Hace cosa de algunos meses, de manera alevosa y cobarde, Gary Baldi se abstuvo de comparecer en el Juzgado de Primera Instancia Número 1 de Las Palmas de Gran Canaria, demandado por Carlos Sosa debido a los numerosos y reiterados insultos que el octogenario mencey le lanzaba cada vez que tenía ocasión desde su siniestro ministerio de propaganda. Se excusaba entonces nuestro gran apóstol alegando ciertos problemas de salud que, según él, le impedían desplazarse a la isla vecina.
Pues parece que su salud ha mejorado más que notablemente. Tanto el editorial de ayer como el comentario de hoy, nos ponen al corriente de las últimas andanzas de alguien cuyo estado de salud se presumía sumamente delicado y frágil:
El presidente,
editor y director de EL DÍA acaba de regresar de un viaje por varios
estados de Norteamérica en el que ha conocido algunos aspectos internos,
y para él desconocidos, de una nación que ya había visitado en otras
ocasiones. Su impresión de Estados Unidos es de envidia sana. José
Rodríguez comprende los motivos que tienen los norteamericanos para
sentirse orgullosos. [Editorial del 28/10/2012]
La diferencia salta a la vista cuando nos comparamos con las naciones
avanzadas. Es lo que le ha sucedido, como decíamos en nuestro editorial
de ayer, al presidente, editor y director del Grupo de Comunicación de
EL DÍA en un viaje a Estados Unidos que acaba de concluir. Contrasta la
visión de un país en el que, pese a las dificultades, la gente vive bien
y hay orden. [Comentario del 29/10/2012]
Desde esta bitácora, nos alegramos de la mejoría experimentada por el caudillo, perdón, mencey nivariense, toda vez que, un suponer, ya no habrá impedimentos para cubrir la distancia que nos separa de Las Palmas. De otro modo, podríamos llegar a pensar que es un caradura mentiroso, pero por nuestra afable naturaleza y modo de ser, somos incapaces de concebir tamaña barbaridad.