El post anterior no estaría completo sin una lectura un poco más profunda de su editorial de hoy: no todo va a quedarse en las loables formas del Adalid de Nivaria y Guerrero del Antifaz de la avenida de Buenos Aires. Las collejas a los dos diputados nacionales de Coalición Canaria, así como la obscena alusión a la consejera de Sanidad constituyen sólo la segunda parte de la misma y, a juicio de quien escribe, una cortina de humo.
Una cortina absolutamente necesaria porque, de no ser así, este señor defraudaría a sus más acérrimos defensores. Aquéllos que, siempre según él, saturan la centralita de su periódico para manifestarle la más ardiente adhesión a sus patéticas soflamas. Hace tan sólo cosa de un mes, el día de San Juan para ser exactos, el tovarich José Rodríguez escogía a José Blanco, ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, como objetivo de sus canarísimos dardos verbales:
A esta evidente falta de coherencia editorial, hay que sumar que en el texto de hoy no aparecen por ningún lado palabras tales como patria, independencia, nación, etcétera, que venían siendo parte del mantra -hoy mantra interrupta- del azote de la españolidad. Lo que sugiere que este señor ha sido capaz -quién lo diría- de aparcar por un día su encendido discurso soberanista en aras del bien de Canarias, un bien, eso sí, supeditado sin discusiones a las medidas que pueda tomar un representante español como el ministro de Fomento. Todo un ejemplo del más puro y genuino patriotismo canario.
Y es que a ciertas edades, a algunos se les queda el rostro del material que han usado a lo largo de su dilatada existencia para modearlo. ¿No les parece?
Una cortina absolutamente necesaria porque, de no ser así, este señor defraudaría a sus más acérrimos defensores. Aquéllos que, siempre según él, saturan la centralita de su periódico para manifestarle la más ardiente adhesión a sus patéticas soflamas. Hace tan sólo cosa de un mes, el día de San Juan para ser exactos, el tovarich José Rodríguez escogía a José Blanco, ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, como objetivo de sus canarísimos dardos verbales:
- ¿Y quién coño es don José Blanco para disponer de los aeropuertos canarios? ¿Con qué autoridad incluye a los aeropuertos de nuestras islas, que son nuestros y sólo nuestros, entre los aeropuertos españoles?
- Anticipa José Blanco, ministro de Fomento, que su departamento estudia la incorporación de controladores aéreos militares para sustituir a los de carácter civil ausentes de sus puestos de trabajo por bajas médicas. (...) Apoyamos al ministro y le instamos a que no se quede en el anuncio o el aviso de esta medida sino que, si persiste la actitud de los controladores, tenga la valentía de llevarla a la práctica.
A esta evidente falta de coherencia editorial, hay que sumar que en el texto de hoy no aparecen por ningún lado palabras tales como patria, independencia, nación, etcétera, que venían siendo parte del mantra -hoy mantra interrupta- del azote de la españolidad. Lo que sugiere que este señor ha sido capaz -quién lo diría- de aparcar por un día su encendido discurso soberanista en aras del bien de Canarias, un bien, eso sí, supeditado sin discusiones a las medidas que pueda tomar un representante español como el ministro de Fomento. Todo un ejemplo del más puro y genuino patriotismo canario.
Y es que a ciertas edades, a algunos se les queda el rostro del material que han usado a lo largo de su dilatada existencia para modearlo. ¿No les parece?
No hay comentarios:
Publicar un comentario