, y como quiera que en el reciente Debate sobre el estado de la Nación no clamó por la independencia de las islas, pues eso: toma, y toma. Naturalmente, el bueno del editor-director-jefazo se ha cuidado mucho a la hora de calificarla como nefasta, limitando su crítica al aspecto meramente político. Así que la diputada chicharrera ha ingresado en el selecto club de aquellos que un día sí y otro también, reciben la admonición del Torquemada de Santa Brígida, como Santiago Pérez, Juan Fernando López Aguilar o Carmen Gaspar, saliendo de ese otro mucho más selecto aún que forman los patriotas como Miguel Zerolo o Paulino Rivero. Lean:
  • (...) Ana Oramas es la política más perniciosa que ha tenido Canarias en toda su historia.
  • Los isleños eligieron a doña Ana y a don José Luis (Perestelo) para que defiendan sus intereses en la capital de la nación que nos coloniza (...). Ambos han vuelto a desperdiciar una oportunidad de oro, como ha sido el debate sobre el estado de la nación, para ponerse en pie sobre sus escaños y decirle a Zapatero, y también a todos los demás miembros de su Gobierno y a todos los diputados y diputadas, que Canarias no forma parte de la nación española y, en consecuencia, la presencia de los diputados nacionalistas en Madrid sólo tiene por objetivo iniciar las conversaciones que transformen a Canarias en un Estado libre y soberano.
  • En vez de cumplir con su obligación -es decir, en vez de ser consecuentes con el mandato de sus electores-, han optado la señora Oramas y el señor Perestelo por dedicarse a esas tonterías que ellos llaman "política pura". Qué indolencia la de ambos, considerando que el pueblo -el pueblo, insistimos, que los eligió para que lo defendieran- está pasando hambre.
  • Lo peor es que doña Ana cree que está haciendo una gran labor. La realidad es que se ríen de ella y de Perestelo. Se carcajean cuando dicen que son españoles, porque no lo son.
  • ¿Puede quedar sin castigo político lo que la señora Oramas y el señor Perestelo le están haciendo al pueblo canario?

Bienvenidos al club, señores.

jueves, 15 de julio de 2010

Una mentira repetida mil veces

La sinrazón de nuestro denunciador favorito va en progresión ascendente, sin que nada ni nadie permita ver un horizonte de estabilidad; antes al contrario: parece que, a cada momento que pasa, José Rodríguez va a más. Pisando, incluso, terrenos que en otros tiempos habrían sido motivo de detención e incluso de intervención por parte de la autoridad, claro que entonces era una autoridad a reverenciar, no como ahora. Hoy, sin embargo, el infatigable editor-director del periódico más azul de Canarias puede decir gran parte de las ideas que acuden a su bulliciosa sesera, si no todas, gracias a una libertad de expresión de la que abusa sin tapujos y a la que insulta continuamente en sus editoriales, preñadas hasta la obscenidad de arbitrariedades, contradicciones, falsedades, insultos y agravios. La editorial de hoy es un ejemplo (otro más). Fragmentos para la posteridad:
  • (...) es el Gobierno de la Metrópoli, y no el Gobierno de Canarias que preside un patriota como Paulino Rivero, quien manda en Canarias.
  • Al país que nos coloniza, como es norma de la "nobleza" española, le importará un comino no cumplir las leyes internacionales que los propios representantes españoles han reconocido y firmado en los foros de todo el mundo. Por este comportamiento, no sólo son el hazmerreír, sino también el trasero del mundo en todo el mundo.
  • (...) los canarios sí tenemos nobleza. Un linaje digno de orgullo que arranca de nuestros antepasados y de la idiosincrasia que nos ha procurado nuestra situación aislada de isleños.
  • El Comité de Descolonización de los Pueblos de la ONU tiene que reconocer por sus características geográficas e históricas -y hasta de martirio- que hay que concederle la libertad y la nacionalidad a la nación canaria. Si no se produce esta intervención de oficio de la ONU (el silencio de la Metrópoli indica que no se producirá), Canarias no va a seguir siendo propiedad de España. Canarias es una nación que no tiene por qué estar sometida a otra nación situada en otro continente. Juzguen los lectores si esto no es una razón para clamar por la libertad. Incluso para estallar violentamente, aunque jamás aconsejaremos la violencia.
  • Así sabrás que con la posición geográfica y geoestratégica de tus Islas posees una riqueza inmensa que disfrutan los peninsulares. Esa riqueza es tuya y se la están llevando de aquí. Esa riqueza, más aún en el caso concreto de Tenerife, no la disfrutamos los canarios. Quien disfruta una parte sustanciosa es Las Palmas por la influencia política de los partidos estatales, que son los que nos sujetan como colonia a la nación española.
Semejante discurso xenófobo recuerda a algunos párrafos de otro xenófobo ejemplar: Sabino Arana, alma mater del nacionalismo vasco. Si alguien me dijese que el implacable denunciador descendiente de grancanarios se ha inspirado en la obra de semejante personaje, la verdad que no me sorprendería en absoluto.

Naturalmente, cuando José Rodríguez habla de leyes internacionales omite mencionarlas en detalle, no sea que en realidad no existen. Pero lo mejor es que si la ONU dice sí, vale; pero si dice que no, será que Canarias va a ser libre porque sí. Incluso con la violencia de por medio, bendecida por nuestro notable editor al justificarla, aunque después pretenda lavarse las manos, cual Poncio Pilato.

Nos roban una riqueza que deriva de nuestra posición geográfica y geoestratégica, claro... ¿de dónde exactamente, señor Rodríguez? Estas islas carecen de recursos propios: sólo la agricultura (hoy en franco declive), la construcción (ídem) y el sector servicios (turismo, sobre todo) es lo único que tenemos. Carecemos de industria, y todos los bienes de equipo y la tecnología que necesitamos para seguir siendo lo que somos vienen de fuera. ¿De dónde sacaríamos los recursos para mantenernos? ¿A qué riqueza se refiere? ¿Puertos, quizá? ¿En aguas que, si no fuera porque somos España, serían muy probablemente marroquíes? Nada de cuanto menciona como riqueza se come, señor Rodríguez: ni el paisaje, ni el clima, ni la temperatura, ni el cielo ni el mar.

Y cómo no: la inevitable referencia aviesa hacia los canariones. Con todo, es de agradecer que mantenga sus insidiosas consignas de siempre, porque gracias a ellas, al menos la mitad de los canarios no prestará oídos a las peroratas de este buen señor. Y aún habrá muchas buenas gentes en Tenerife y las islas occidentales que harán oídos sordos a este, llamémosle, discurso intolerante, falso, manipulador y xenófobo.

Dijo Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda del Tercer Reich, personaje poco amante de la tolerancia, el respeto y la democracia (¿les suena?), así como xenófobo ejemplar (una casualidad, sin duda, aunque su físico debería haberle puesto el freno en la boca) aquella famosa frase de que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. No llevo la cuenta de las veces que el señor Rodríguez nos ha machacado con sus mantras: con independencia de lo lejos o cerca que se esté del millar de repeticiones, sus peroratas seguirán siendo eso mismo.

Hasta la próxima.

martes, 13 de julio de 2010

Rojo de indignación, amarillo de ictericia

Así se ha quedado nuestro editor favorito, azote de la españolidad, después del triunfo de La Roja en el recién concluido Mundial de Sudáfrica. Aquel que antaño saludara con entusiasmo la bandera del águila franquista (aunque hoy reclame en vano un pasado de izquierdas que sólo existe en su imaginación) hoy muestra en su descompuesto semblante los colores de la bandera que tanto dice detestar (que del dicho al hecho...): dos franjas rojas producto de la indignación y la rabia, y una central, gualda, resultado de la ictericia que le debe haber producido ver las calles de Santa Cruz (y por extensión, las de las islas, al igual que las de todo el país) llenas de banderas españolas, agitadas sin descanso por una multitud que ha mostrado su júbilo y su orgullo por pertenecer a un país que ahora sí, en lo deportivo ha alcanzado la culminación y se ha consagrado definitivamente como potencia futbolística para la historia. Todo ello gracias a unos jóvenes que han logrado unir a una nación, a un país, por encima de nacionalismos cicateros y mezquindades políticas de unos y otros, que han dado ejemplo de unión y de trabajo colaborativo, en beneficio común, sin egoísmos ni falsedades, ni egos superlativos hinchados, dirigidos por un hombre humilde que ha sabido estar como un señor en los malos y buenos momentos. Estos jóvenes, como en su día lo hicieran los Chicos de Oro del básket, la selección de balomano, la de tenis en Copa Davis, la de hockey sobre patines, la de waterpolo, y nuestros grandes campeones individuales (Alonso, Nadal, Indurain, Contador, Lorenzo, Pedrosa, Carlos Sainz, etc.), nuestros atletas y deportistas en general, han escrito en las dos últimas décadas el nombre de ESPAÑA bien alto y en caracteres de oro, para común lectura de todos, incluyendo al bueno de José Rodríguez, claro.

Pero reconocer algo tan elemental sería para nuestro personaje lo mismo que para Sméagol llegar a creer que su tesssoro le está matando poco a poco. Para sobrevivir, y como ejemplar epsilón del periodismo, necesita su dosis diaria de soma, y esparcir las sobras para quien quiera creerle, ciego a la realidad de los verdaderos sentimientos de este pueblo que, mayoritariamente, ni le cree ni le toma en serio, diga lo que diga, escriba lo que escriba, segregue lo que segregue.

Ahí van algunas perlas de nácar, sacadas de sus comentarios de ayer y de hoy:
  • Decimos esto porque la euforia de las banderas españolas durante estos días también se producía en tiempos del general Franco con los éxitos futbolísticos de algún que otro equipo español. Esta explosión de pretendido patriotismo rojo y gualda en Canarias no significa nada. Es una niñería pasajera, pero no un sentimiento profundo. Se trata de un remedo de lo que hace la juventud de todas las naciones europeas y de todo el mundo. Es absurdo que en Canarias ondee una bandera española porque Canarias no es España y, además, tiene su propia bandera.
  • LIBERTAD para Canarias manque España haya ganado en Sudáfrica. Qué tendrá que ver la política y la esclavitud con el fútbol. Ya en los tiempos del caudillo, como decíamos en nuestro comentario de ayer, éste empleaba el fútbol como el opio de las masas.
  • Libertad para Canarias. Toda la masa de personas, en su mayoría la juventud, hombres y mujeres, chicos y chicas, que se pintarrajearon de rojo y amarillo y enarbolaron banderas y banderitas en la Península, en España, hicieron muy bien porque son españoles y ganó su equipo. Pero, ¿por qué lo hicieron los canarios? ¿Por qué agitaron las mismas banderas y se quedaron afónicos, y borrachos muchos de nuestros conciudadanos, con la banderita entre los dedos, o incluso por los suelos entre vomitonas y orines? ¿Por qué ese ardor guerrero? Por lo mismo que hacía el caudillo: porque han sido narcotizados por el fútbol. Pero de ahí a que sientan que España es su patria hay un abismo.
  • Y, lo que es peor, somos españoles políticamente por el genocidio y la esclavitud a la que sometieron los viles españoles -los crueles españoles, como dice la letra del himno holandés; qué diferencia entre los holandeses y los españoles- a estos nativos canarios.
  • En cualquier caso, dejemos el fútbol. Dejemos el opio y el narcótico; dejemos el ocio y volvamos a la libertad de los seres humanos. Esta juventud canaria que hoy hemos visto gritando alborozada el triunfo de España, mañana nos traerá la independencia. Porque esa juventud es inteligente y porque sabe que sus antepasados vivieron oprimidos.
Varias notas importantes. Una: quien quiera consultar la letra del himno de los Países Bajos puede hacerlo aquí. Y si encuentra en esa letra una referencia a la crueldad de los españoles, que lo diga. Sí que suspiraba Guillermo de Nassau por la libertad de su país, sujeto a la tiranía de los Habsburgo españoles (reyes a los que por otra parte, siempre honró), pero no se habla de crueldad en ningún momento. Su afirmación, señor Rodríguez, es mentira. Una más.

Dos: no tiene desperdicio el desprecio que nuestro incansable denunciador muestra hacia los que celebraron el triunfo de La Roja: que si pintarrajeados, que si borrachos, vomitonas, orines... Yo, personalmente, creo que la vida te devuelve todo aquello que siembras. Y para un sembrador de odio, miseria humana, y desprecio como este señor, éste es mi mejor deseo: que la vida le retribuya aquello mismo que él ha esparcido y sigue esparciendo con tan maloliente generosidad.

Tres. sorprende los calificativos que emplea el señor Rodríguez para referirse al dictador ferrolano: que si General Franco, que si caudillo... ¿No habrá en el fondo algo de nostalgia mal disimulada? Me pregunto.


viernes, 9 de julio de 2010

Delirium tremens

El virulento (y, no obstante, jugosísimo) comentario de hoy parece el resultado de un ataque por síndrome de abstinencia, de ahí el título del post. Nuestro infalible e inefable denunciador se ha enterado de las informaciones de la prensa ajena (gracias al ojo vigilante de la legión de lectores que, indignados, no han parado de hacer sonar los teléfonos de El Día) acerca de la renuncia de Coalición Canaria de incluir referencias al soberanismo y a la nación en nuestro futuro estatuto, tras el fallo del Tribunal Constitucional sobre el Estatut Català. Indignado por ello, no ha tardado dos segundos en sentarse frente a la Olivetti y teclear enérgicamente para redactar, entre otras perlas, las que siguen:
  • (...) cierta información procedente de Madrid que recoge un diario impreso en Tenerife, aunque es propiedad de una empresa de Las Palmas. Titula ese periódico (...) que CC ya no habla de la nación canaria. Añade el autor (...) que los soberanistas canarios descartan incluir el término soberanista en el Estatuto de Autonomía y enarbolan la bandera de la alianza con el resto de la Macaronesia.
  • ¿Cómo hay tinerfeños y tinerfeñas que estén pensando todavía en el Estatuto de Autonomía, que es la cadena que quiere ponernos el godo para esclavizarnos todavía más a sus viles intereses? ¿Cómo pueden consentir algunos tinerfeños y tinerfeñas, y estamos pensando en José Luis Perestelo, Ana Oramas, Fernando Ríos e incluso Paulino Rivero, que se diga, que lleguen a decir ellos mismos, que no existe la nación canaria?
  • Estas Islas (Canarias) eran libres y soberanas de sí mismas antes de que sus habitantes fuesen masacrados de manera salvaje, esclavizados y vendidos en Europa; tanto hombres como mujeres, niñas y niños. ¡Cuántas criaturas fueron arrancadas de su tierra, de sus valles y sus montañas, de la compañía de sus seres queridos, para que sirviesen de solaz a reyes y nobles europeos! (...) Qué desvergüenza tan grande la de los nacionalistas de CC, al llamarse de esa forma sin serlo. No son nacionalistas sino españolistas; amantes de los verdugos de nuestros antepasados.
  • Cataluña es una nación. Si antes de la sentencia del Tribunal Constitucional decíamos que no, hoy después de la sentencia decimos que sí. Los hechos han venido a confirmar que Cataluña es una nación deseosa de ser europea y no española. España, por mucho que su selección gane el campeonato del mundo, no es Europa. Está marginada de Europa porque los europeos no consideran como personas civilizadas a sus habitantes, salvo los de Cataluña, y mucho menos después de las locuras políticas de su presidente socialista.
  • Su espacio político será ocupado por los partidos independentistas emergentes. Estas formaciones, convenientemente unidas, arrasarán con los votos de la juventud porque los jóvenes, todavía no contaminados por la avaricia política de sus mayores, tienen la mente y las manos limpias, amén de querer las cosas claras.
En efecto, La Opinión de Tenerife (ese periódico al que José Rodríguez tiene en tan alta estima) publicó dicha noticia haciéndose eco de la Agencia EFE. Nuestro infatigable adalid entiende que esa agencia de noticias es "Madrid", apuntándose al carro que emplean varios medios catalanes, vascos y otros, que achacan todos los males propios a "Madrid." No a la ciudad de Madrid, ni a la Comunidad de Madrid, ni siquiera al gobierno de Madrid, sino a Madrid en abstracto, un ente vago y difuso ubicado en la capital de España pero inexistente, monigote (o si lo prefiere el señor Rodríguez, machango) perfecto para ejercitarse en el tiro al blanco. Porque es como las meigas, o el Sanedrín de Vegueta (genial invento de nuestro denunciador): no existe... pero haberlo, haylo.

Ah, por cierto: La Opinión de Tenerife es propiedad del grupo Editorial Prensa Ibérica, cuyas oficinas comerciales están en Madrid y en Barcelona, y no en Las Palmas, aunque sí es cierto que el grupo nació tras la adquisición de Editorial Prensa Canarias en 1978. De ahí a decir que es una empresa de Las Palmas media un abismo.

La reprimenda a los políticos locales de Coalición Canaria se explica por sí sola: esos amantes de los españoles... ¿Se referirá el señor Rodríguez a la vida privada de alguno de ellos? Me pregunto. Porque parece emular a un indignado cacique, reprochando a las mujeres de su tribu que se acuesten con los barbudos conquistadores llegados desde el mar. Esos conquistadores que tantas tropelías hicieron en su día y de los que (mal que le pese), el propio señor Rodríguez desciende. Y por línea canariona, según apuntan por ahí, y él propio aludido reconoce. Como por ahí dicen también que este buen señor de confesa ideología social-comunista fue fiel vocero del régimen franquista, mientras existió.

Insiste el susodicho en la idea de unas islas libres y soberanas que no fueron, como tales, ni una cosa ni la otra: no existió nunca una nación canaria como hoy lo entendemos, o como el señor Rodríguez pretende que lo entendamos, y afirmar lo contrario es falsear la historia. Y sí: los conquistadores trataron en no pocos casos con crueldad a los aborígenes, pero nosotros, los actuales canarios, descendemos de ellos, de lo que quedó de la población local y de los pobladores que llegaron más tarde: eso conforma nuestra identidad actual, y no una supuesta identidad guanche (convendría recordar, además, que ese nombre sólo es aplicable a los aborígenes tinerfeños) cuyo parecido con la realidad de hoy es pura entelequia.

Pero lo mejor es la referencia a Cataluña. Hace tan sólo ¡nueve días! el infatigable y octogenario justiciero negaba la mayor al Principat, alegando con una buena dosis de viagra (la testosterona se supone de capa caída) que los derechos históricos de Cataluña deberían abstraerse en beneficio de la unidad española, (hay que tener valor para abogar por la unidad de un país extranjero que tan cruel ha sido con Canarias) y reconociendo, sin mucho ánimo, que Cataluña es una nación, sencillamente porque siempre se había dicho así: argumento sólido y contundente como pocos. Hoy, días después, se retracta sin más de sus afirmaciones y otorga a los catalanes el status de nación porque sí. Y al hacerlo, presa de su frenesí, niega a los españoles el status de europeos, también porque sí. Olé. Huy, no, perdón, se me escapó.

Finalmente, no puedo dejar de pensar en inclinaciones maoístas muy propias de la Revolución Cultural al leer el párrafo dedicado a esos jóvenes de pensamientos limpios e inmaculados, futuros héroes de nuestra independencia.

Siga usted así, caballero. Este blog existe gracias a usted.

jueves, 8 de julio de 2010

Esquizofrenia

Imagen en la portada de la edición digital de nuestro periódico más azul y justiciero:


Es decir: El Día celebra la clasificación finalista de España, ese país deleznable que nos coloniza, esclaviza, y atraca. No acaba ahí la cosa, pues el equipo de fútbol que representa a esa odiosa nación europea, distante 1400 km de nuestras costas y con la que no tenemos nada que ver, es calificado como Selección Nacional. ¿Por qué este periódico se hace eco de una noticia que a nosotros, guanches de pura cepa sojuzgados por los infames españoles, no nos va ni nos viene y sólo debería despertar nuestra absoluta indiferencia? ¿A qué viene eso de nacional?

Por eso mismo, no entiendo que, más adelante, José Rodríguez vuelva a recitar su mantra, tomando como referencia la futura y estrambótica Alianza Macaronésica formada por los archipiélagos del Atlántico centro-oriental, de los que sólo uno (Cabo Verde) es hoy nación soberana. Se sirve para ello de la fotografía de portada de La Opinión de Tenerife de ayer, en la que aparecen A. Cavaco Silva, (Portugal) J.M. Neves (Cabo Verde) y Paulino Rivero, cacique mayor de Canarias a juicio del señor Rodríguez. ¿Exagerado? Lean, lean:

(...) Una de esas autoridades es el presidente de una nación. La otra, el primer ministro de otra nación. Sin embargo, Paulino Rivero, pese a su innegable condición de político digno, eficaz y eficiente, serio y trabajador, sólo es el presidente de una colonia disfrazada de comunidad autónoma. Por lo tanto, no tiene valor intrínseco el que esté sentado con estas autoridades. El señor Rivero es un indígena de una colonia. Aunque sea una colonia rica, que lo es, pese a que su riqueza se la estén mamando los españoles. De los archipiélagos macaronésicos (Azores y Madeira estaban deshabitados cuando los ocuparon los portugueses, al igual que Cabo Verde, hoy nación soberana), Canarias es el más rico. Por eso España tiene a estas Islas como sus tetas de oro. (...)

No deja de llamar la atención el símil erótico (o tal vez, quién sabe, vacuno) empleado por el infatigable denunciador: tetas de oro, en vez de huevos de oro. Debe ser sin duda vacuno: el tiempo no perdona.

Mañana, más (se supone).


miércoles, 7 de julio de 2010

¿Quién es el digno?

Nuestro particular Frank Sinatra vuelve a entonar hoy, día de San Fermín, su archiconocida versión de Strangers in the night, guisando como de costumbre un potaje a su entero gusto (faltaría más), y sin perder la ocasión de repartir alguna sagrada forma a la competencia y a los políticos a quienes ha colgado el cartel de Se Busca. Frases memorables:
  • Ayer decíamos que nos dan ganas de llorar cuando contemplamos la soberanía que posee el archipiélago de las Islas Seychelles. Hoy nos dan ganas de llorar al pensar en quienes somos y en quienes están por encima de nosotros humillándonos y quienes son los malhadados dirigentes canarios que permiten que a los canarios nos humillen los españoles.
  • (...) estamos convencidísimos de que la independencia llegará porque es un mandato de la ONU.
  • (Una estrategia para lograr la independencia sería que...) los nacionalistas auténticos se agrupen y consigan entrar en las instituciones canarias, aunque no se reforme la ley que impide la presencia de los partidos minoritarios en el Parlamento. Basta con que los independentistas estén en una sola de las instituciones -cabildos, ayuntamientos, aunque si es en el Parlamento, mejor- para que desaparezca el temor que todavía sienten muchos canarios a ser dueños de sí mismos.
  • En la misma página de un diario mínimo que se imprime en Tenerife vemos a un presidente de la Comunidad canaria, concretamente Paulino Rivero, en una foto de archivo dialogando con el primer ministro de una nación próxima a nosotros que tuvo la suerte de que el país que la dominaba dejó de apretarle las tuercas y la convirtió en nación. ¿Quién es superior a quién? Por supuesto, el señor de color; dignísimo, pero ministro de una nación. Y no el otro señor, que parece mirarlo con aire superior, cuando en realidad es un político inferior por ser un súbdito sometido a la nación que nos coloniza.
  • Desde que llegó Hernández Spínola a la portavocía del PSOE en el Parlamento han entrado "garrafas" de aire fresco que han desplazado el aire viciado de don Santiago Pérez y de don Juan Fernando López Aguilar; los dos grandes enemigos de Tenerife.
Y digo yo: Las Seychelles (tal y como nos ilustraba ayer nuestro periódico favorito) son independientes desde 1976; sin embargo, el señor Rodríguez ha tenido que esperar la friolera de ¡treinta y cuatro años! para llorar al pensar en el remoto y paradisíaco archipiélago índico. Más vale tarde que nunca, sí, pero ¿en qué o en quién pensaba nuestro gran denunciador entonces? Me pregunto. En segundo lugar, que se sepa la ONU no se ha pronunciado aún sobre una hipotética independencia de Canarias, ni mucho menos existe un mandato en ese sentido. Tercero, convendría ilustrar esa reacción en cadena estratégica: desde que entre un independentista en el poder (aunque sea en el ayuntamiento de Guía de Isora, pongamos por caso), todo iría viento en popa. ¿Por qué? Cuarto, la portada de hoy de La Opinión de Tenerife (el diario a quien el señor Rodríguez dedica su amable menosprecio) recoge, efectivamente, una imagen en la que aparecen Aníbal Cavaco Silva, presidente de nuestra hermana república portuguesa (donde al parecer aprietan tuercas como nadie), José María Neves, digno él, pero presidente de color de las vecinas islas de Cabo Verde, y Paulino Rivero, independentista en la intimidad, según José Rodríguez. Finalmente, que quede claro una vez más quiénes son los demonios enemigos de Tenerife, de quien José Rodríguez es el único profeta.

Tenerife es grande.

Y mañana será otro día.

martes, 6 de julio de 2010

Cada oveja con su pareja

Sigue el bueno de José Rodríguez obsequiándonos día a día con sus jugosas editoriales, modelo de sentido común, equilibrio, mesura y, sobre todo, culta y bella prosa. Y que, todo hay que decirlo, nunca son monotemáticas. Porque al socaire de un título determinado aparecen churras en un rebaño que uno creía formado por merinas. Y quien así dice observa que, de pronto y casi sin venir a cuento, se dejan ver ovinos gallegos, navarros, manchegos, ibicencos, colmenareños, ripolleses, araneses, y sabe Dios. La editorial de hoy, por ejemplo, lleva por título Una República Libre y Soberana. Al sumergirse en sus profundidades, uno creería asistir al cotidiano alegato en pro de la independencia de nuestro pobre y oprimido pueblo guanche. Pero no, no del todo.

Veamos. Empieza con una comparación con un país insular (Seychelles): como ellos son libres, nosotros también tenemos que serlo. Sigue con un desprecio manifiesto a aquellos que tengan (tengamos) a bien sentirse (sentirnos) a la vez españoles y canarios. Continúa con una breve y disparatada alusión histórica para, acto seguido y tras mortal con doble pirueta, saltar al IRPF de este año. Y tras una concisa profecía de libertad, nos lleva de golpe y porrazo a la discusión sobre el futuro tren de Tenerife, salpicada aquí y allá con comentarios sobre las bondades de Internet, a la que atribuye poderes propios de personas. Sólo una novedad: en la editorial no se habla en ningún momento de Santiago Pérez, esta vez le han dejado en paz. De momento.

Y si alguien no lo cree y no quiere leer la editorial, aquí va nuestra acostumbrada selección de párrafos memorables:
  • Sus habitantes (de las Seychelles) de habla inglesa, francesa y autóctona -gente amable y de color- son libres, soberanos y tienen, como la tienen los países que gozan de libertad, su dignidad puesta en sí mismos. Ni las Seychelles, ni ninguno de los países libres, tienen amos. No los gobiernan desde la distancia ni Rubalcabas, ni Zapateros, ni Rajoyes, ni Aznares, ni nadie que no sea de su propia gente. (...) Las Seychelles gozan de libertad porque se las dio un país civilizado, como es Gran Bretaña, en 1976, aunque no ha hecho lo mismo con las Malvinas. En fin, los canarios tenemos amos y tenemos lo que somos; lo que nos han hecho ser: apátridas, apáticos, aplatanados y mínimos ante el peninsular y ante el godo. Es decir, somos una pena.
  • Canarias exige dejar de ser explotada por los españoles y ser suya propia. Aspira a ser una nación con regidores propios que tengan limpias las manos y sean honrados. (...) Hoy somos españoles postizos; canarios que hacemos el ridículo diciendo que somos españoles; actuando como si fuera un desdoro decir que somos canarios (...). Qué disparate afirmar que somos españoles cuando estamos a 2.000 kilómetros de la capital de la Metrópoli.
  • Para ... (la independencia) deben iniciarse las conversaciones entre un país que suponemos civilizado -España- y otro país -Canarias- que tenía su civilización y sus estructuras, pese a lo cual fue canallescamente invadido, esclavizado, vendido y robado por unos bárbaros que lo someten colonialmente desde entonces hasta ahora; es decir, durante casi seis siglos.
  • ¿Por qué los dineros que descaradamente se ha llevado la Hacienda española en la campaña del IRPF de este año, y de todos los años anteriores, ha de ser de los españoles y no nuestro?
  • La libertad llegará. Es irremediable. Es irreversible. Un día el Gobierno español se llevará una sorpresa porque será forzado por la ONU, y por el mundo entero, a iniciar negociaciones con genuinos representantes canarios -no los políticos que padecemos ahora sino aquellos que oportunamente se señalen- para establecer las condiciones del traspaso de poderes y de patrimonio.
  • ¿Quién pone de acuerdo a una mancomunidad de servicios entre magos? Entre rencores, entre rencillas, yo más que tú, tú quién sos, primero yo, después yo, siempre yo y si sobra algo para mí.
  • Hoy, lo repetimos, es Internet quien gobierna. Internet, como el ADN, son dos métodos idénticos en eficacia, rapidez y evidencia.
  • Ha dicho don Ricardo (Melchior) con relación al tren que ya tiene las bendiciones de Fomento y de todas las fuerzas sociales y políticas. Confiamos en él por lo que hemos dicho acerca de que es un hombre de obras. Pero, ¿y si los ecologistas no quieren? ¿Si los canariones no quieren? Veremos qué tren sale primero. El inmensamente necesario de Tenerife, o el de juguete de Las Palmas.
Y así como cada oveja de este variopinto y singular rebaño debe ir con su pareja, así se me ocurren los siguientes comentarios al líder de la manada: (i) lo de gentes de color tiene un tufillo ciertamente racista; (ii) Gran Bretaña es un país civilizado porque concedió la independencia a las Seychelles, no importa que, además de las Malvinas, hoy mantenga numerosas dependencias y territorios de ultramar, la mayoría de ellos insulares, y mucho más alejados de sus costas que nosotros de la península ibérica; (iii) quizás haya pensado José Rodríguez en su bienamado Miguel Zerolo, insigne pero agotado patriota, como regidor de manos limpias para su hipotética república, uno de esos hombres que, oportunamente (nunca mejor dicho) serían señalados para tal fin; (iv) España, ese civilizado y a la vez bárbaro (¿?) país, destruyó una civilización de un pueblo nuestro, sí, pero que desconocía la escritura, que jamás vivió en ciudades ni tuvo conciencia de país, y cuyas únicas estructuras fueron los hoy añorados menceyatos, territorios gobernados por clanes tribales; (v) el tren tiene las bendiciones de un ministerio de ese país bárbaro y español que, fíjate, financia una y otra vez los caprichos de nuestros menceyes (quiero un auditorio, quiero un puente, quiero un tranvía, quiero un tren, quiero ampliar el aeropuerto, quiero un puerto, quiero...), aun cuando, por ejemplo, los presupuestos originales se salgan abiertamente de madre o las especies protegidas de las islas importen menos que una boñiga ovina (eso sí, atención a los demonios ecologistas y canariones); (vi) ¿para qué queremos gobernantes si ya tenemos a doña Internet?; (vii) la única gran verdad que se lee en la editorial: la presunta República libre y soberana sería, inevitable e irreversiblemente (JR dixit), una mancomunidad entre magos. Con o sin independencia. Ahí estoy completamente de acuerdo con el prota de este humilde blog.

Hasta mañanita.

lunes, 5 de julio de 2010

Bienaventurados los justos...

El comentario de hoy tiene por objeto ilustrar la particular visión de José Rodríguez (nombre guanche donde los haya) sobre la administración de justicia en las islas. Como siempre, la mar de jugoso (¡qué sería de este blog sin la pluma del denunciador mayor de Canarias!). Párrafos destacables, atención:
  • (...) hacemos un aparte para felicitar a la fiscal jefe de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, Carmen Almendral Parra, que ha recibido la Cruz de San Raimundo de Peñafort, máxima distinción que concede el Ministerio de Justicia. A Carmen Almendral le agradecemos la calificación que hizo en su momento de un asunto judicial que nos afectaba, en el que nos exoneró de toda culpa y nos dejó en lo que somos: unos avanzados de la humanidad y de la patria.
  • Se han producido situaciones increíbles, como lo es que cinco magistrados ejercientes y domiciliados en Las Palmas se dejasen arrastrar por una prensa miserable para que condenaran, públicamente y con publicidad, a José Rodríguez. Igual que se dejó arrastrar el Parlamento de Canarias.
  • Concretamente, lo calificaron (a José Rodríguez) de racista, xenófobo, anticanarión, etcétera. Todo, como decimos, promovido por esa prensa en manos de periodistas canallescos. (...) EL DÍA y su editor no se podían quedar de brazos cruzados ante esta infamia. Por eso presentamos una queja ante el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que inició una investigación sobre los cinco magistrados. Éstos alegaron lo que estimaron conveniente para eludir una acción sancionadora. El CGPJ, tal vez por corporativismo, los absolvió.
  • Insistimos en que EL DÍA no tiene nada contra la Justicia. Bueno fuera. Le tiene respeto y temor.
  • Citamos dos ejemplos para ilustrar lo que decimos. Son casos elegidos entre los varios que nos afectan. En concreto, nos referimos a dos querellas. Una es la presentada por nosotros contra determinado profesor de la desgraciada Universidad de La Laguna -desgraciada porque alberga a este sujeto, así como a otros enemigos de Tenerife- que calificó a José Rodríguez de miserable, además de dedicarle una docena más de epítetos injuriosos, calumniosos, infamantes y difamatorios. Sin embargo, una jueza no admitió a trámite esta demanda porque, según parece, este profesor tiene patente de corso para expresarse como le dé la gana. (...) El otro ejemplo es el de una querella puesta contra nosotros por un político tinerfeño fracasado. Un señor al que hemos criticado muchas veces en su faceta política, al igual que lo hemos hecho con otras personas dedicadas a la actividad pública tal vez con más asiduidad que la empleada con don Santiago Pérez; que es el político al que nos referimos.
Osea: que José Rodríguez teme a la justicia (¡bueno fuera!), lo suficiente como para atribuir abiertamente un delito de prevaricación al Consejo General del Poder Judicial, con dos gónadas bien puestas (¿quién dijo temor?). Los magistrados carecen de criterio propio, toda vez que sus decisiones dependen de la prensa de Gran Canaria. Cuando José Rodríguez recibe epítetos tan cariñosos como los que él profesa un día sí y otro también (como cuando califica a un colega periodista de canallesco, con lo que demuestra que el corporativismo no va con él, ¡bravo!), se le difama; cuando es él quien dedica sus atenciones a Santiago Pérez, a Domingo Garí (el profesor de la "desgraciada" ULL), a Carmen Gaspar, Ana Oramas o José Luis Perestelo, simplemente está ejerciendo su intocable derecho a la libertad de expresión. Y los jueces que así no lo entiendan están a sueldo del siniestro sanedrín de la isla vecina. Naturalmente.

En conclusión: dime cómo sentencias, y te diré qué clase de juez eres. Ah, por cierto: no sé a qué viene felicitar a Carmen Almendral por haber recibido una distinción de un ministerio español, ese país que nos esclaviza, nos explota y nos somete a todo tipo de vejaciones. Lo elegante (a la par que patriota, ¿no?) sería que la aludida devolviese su distinción sin más. A no ser, claro está, que el acto de besamanos en agradecimiento por una oportuna sentencia absolutoria esté por encima del patriotismo. Lo cual, naturalmente, da una medida fiel del sentido patriótico del editor y director de El Día.

Amén.

domingo, 4 de julio de 2010

Sin desperdicio

Como ya es habitual en la jornada del domingo, José Rodríguez ha tenido a bien obsequiarnos con una extensa editorial en la que vuelve a derramar con generosidad sus consignas de siempre. Bueno, no de siempre exactamente, sino las de un tiempo a esta parte, basadas en la independencia de nuestras islas, y aderezadas de revisionismo histórico, grancanariofobia, y las habituales paradojas, desconsideraciones, e insultos hacia todo aquello que le produce malestar. También se descuelga con un par de exhortaciones y cómo no, una collejita a Santiago Pérez, que esta vez no reproduciré. Los párrafos destacados de hoy son:
  • Canario, peninsular hermano que vives en Canarias y te has enraizado en la familia canaria: la independencia de Canarias es irremediable e inaplazable. Tú, peninsular que vives aquí, lo sabes porque sabes a qué distancia estás de tu España continental; sabes que Canarias es una descaradísima posesión española colonizada y explotada. Un país que sigue siendo saqueado desde hace casi seis siglos, después de haber martirizado a un pueblo noble que vivía en paz con sus haciendas, sus costumbres, sus familias, sus menceyes y menceyatos. Menceyatos que ahora se quieren resucitar, lo cual viene a demostrar que aquí existía una civilización destruida por esos españoles a los que hay que amar; es decir, asesinos.
  • ¿Por qué hemos de obedecer a los actuales ministros de Zapatero como Chacón, Aído, Rubalcaba, Fernández de la Vega, Gabilondo, Alonso, Salgado y otros? ¿Por qué no hemos de obedecer sólo a los nuestros, aunque sean magos? A gente con la esencia de nuestra tierra corriendo por sus venas, y no a los amantes de la españolidad, los españolistas y españolistos.
  • Canario, no eres español porque en la calle no eres español; los españoles te han reducido a la categoría de don nadie. Y encima se llevan tu dinero a la fuerza. Porque para eso tienen las Fuerzas, dignas, nadie lo duda, pero a las órdenes de los peninsulares. Y aquí hacemos un punto y seguido para ampliar lo que escribimos el pasado jueves. Policía Canaria sí, sin duda; propia. Policía de la nación canaria. Policía para una opereta con uniformes de colores para que luzcan en el escenario, no. Policía Canaria de la nación canaria, sí.
  • Así son los socialistas. No quieren la existencia de la familia. No quieren la existencia de un Ejército regular. Sólo quieren policías tipo la soviética KGB o la Gestapo nazi. Familia, no. Los hijos, los que nazcan de los matrimonios entre hombres o entre mujeres.
  • Hay que restituir a sus legítimos propietarios la tierra que era de nuestros antepasados; de una población que fue diezmada cruelmente tras ser derrotada de forma ignominiosa, con ventaja manifiesta de caballos, corazas y bombardas; con pólvora y filos de acero. Una conquista que esclavizó a un pueblo y lo vendió en las cortes europeas, porque aquí no encontraron los españoles especias ni oro. Conquistadores asesinos que violaron a sus mujeres y niñas y les transmitieron sus repugnantes enfermedades. Porque con las tropas regulares venían muchos mercenarios. Después, durante los casi seis siglos que median desde aquel crimen genocida, los invasores nos han estado sometiendo a vejaciones, utilizando las tierras de nuestro pueblo y usando en beneficio propio la posición geoestratégica de nuestras islas. Ventajas de tierra, mar y aire.
  • No queremos concluir sin recordar que estamos en aguas jurisdiccionales y territoriales de Marruecos, e integrados en Marruecos acabaremos si antes no somos una nación, porque colonia no lo vamos a seguir siendo. Que el pueblo tenga en cuenta esto. Que no nos calienten los españoles porque abandonamos el idioma español y nos pasamos al inglés, como hicieron los filipinos. No hablaremos el tagalo, pero sí el bereber africano de Cubillo.

Y las consignas son: (i) esto no es España por una simple razón de distancia; (ii) al actual gobierno hay que desobedecerle porque sí (esto podría calificarse tranquilamente como un llamamiento a la sedición), y hay que obedecer a nuestros políticos, aunque sean unos magos (un calificativo con el que en no pocos ejemplos, sin embargo, concuerdo); (iii) las por un lado dignas fuerzas armadas españolas son en realidad un ejército ocupante que secunda a la Agencia Tributaria en su labor de saquear las islas; (iv) los socialistas tienen modos dictatoriales y sólo desean cargarse la familia como institución; (v) los conquistadores fueron brutales y contagiaron a los aborígenes enfermedades repugnantes (como las que sin duda José Rodríguez habrá padecido alguna vez, verbigracia gripe o sarampión); (vi) si no nos declaramos independientes a la voz de ya, los marroquíes nos ocuparán por la cara.

Y a mí se me ocurre lo siguiente: (i) no valen seis siglos de historia, de población y mestizaje con la población aborigen y hombres y mujeres venidos de Francia, Portugal, Andalucía y Extremadura, moriscos y berberiscos, y en último extremo con nuestros hermanos americanos para ser españoles, no vale el idioma que hablamos, ni nuestra cultura ni folkore, hijo del español: somos guanches porque sí; (ii) la posibilidad de ser gobernados por los magos locales, libres de cortapisas, me horroriza y me horripìla, mucho más que la horrenda clase política nacional (española, ojo); (iii) ¿cómo pueden ser dignas unas fuerzas armadas que actúan como sicarios y matones de los crueles recaudadores de impuestos?; (iv) me pregunto, ¿qué futuro tendrían las parejas homosexuales en la nación canaria con la que sueña José Rodríguez?; (v) ya saben aquellos que padezcan gripe o sarampión: portan males repugnantes, no importa si los han contraído aquí o en otra parte; (vi) siendo españolas, las Islas Canarias serán invadidas por los marroquíes sí o sí, pero si son independientes, los aviesos moros se lo pensarán dos veces antes de enfrentarse a nuestros bien organizados menceyatos (un suponer).

El último párrafo sobre el bereber de Cubillo es ciertamente memorable: me reído de buena gana y a pleno pulmón.

Hasta mañana.

sábado, 3 de julio de 2010

Cómo se negocia en Madrid

Nuestro infatigable azote dirige hoy su atención hacia Ricardo Melchior, presidente del Cabildo Insular de Tenerife, a cuenta de dos aspectos bien diferenciados. Por un lado, la reclamación que hace sobre la gestión del Parque Nacional del Teide (aunque esto suponga poner algo tan delicado en manos de su siniestro lugarteniente medioambiental, Wladimiro Rodríguez Brito), en la que el editor-director del periódico azul apoya decididamente a Melchior. Por otro lado, sin embargo, le reconviene a propósito de la petición de un escáner para el puerto de Santa Cruz, instándole a que resuelva el asunto por la vía rápida, tal y como (siempre según él) hacen los políticos de Gran Canaria cuando tienen que tratar con instancias del gobierno central, pero de un modo un poco más... violento. Más concretamente:

"Lástima que (Ricardo Melchior) pisotee su imagen asistiendo a una manifestación para implorar un escáner. ¿No tiene el presidente del Cabildo tinerfeño categoría suficiente para imponerse en Madrid? Como españolista que es, ¿no puede dar un puñetazo sobre la mesa y decir basta? ¿O es que les tiene miedo a José Blanco y a la señora Salgado? Aspecto de hombre fuerte y de infundir temor posee por su corpulencia."

Por lo tanto, así es como, a juicio del señor Rodríguez, deben tener lugar las negociaciones. A puñetazo limpio e imponiendo temor por la corpulencia. No se sabe si dicha manera de negociar se ajusta a un patrón canario, o quizá más bien siciliano. Que también Sicilia es una isla, después de todo.

Hasta mañana.

viernes, 2 de julio de 2010

Dos políiticos y un destino

Las víctimas del comentario de hoy son la alcaldesa de Granadilla de Abona, doña Carmen Nieves Gaspar Rivero, y Santiago Pérez, a quien José Rodríguez distingue desde hace tiempo con su particular afecto. El abajo firmante se pregunta qué pueden tener en común estas dos personas para ser objeto de la embestida del autoproclamado denunciador mayor del archipiélago. Cuál es el destino que comparten. Y no es tarea fácil hallar un vínculo que les relacione: la una milita en Coalición Canaria, el otro en el Partido Socialista Canario; la primera es alcaldesa, el segundo diputado regional, y así. De manera que si ya se ha eliminado lo imposible, la verdad debe estar en lo que resta, por improbable que parezca: sin duda, ambos políticos se cuecen en el mismo caldero porque son del desagrado del periódico El Día y de su mandamás. Digo yo. Reproduzcamos, como es norma, algunos párrafos:
  • "Nos repugnan los talentosos y los talantosos, entre estos últimos nuestro milagroso primer ministro de la gran ruina de España, el socialista Zapatero. Ya hemos dicho recientemente que los socialistas y el socialismo atraen la ruina de los pueblos y el sometimiento de éstos a los malos gobernantes; a los déspotas."
  • "El bien, en este caso de Granadilla, va a triunfar sobre el mal. El mal de una alcaldesa inepta como es la de Granadilla. Una política ruin, vengativa y, en definitiva, inservible, que aún la tiene que aguantar el pueblo porque le quedan meses de cargo en los que su gestión será tan inútil como lo ha sido hasta ahora. Alcaldesa, por el apoyo que le presta un partido ruin y contrario a Tenerife, uno de cuyos miembros ha insultado gravísimamente a José Rodríguez."
  • "Santiago Pérez descarga contra EL DÍA y su editor la rabieta por sus continuos fracasos electorales. Eso quiere decir que no es demócrata, lo cual equivale, políticamente hablando, a ser un bolchevique o un nazi."
Sobre el primer punto, no acierto a explicarme la trascendencia que pueda tener Zapatero para el editor-director de El día, toda vez que es presidente de un país extranjero: ayer mismo, nuestro periódico favorito así lo proclamó, arguyendo como única razón la distancia que nos separa de las costas peninsulares. Además, resulta muy llamativo que un social-comunista declarado como José Rodríguez afirme que el socialismo trae la miseria a los pueblos. Si es así, entiendo que debería cambiar su ideario político a la mayor brevedad.

En cuanto al segundo, las palabras con que obsequia a la alcaldesa de Granadilla son especialmente chocantes si se tienen en cuenta los elogios que le dispensaron hace cosa de tres años, cuando accedió al cargo, en el mismo periódico que hoy tan amargamente le critica. Claro que si uno lee el resto del comentario, el motivo es obvio: el retraso sufrido en la ejecución del Puerto de Granadilla, del que el señor Rodríguez y su periódico se declaran fervientes partidarios. Estimará sin duda nuestro diario de siempre que Carmen Gaspar es responsable de ello. A propósito de ello, y por exclusión, el partido ruin y contrario a Tenerife debe ser la plataforma Sí Se Puede, que se ha manifestado contraria a dicha obra y cuyo único representante apoya con su voto a la señora Gaspar. Es rigurosamente cierto que Domingo Garí, miembro de dicha plataforma (así como colaborador de Canarias Semanal y profesor de Historia de la Universidad de La Laguna), escribió un artículo que contenía insultos hacia José Rodríguez, luego de que éste insinuara en una editorial posterior al accidente aéreo de Barajas del verano de 2008 que había afán de notoriedad hacia Gran Canaria por parte de ciertos medios informativos tras la tragedia que costó la vida a 154 personas, muchas de ellas grancanarias.

Finalmente, el calificativo de bolchevique dirigido a Santiago Pérez convertiría a éste, paradójicamente, en correligionario del propio José Rodríguez. A continuación añade o un nazi. Se supone que por criticarle. ¿Qué cabría decir entonces del propio jefazo de El Día?

Hasta mañana, si don José quiere.