martes, 30 de julio de 2013

Yo hice a Roque III

Gary Baldi, en su pastoral de hoy:

Paulino Rivero no hubiera sido nada ni nadie en la política insular y regional si José Rodríguez, en un gesto que lamentará el resto de su vida, no hubiese confiado en él. Paulino Rivero no sería nadie políticamente hablando, insistimos, si esta Casa no lo hubiese apoyado en todo cuanto ha hecho. Ah, pero el mago político es proclive a morder la mano que le da de comer. Por eso, en vez de analizar con sosiego si las críticas que le hacemos están fundamentadas -que lo están-, prefiere Rivero matar al mensajero.

Eso le gusta mucho al gran apóstol: jugar (o pretender que juega) a poner y quitar presidentes. En su descargo, cabe decir que no es el único: ahí está el gran Pedrojota como modelo a seguir. Pero cada cual dentro de sus posibilidades. Faltaría más.

Un servidor lee semejante baladronada e, inevitablemente, evoca este clásico de nuestro cine. La semejanza es más que obvia:

martes, 23 de julio de 2013

Cochinas mentiras

Gary Baldi ha retomado su versión más cubillista, para volver a machacar las conciencias ajenas con la matraquilla independentista y bla, bla, bla. Quizá se ha dado cuenta al fin de que insistir tan obsesivamente sobre la figura de Paulino Rivero termina por ser contraproducente, pues no sólo hastía a la mayoría de sus sufridos lectores, sino que la erosión que pretende ejercer resulta ser mucho menor que la deseada. En el editorial de hoy, quién sabe si inspirado por la voz en el oído de Secundino Delgado o por el espíritu del ínclito fundador del MPAIAC, el octogenario profeta se marca una de sus interpretaciones tan peculiares de la Historia, fruto (suponemos) de su amplísimo conocimiento:

El trato que están recibiendo estas Islas no es propio de un país civilizado y mucho menos de una nación que pretende ser europea. Bélgica, que tiene nuevo monarca, Portugal, Inglaterra -que estudia concederle la libertad a Escocia- han sabido darle un trato justo a sus colonias, pero España sigue esquilmando a nuestro Archipiélago seis siglos después de que se produjese una conquista violenta y genocida. (...) sin la esclavitud colonial y libres igualmente de la tiranía política de Rivero y sus compinches, Canarias sería uno de los países más ricos del mundo. Esta es una verdad como un templo aunque muchos canarios siguen sin creérsela porque los españoles los han narcotizado. Durante siglos le han hecho creer a este pueblo, de naturaleza laboriosa y emprendedora -como lo ha demostrado allí donde han tenido que emigrar sus hijos-, que no podría vivir sin la tutela de España. Mentira cochina.

A lo largo del último siglo y medio, Bélgica ha manejado el Congo, especialmente durante el reinado de Leopoldo II, casi como una finca colonial, cometiendo toda suerte de expolios, tropelías y asesinatos en masa sobre la indefensa población local (las víctimas se estiman en millones) y sus recursos, inicialmente caucho y marfil, luego uranio y hoy estaño, maderas nobles, coltán y diamantes. Joseph Conrad dejó vivo testimonio de ello en su celebérrima obra El corazón de las tinieblas. Bélgica nunca ha sido ajena a la desgraciada historia de este país, que tuvo en Patrice Lumumba al único dirigente digno de ese nombre, asesinado por ingrato a los ojos de la antigua madre patria y de Estados Unidos. Los demás, empezando por el infame Mobutu Sese Seko, no han sido más que títeres impuestos por Bruselas y/o Washington, sátrapas sin escrúpulos bajo los cuales este riquísimo y extenso país vive en la más acuciante necesidad.

Nuestro vecino Portugal se vio forzado a liberar a sus antiguas colonias, primero desde fuera (sangrientas guerras en Angola y Mozambique, sobre todo, así como su expulsión más o menos forzada de Goa, Timor y otras posesiones y enclaves), y al fin desde dentro, tras el triunfo de la Revolución de los Claveles, que puso fin a la dictadura salazarista. La historia de estos países tampoco ha estado exenta de guerras, hambre y sufrimiento, en la que la ingerencia de terceros países ha estado siempre presente.

De los tres casos que menciona Gary Baldi, el británico se acerca más a la verdad, siquiera por aquello de que los hijos de la Pérfida Albión generalmente prefirieron un buen acuerdo al conflicto abierto, inventándose la Commonwealth para que no faltase el buen rollito con las antiguas posesiones del imperio. Incluso con aquellos contra quienes hubo guerras sangrientas, existe hoy muy buen entendimiento, y ahí están los Estados Unidos de Norteamérica para confirmarlo. Pero no es cierto que el gobierno de Su Majestad esté planteándose conceder la libertad a los escoceses; tan sólo existe un compromiso pata celebrar un referéndum en aquél reino sobre su posible independencia del Reino Unido, nada más. Algo que el gran apóstol no admitiría para estas islas, so pretexto (Cubillo dixit) de que ya estábamos autodeterminados desde tiempos de los aborígenes. Con un par.

Estas son las verdades que usted oculta o disfraza, abuelo. Verdades fácilmente contrastables en libros y fuentes históricas, y no los cuentos que usted predica desde su púlpito, sus cochinas mentiras, con las que pretende narcotizar a los ingenuos que estén dispuestos a creérselas. Que Achamán le perdone.

jueves, 18 de julio de 2013

Otro variscazo

El pasado día 15 del corriente, Canarias Ahora se hacía eco de un nuevo revés judicial para el gran apóstol de la libertad del pueblo guanche oprimido:

(...) Acaba de caer en nuestras manos el último revolcón, una sentencia de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife que confirma hilo por pabilo la de primera instancia que le condenó a pagar a Ángela Mena, a su cuñada y a una tercera mujer la nada despreciable cantidad de 100.000 euros por haberse inventado los papeles de México y encontrar en ellos, ¡eureka!, una tremenda corrupción de las señoras en cuestión, vinculadas todas ellas por la vía familiar con Paulino Rivero. El revolcón no es sólo económico, que duele y por partida doble (se le condena también a las costas), es también revolcón jurídico, porque desbarata uno tras otro todos los desquiciados argumentos esgrimidos por la defensa del Faro de Nivaria hasta dejarlos reducidos al ridículo. La ponente, Macarena González Delgado, concluye que todo el tinglado de los negocios mexicanos de la familia de Paulino Rivero fue una enorme patraña que El Día no se preocupó en contrastar lo más mínimo sino que, muy al contrario, amplificó y utilizó a su antojo para cargar contra el presidente del Gobierno y su familia durante 2011 (periodo analizado por la justicia, porque aun hoy continúa con la majadería) por haberle sido negada en el concurso de frecuencias de radio una mísera emisora. La campaña en contra de Mena y sus familiares no cumple con ninguno de los requisitos que la jurisprudencia contempla para hacer prevalecer el derecho a la libertad de expresión, porque además de la falta de veracidad (mentira cochina, en lenguaje vulgar) se presentó en el periódico de referencia con el indisimulado interés de dañar a las personas que se mencionaban. Y con un notable desprecio por la verdad al sortear incluso los desmentidos y los escritos de rectificación remitidos por las afectadas a las oficinas de don Pepito. Todo ello, dice la sentencia, “provocando en los lectores una visión distorsionada de la actora [Ángela Mena], con capacidad de ser susceptible de crear dudas específicas acerca de su honorabilidad”. La sentencia sólo puede ser recurrida ante el Supremo por infracción penal, cosa que hará don Pepito, como es costumbre, para que le venga incrementada con intereses y costas procesales. (...)

Y así contestaba ayer el aludido, falto de argumentos y sobrado de bilis amarga como la hiel:

Le queda dinero también al presidente para untar a un marimarica de Las Palmas que ayer volvió a arremeter contra una persona seria, como lo es el editor de EL DÍA. Rivero ha dicho que no descansará hasta acabar con José Rodríguez. Podríamos decir, en tono altivo, que veremos quién acaba con quién. Sin embargo, no nos gusta el lenguaje prepotente y amenazante. No lo necesitamos para decir la verdad y, con esa verdad que siempre termina por imponerse, defender al pueblo canario.

Pues eso: otro variscazo más, otra batalla perdida. Y como en tantas otras ocasiones, de mano de una mujer que actúa como jueza o magistrada. Qué mala suerte...

domingo, 14 de julio de 2013

Cien años de resistencia

Una de las mentiras más frecuentes en las homilías de nuestro gran apóstol, fruto de la instintiva pasión de los nacionalistas de todo pelaje (neoconversos incluidos) en tratar cual meretriz a la Historia, es que los aborígenes canarios resistieron heroicamente a los invasores castellanos durante un siglo, poco más o menos. Esta necesidad de convertir a las gentes de entonces en duros y enconados luchadores sirve para establecer una división ellos-nosotros, necesaria para justificar afanes independentistas. Hoy mismo vuelve don erre-que-erre con esta matraquilla:

También los guanches vivían en libertad. Eran un pueblo primitivo pero a la vez organizado -poseían unas muy definidas estructuras sociales y familiares- y pacífico. Un pueblo que no necesitaba construir armas sofisticadas porque tampoco le urgía utilizarlas contra algún enemigo. Hasta que llegaron unos viles invasores de allende los mares. Hombres sin piedad que no dudaron en enfrentarse a unos indefensos pastores con lo mejor de la tecnología militar de la época. El valor con el que los guanches se enfrentaron a aquellos forajidos queda patente en los casi cien años que duró la conquista. Ni siquiera la pólvora, los caballos, las espadas, las corazas y hasta los perros de presa lograron someter al pueblo canario en poco tiempo. Casi un siglo, lo repetimos, antes de que cayera el último bastión aborigen. Estamos obligados a honrar ese sacrificio, y no hay mejor forma de hacerlo que obligando a los españoles a marcharse por donde vinieron.

Estaría bien la historieta, insisto, si no fuera porque es un cuento de hadas. Dejando a un lado que los aborígenes respondían a distintos nombres (mahos, bimbaches, guanches, benahoritas, gomeros y guanartemes), y que si no tenían armas sofisticadas era porque no tenian con qué hacerlas ni sabían cómo, las islas fueron conquistadas en un lapso de tiempo real mucho más breve que ese pretendido siglo. Repasemos lo que nos dice la Historia, la de verdad.

El Hierro, la Gomera y Lanzarote fueron ocupadas rápidamente y sin lucha. Los gomeros aceptaron inicialmente a los recién llegados, contra los que luego se rebelarían, mientras que bimbaches y majos estaban tan mermados por las incursiones de los traficantes de esclavos (apenas quedaba medio millar de personas entre las dos islas) que eran incapaces de oponer resistencia organizada. Otro tanto sucedió en Fuerteventura, donde la conquista demoró tres años por los rifirrafes entre Jean de Bethencourt y Gadifer de La Salle. Así transcurrieron varias décadas en las que las islas mayores quedaron a salvo de los recién llegados, salvo algún intento de asalto, repelido por los isleños.

Cuando la corona castellana se tomó en serio la conquista de las tres islas restantes, ésta tuvo lugar en pocos años. Cinco en el caso de Gran Canaria, complicada por los dimes y diretes entre Juan Rejón y Pedro de Vera. Hubo, por cierto, fuerte oposición de los guanartemes hacia los invasores (entre los que había un fuerte contingente de gomeros, ojo), pero ya fuese por las armas o por negociación, la isla quedó finalmente sometida. La Palma fue conquistada en un año, sin apenas lucha, excepción hecha de la resistencia de Tanausú en su fortín, quien sería vilmente traicionado por el Adelantado Alonso Fernández de Lugo, quien se aplicó luego a la tarea de someter Tenerife. Y sólo dos años le llevó la cosa, pese a la aplastante derrota sufrida en la Matanza de Acentejo, única victoria militar de los aborígenes frente a los invasores en batalla. En la empresa de conquistar Tenerife, los castellanos contaron con la inestimable colaboración de fuerzas de aborígenes gomeros y guanartemes.

Es decir, que la romántica idea de la brava y enconada resistencia de los lugareños ante el enemigo se disuelve como un azucarillo -uno más-, una bola más que añadir a las falsedades que día sí día también, publica Gary Baldi en su periódico. Si sumamos los años empeñados en la conquista, ésta tuvo lugar en apenas una década, y la tardanza tuvo más que ver con la logística, la financiación y las desavenencias entre caudillos franceses o castellanos que con la resistencia local que, a pesar del valor de algunos jefes locales y su fiera determinación, de poco sirvió para oponerse a un enemigo mucho mejor armado. En eso al menos sí que hay un asomo de verdad.

Así que venga, Pepito: castigado otra vez a la pared. Sí, sí, con las orejas puestas. ¡Y no te las quites hasta que suene el timbre del recreo!


martes, 9 de julio de 2013

¿Ratoncita?

Marisa Tejedor es catedrática de la Universidad de La Laguna desde hace ya bastantes años. Entre sus méritos académicos figura haber sido la primera mujer rectora de este país (véase aquí su CV). Y entre los no académicos, haber estado al frente de la Consejería de Industria, Comercio y Nuevas Tecnologías del gobierno de Canarias en tiempos del ya desaparecido Adán Martín, así como ser actualmente presidenta de la gestora en cuyas manos cayó la Fundación Cajacanarias hace unos meses. La semana pasada se reunió con el presidente del gobierno canario, acordando la participación de dicha fundación en el programa de comedores escolares que Paulino Rivero ha impulsado para este verano. La cifra: 1.4 millones de euros, que no está mal si se tienen en cuenta los tiempos que corren.

Pues al parecer el acuerdo le ha sentado muy mal al Sancho Panza (pues leal escudero es de su señor) de la avenida de Buenos Aires. Tanto que no ha dudado en ponerlo en seria tela de juicio, advirtiendo además a la presidenta de la gestora sobre la posibilidad de dar con sus huesos en el trullo. Y para que no se diga aquello de qué buen vasallo si tuviera buen señor, el propio Gary Baldi ha salido hoy en defensa de su protegido:

De Marisa Tejedor solo podemos decir, en coincidencia con Chaves, que nos ha defraudado. También nosotros pensábamos que poseía carácter suficiente para enfrentarse a la sinrazón de un déspota político, pues la historia universal es pródiga en nombres de mujeres a las que no les ha faltado el valor para enfrentarse a los tiranos. Desde Antígona frente a Creonte la lista es demasiado larga para tener cabida en muchos editoriales como este. No es el caso de Marisa Tejedor; una mujer a la que tal vez, lo desconocemos, no le falte coraje para decir no ante una decisión arbitraria, una más, de quien une a su torpeza política unos agravios sin parangón al buen gobierno que se merecen los canarios. Quizás la señora Tejedor no carezca de valor, pero está claro que ha sido hipnotizada por la ladina mirada de Rivero, como queda abobado un ratoncito ante los fríos y malévolos ojos de la serpiente. Y como el ratoncito, ha acabado Marisa Tejedor en las fauces de la víbora política que le ha inoculado a su partido el ponzoñoso veneno que brota de sus afilados colmillos, en comandita con el colonialismo español al que él, como falso nacionalista que es, se niega a enfrentarse.

¿Saben qué? ¡Permítanme que me ría! Marisa Tejedor tiene de ratoncito lo que yo de astronauta. Más bien, y en relación a su apellido, la identifico con Aracne (ya que tanto gustan las referencias clásicas en el periódico azul). No ha llegado donde está ni ha cosechado sus logros precisamente por dejarse hipnotizar, no. Y ello, naturalmente, sin olvidar que hay arañas que, por su tamaño y agresividad, incluyen ratones como plato habitual en su menú. Harían bien algunos en recordarlo, no sea que acaben como Pixie y Dixie, con la sangre envenenada y no precisamente por un reptil.