Un país (y nos referimos al país canario ...) que, aun siendo bueno, tiene ecologistas falsos que se oponen de antemano, y sin posibilidad alguna de debate, a cualquier proyecto que redunde en beneficio de la población. Por si fuera poco, denuncian por delitos inexistentes a personas y medios sin más "culpa" que defender a Tenerife y a Canarias.
Como de costumbre, el sin par führerjefazo de la Avenida de Buenos Aires es capaz de "ver" (y denunciar, o poco faltaría) en los demás los pecados que él mismo comete a diario en sus soflamas. ¿O acaso se distingue nuestro singular personaje, alma de este humilde blog, por su tolerancia y apertura hacia el debate? Sorprenden estos sublimes pensamientos en quien se ha opuesto de antemano y sin posibilidad alguna de debate al proyecto de tren en Gran Canaria. Por poner un ejemplo.
Vayamos un poco más lejos. Una vez que nos queda claro el concepto de falso ecologista, habrá que preguntarse cuál es el hábitat natural de tan malévola y perniciosa especie. Y aquí sale de nuevo Clark Kent, capa al viento y puño en alto, dispuesto a mostrarnos la verdad:
De esas personas podemos decir que constituyen una auténtica mafia que se refugia, mayoritariamente, en la Universidad de La Laguna, para desgracia de esta institución tinerfeña y canaria. (...) Son esos falsos ecologistas a los que nos referimos los que mancillan ahora la Universidad más antigua de Canarias; podemos afirmar que han tomado La Laguna como madriguera para cometer sus abusos.
En esencia, y al menos en parte, es cierto: en la ULL trabajan honestamente muchos profesores que ponen en cuestión y hasta en solfa los proyectos megalómanos de nuestros gobernantes, apoyados en no pocos casos por sus alumnos. Todos ellos entienden que nuestro mayor patrimonio es la riqueza natural de las islas, y que ese patrimonio resulta directa y seriamente amenazado por el modelo de desarrollo económico promovido por los partidos políticos que respaldan sin tapujos al empresariado del cemento, el asfalto y el ladrillo que está, literalmente, triturando las islas. Desmanes urbanísticos, no exentos algunos de presuntas corruptelas, que por supuesto cuentan con el fervoroso clamor de Gary Baldi y sus secuaces.
Sin embargo, si de algo ha sido siempre refugio la universidad lagunera es del libre pensamiento, del debate y la discusión, del diálogo razonado, la investigación y el saber, todos ellos opuestos a las cerriles y furibundas diatribas que con su habitual y cateta contumacia nos machaca una y otra vez quien-tú-sabes.
Sólo me queda un resto de curiosidad: si estos son los falsos ecologistas, ¿qué entenderá el bueno de José Rodríguez por ecologista auténtico? Nada más pensarlo se me pone la piel de gallina.