El insigne patriota, mencey periodístico de las islas, dueño, jefazo y señor del observador popular de la tinerfeña avenida de Buenos Aires, ha sufrido un nuevo varapalo judicial. La Audiencia Provincial de Tenerife ha revocado la sentencia en su momento dictada por el juez Álvaro Gaspar Pardo de Andrade, en virtud de la cual el periodista Carlos Sosa, director del periódico digital Canarias Ahora, debía cesar en su insistencia de referirse al arriba mentado como Don Pepito. Es cierto que el periodista grancanario ha desobedecido esta sentencia en varias ocasiones desde el pasado mes de marzo hasta ahora, pero el caso es que los jueces han recobrado el juicio, el mismo que Don Pepito ha perdido, aunque en su momento sacara pecho (con la boca pequeña, eso sí), por su momentánea victoria. Así que a partir de ahora, quien lo desee puede referirse a él con este cariñoso apelativo sin miedo a que le metan un puro judicial.
El llanto amargo no se ha hecho esperar a este lado de la frontera interprovincial:
(...) nos preguntamos si a partir de ahora nos seguirán procesando a nosotros
por emplear expresiones, siempre dentro de nuestros artículos de opinión
-y por lo tanto exclusivamente relacionados con la crítica
periodística- tales como chulón, barragana, perfumado, tiñoso, bembón,
jubileta, bobona, etcétera. De lo contrario, estaríamos en la difícil
situación de pensar que la Justicia -en la que reiteramos nuestra
absoluta confianza- se ha quitado la venda de los ojos para ver a quién
juzga antes de dictar sus sentencias. (...) Prueba de que la sentencia supone una patente de corso para que este
mendaz individuo prosiga con sus reiteradas faltas de respeto lo tenemos
en la publicación digital de la que es director y propietario. Ayer se
mofaba ampliamente en ella de José Rodríguez. ¿No es esto perseguible
judicialmente, incluso de oficio? ¿Podemos nosotros llamar Don Juanito
al Jefe del Estado, no solo una vez sino tantas como 6.600 veces como
mínimo, sin que nos suceda nada?
Saboreando la victoria, y empeñado en dar una lección al octogenario patriota nivariense, Carlos Sosa publica en su periódico una serie de vídeos que resumen lo más destacado de aquella sesión judicial. Por ejemplo, aquí pueden ver como el gran mencey se autoproclama como autor intelectual de sus comentarios y editoriales. Aquí matiza sus ácidos y reiterados ataque s jueces y magistrados que le quitan la razón, acusándoles de prevaricadores. Aquí (pieza hilarante donde las haya) manifiesta ser director de periódico desde su nacimiento. Y aquí, aquí y aquí su fiel y orondo escudero Andrés Chaves hace pública contrición por haberse referido a su actual jefe con tan irrespetuosos modos.
Es verdad que el apelativo (o nombrete, como el perjudicado llega a decir en alguna ocasión) es el Top de los calificativos usados contra él, sobre todo en el ámbito periodístico. En la blogosfera hay un poco más de diversidad. Así, en el más que recomendable espacio de Canarias Bruta le conocen y citan habitualmente como El Yayo, cariñosísimo apelativo dado a los mayores.
Por mi parte, aun sintiéndome amparado por el revés judicial dado al ilustre editorialista, patrono de la causa libertaria de nuestro africano archipiélago por la gracia de Achamán, sigo en mis trece. Porque acaso don José Esteban sea en el fondo (muy en el fondo) un romántico, como lo fue Giuseppe Garibaldi, quien luchó con lo que tenía para lograr la unidad y libertad de su patria, aunque todo cambiase para después seguir igual, como bien dijo Lampedusa por boca del Príncipe de Salina. Y precisamente porque creo que nada cambiaría de lograrse su esperpéntica hoja de ruta, y porque le veo como una simple caricatura del aventurero italiano, inspirándome en el personaje creado por Les Luthiers en su sketch El asesino misterioso, digo aquí y ahora que seguirá siendo Gary Baldi en estas páginas. Forever.
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