martes, 21 de diciembre de 2010

Si yo fuera presidente...

Conforme se acerca la fecha de fin de año, el tono apocalíptico y la carga de demagogia de los comentarios del diario azul suben como la masa de pan fermentada por las levaduras. La razón, supuestamente, sería el fin del período fijado por Naciones Unidas para la descolonización de los pueblos. Y claro, como según Cagliostro y sus pandilleros somos una colonia, pues como que se esfuma la oportunidad de la independencia que nos convertiría (esto ya es mi humilde opinión) en la República Bananeroguanche de Canarias (sin Gran Canaria, of course). Así pues, toca movilizar a las masas de lectores y nada mejor para ello que el verbo fluido y la palabra divina del santo prócer, que lanza admoniciones a diestro y -sobre todo- a siniestro culpando de la mala situación económica a nuestro presunto status colonial, atizando sin descanso el absurdo miedo al moro y permitiéndose, incluso, amenazar directamente, con nombre y apellidos, a ese gran criptopatriota llamado Paulino Rivero. Así ocurre hoy, al menos:
  • En cualquier caso, la situación resulta grave, don Paulino. Está usted caminando sobre el filo de una navaja. Tenga presente que le pueden caer causas penales en el futuro.
  • Haga usted lo que debe hacer, don Paulino; lo que no ha hecho la Niña ni el señor Perestelo. Pida usted la independencia de Canarias. En caso contrario se expone usted, y nos expone a todos, a que aquí gobiernen los moros. Y lo harán mediante un mandato de la ONU (...)
  • En ese caso [en caso de recibir una negativa a la exigencia de independencia], ya sabe usted lo que debe hacer. La gente saldrá a la calle. Pacíficamente (Dios no quiera que se produzcan brotes de violencia), pero saldrá. Habrá resistencia pasiva y una negativa generalizada a pagar impuestos. De forma simultánea, debe personarse usted, acompañado por un séquito de patriotas (...) en Bruselas y luego en Nueva York, para que tanto la Unión Europea como las Naciones Unidas tomen cartas en el asunto.
Resulta complicado imaginar qué cabeza ha podido pergeñar semejante colección de patéticos disparates, tan delirantes, y por ello mismo tan divertidos, que sólo se pueden contemplar con lástima. Una sin par mezcla entre el humor absurdo de los Hermanos Marx y Faemino y Cansado, y para que ningún prócer se me ofenda, En clave de Ja (por más que ése sea un programa canarión). Alzo pues mis plegarias al cielo para que estos señores recuperen algún día la razón y salgan del marasmo mental que les atolondra sin remedio.

¿Recuerdan aquel programa de televisión ochentero, dirigido por Fernando García Tola, y titulado Si yo fuera presidente? Si yo estuviese en la piel de Paulino Rivero, en este momento estaría revolcándome sobre el sillón de mi despacho, partido de risa a más no poder. De verdad.

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