Ana Oramas González-Moro acaba de convertirse por derecho propio en blanco de las iras de nuestro Clark Kent (lo digo por el azul de su uniforme, aunque el rojo le afearía un poco). La diputada por Coalición Canaria no hizo bien sus deberes, a juicio de El Día, y como quiera que en el reciente Debate sobre el estado de la Nación no clamó por la independencia de las islas, pues eso: toma, y toma. Naturalmente, el bueno del editor-director-jefazo se ha cuidado mucho a la hora de calificarla como nefasta, limitando su crítica al aspecto meramente político. Así que la diputada chicharrera ha ingresado en el selecto club de aquellos que un día sí y otro también, reciben la admonición del Torquemada de Santa Brígida, como Santiago Pérez, Juan Fernando López Aguilar o Carmen Gaspar, saliendo de ese otro mucho más selecto aún que forman los patriotas como Miguel Zerolo o Paulino Rivero. Lean:
- (...) Ana Oramas es la política más perniciosa que ha tenido Canarias en toda su historia.
- Los isleños eligieron a doña Ana y a don José Luis (Perestelo) para que defiendan sus intereses en la capital de la nación que nos coloniza (...). Ambos han vuelto a desperdiciar una oportunidad de oro, como ha sido el debate sobre el estado de la nación, para ponerse en pie sobre sus escaños y decirle a Zapatero, y también a todos los demás miembros de su Gobierno y a todos los diputados y diputadas, que Canarias no forma parte de la nación española y, en consecuencia, la presencia de los diputados nacionalistas en Madrid sólo tiene por objetivo iniciar las conversaciones que transformen a Canarias en un Estado libre y soberano.
- En vez de cumplir con su obligación -es decir, en vez de ser consecuentes con el mandato de sus electores-, han optado la señora Oramas y el señor Perestelo por dedicarse a esas tonterías que ellos llaman "política pura". Qué indolencia la de ambos, considerando que el pueblo -el pueblo, insistimos, que los eligió para que lo defendieran- está pasando hambre.
- Lo peor es que doña Ana cree que está haciendo una gran labor. La realidad es que se ríen de ella y de Perestelo. Se carcajean cuando dicen que son españoles, porque no lo son.
- ¿Puede quedar sin castigo político lo que la señora Oramas y el señor Perestelo le están haciendo al pueblo canario?
Bienvenidos al club, señores.
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