Conforme se acerca la fecha de fin de año, el tono apocalíptico y la carga de demagogia de los comentarios del diario azul suben como la masa de pan fermentada por las levaduras. La razón, supuestamente, sería el fin del período fijado por Naciones Unidas para la descolonización de los pueblos. Y claro, como según Cagliostro y sus pandilleros somos una colonia, pues como que se esfuma la oportunidad de la independencia que nos convertiría (esto ya es mi humilde opinión) en la República Bananeroguanche de Canarias (sin Gran Canaria, of course). Así pues, toca movilizar a las masas de lectores y nada mejor para ello que el verbo fluido y la palabra divina del santo prócer, que lanza admoniciones a diestro y -sobre todo- a siniestro culpando de la mala situación económica a nuestro presunto status colonial, atizando sin descanso el absurdo miedo al moro y permitiéndose, incluso, amenazar directamente, con nombre y apellidos, a ese gran criptopatriota llamado Paulino Rivero. Así ocurre hoy, al menos:
¿Recuerdan aquel programa de televisión ochentero, dirigido por Fernando García Tola, y titulado Si yo fuera presidente? Si yo estuviese en la piel de Paulino Rivero, en este momento estaría revolcándome sobre el sillón de mi despacho, partido de risa a más no poder. De verdad.
- En cualquier caso, la situación resulta grave, don Paulino. Está usted caminando sobre el filo de una navaja. Tenga presente que le pueden caer causas penales en el futuro.
- Haga usted lo que debe hacer, don Paulino; lo que no ha hecho la Niña ni el señor Perestelo. Pida usted la independencia de Canarias. En caso contrario se expone usted, y nos expone a todos, a que aquí gobiernen los moros. Y lo harán mediante un mandato de la ONU (...)
- En ese caso [en caso de recibir una negativa a la exigencia de independencia], ya sabe usted lo que debe hacer. La gente saldrá a la calle. Pacíficamente (Dios no quiera que se produzcan brotes de violencia), pero saldrá. Habrá resistencia pasiva y una negativa generalizada a pagar impuestos. De forma simultánea, debe personarse usted, acompañado por un séquito de patriotas (...) en Bruselas y luego en Nueva York, para que tanto la Unión Europea como las Naciones Unidas tomen cartas en el asunto.
¿Recuerdan aquel programa de televisión ochentero, dirigido por Fernando García Tola, y titulado Si yo fuera presidente? Si yo estuviese en la piel de Paulino Rivero, en este momento estaría revolcándome sobre el sillón de mi despacho, partido de risa a más no poder. De verdad.
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