No es casualidad que los apellidos del insigne
führer de la santacrucera avenida de Buenos Aires sean, precisamente,
Rodríguez Ramírez. Así, un servidor puede decir de él que es un
erre-que-erre sin temor a incurrir en falsedad. Todos sabemos que cuando alguien es calificado de este modo (e insisto, no se trata de una casualidad cuando hablamos del jefazo y propietario de
El Día), se quiere hacer notar su carácter o verbo insistentes, machacones y pertinaces hasta el mismísimo aburrimiento. Así que, fíjense: de casta le venía al podenco. Canario, por supuesto.
Porque el susodicho editor, director y propietario pretende, erre que erre, majar a conciencia, como si fueran dientes de ajo, las mentes de quienes se tragan sus comentarios. En cierto modo, algo semejante es bien propio de vampiros, quienes chupaban la sangre de sus víctimas para así poder vivir eternamente. Pero de eso hablaremos otro día. Hoy, tocaremos una de las más recientes majaderías del diario azul. Tan reciente como que hoy mismo vuelven a la carga con ella.
Carlos Sosa dirige el periódico
Canarias Ahora, un diario que sólo puede leerse en la red, muy en línea (nunca mejor dicho) con los tiempos que nos toca vivir. La línea editorial del mencionado periódico es afín a la izquierda y a los ecologistas, a quienes
Sosa defiende abiertamente. Así que en él abundan las críticas hacia
José Manuel Soria, sus maniobras, decisiones, conchabos y tejemanejes varios, extensibles a otros miembros destacados del Partido Popular canario. Hay asimismo frecuentes variscazos a Coalición Canaria, y también le atizan a otro medio, éste más tradicional y afín a la derecha política como el
Canarias7, y por eso mismo
han sido objeto de
sus iras. Pero la cosa no termina ahí: en la sección "Top Secret" de
Canarias Ahora suelen guardar un espacio al
alma mater de este blog, a mi sublime inspiración, al jefazo en persona. Con socarronería chusca, buscan los tres pies al gato a las soflamas del prócer, siempre con más acierto que el autor de estas líneas, pues por algo son profesionales. Y eso al
führer le sienta fatal. Aquí va una muestra de los halagos de
Gary Baldi hacia su colega:
- No menos increíble es el hecho de que, en dos ocasiones, se haya archivado una querella contra un profesor de la Universidad de La Laguna, al que aún no conocemos ni él nos conoce a nosotros, que también insultó gravemente, gravísimamente, con los epítetos inequívocos y denigrantes a José Rodríguez. De estos asuntos y de otros se aprovecha un chulón, un fracasado aspirante a cura, para reírse de forma contumaz y a diario del director de EL DÍA, usando unos calificativos que dañan gravemente su imagen; un individuo deleznable que lo es aún más porque ha comprometido a un miembro de la carrera judicial. [01-Nov-2010].
- NOS ACUSA reiteradamente un chulón de que atacamos, y hasta de que amenazamos, a toda la Justicia y a todos los jueces. No es verdad. Hemos dicho en reiteradas ocasiones, y lo seguiremos haciendo, que respetamos a la Justicia como institución y a quienes la imparten. (...). Del chulón nos ocuparemos más extensamente otro día, pues hoy no tenemos ganas de andar por las cloacas. [05-Nov-2010]
- Volvemos a ocuparnos hoy de un señor director de un medio digital canarión contra el que ya hemos interpuesto una demanda civil, a la que seguirá una querella. Se ve que dicho señor (en realidad un chulón aprovechado de sus circunstancias) tiene un asesoramiento judicial efectivo. En caso contrario no se explica como sigue difamando y tratando de ridiculizar a diario a una persona honesta y respetable como es José Rodríguez, editor y director de EL DÍA. A tipos de Las Palmas con esta catadura el odio a Tenerife les sale por las yemas de los dedos cuando escriben. [07-Nov-2010]
- El chulón de quien hemos hablado en ocasiones (y nunca nombramos) vuelve ayer lunes, como todos los días, a arremeter contra José Rodríguez y contra EL DÍA. Lo hace comprometiendo a quien, al parecer, es persona de su intimidad. Una funcionaria que administra justicia y que a esta Casa la ha perjudicado en, que conozcamos, dos ocasiones. [09-Nov-2010]
- (...) No obstante, esa paciencia terminará por acabarse. De hecho, ya se nos ha acabado, pues hemos iniciado acciones legales para defendernos de la canallesca hediondez de quienes tratan de denigrarnos a diario. En cambio, cierta capacidad de asombro sí continuamos teniendo. Por eso nos preguntamos cómo es posible que durante tanto tiempo un digital de Las Palmas, dirigido por un chulón con antecedentes, y no sólo de seminarista fracasado, al que tenemos demandado, siga accediendo cada vez que le apetece a asuntos que están tramitándose en los juzgados, algunos de ellos inclusive sometidos a secreto de sumario. [29-Nov-2010]
Ha nacido una nueva majadería: las amenazas
al chulón de Las Palmas. Pobre señor
Sosa: tiene todas las papeletas para ser blanco del encendido discurso del
führer blanquiazul. Todas. Es grancanario, simpatiza con ideas socialistas y ecologistas, y encima va y le curra. Y lo único que hay a mano en
El Día para responder a la sorna del
Canarias Ahora es insultar a su director, acusándole de ser seminarista fracasado, como si fuera algo vergonzoso. Mucho más grave es la insinuación de connivencia con la justicia, pero el periodista grancanario, fiel a su estilo, se
ríe de ello y de más. La cosa, con todo, no deja de tener su gracia.
Carlos Sosa fue una de las pocas voces que se
alzaron en contra de la resolución unánime del Parlamento de Canarias en la que se reprobaba la línea editorial de
El Día, defendiendo su derecho a la libertad de expresión y sugiriendo, en cambio, que se cercenasen las subvenciones públicas hacia el diario chicharrero, es decir: que le diesen al
führer donde de verdad, de verdad, le dolería.
Paulino Rivero, por supuesto, no hizo nada semejante.
Así que, si en
El Día no se atreven a mencionar el nombre del presunto chulón, ellos sabrán por qué, yo sí lo hago. Siga adelante,
don Carlos. Puede que no esté siempre de acuerdo con usted, pero en esto de zurrarle a erre-que-erre, sí. Además, esté tranquilo: según dicen en El Día, siempre optarán
por la resistencia pasiva. Con un par, los tíos.