martes, 14 de diciembre de 2010

De justicias y (presuntos) delincuentes

Siguiendo con su inveterada costumbre de mezclar churras con merinas, el comentario del führersito (Fidel Castro dixit) y sus adláteres (que nunca se sabe con exactitud quién es la mano ejecutora) deriva desde la administración de justicia hasta el ya consagrado miedo al moro. De lo segundo no me ocupo, al menos hoy. De lo primero sí, en relación a estos párrafos:
  • (...) vamos a tener que cambiar de opinión si siguen los comentarios públicos y publicados sobre cierta jueza. Una jueza que está motivando con su proceder que alguien considere, o llegue a pensar, que la Justicia no está siendo tratada de forma correcta. El diario "El Mundo" y otros medios de comunicación están publicando informaciones que, de ser ciertas, apuntan a presuntas indecencias en la actuación de alguien que viste toga.
  • De la Justicia ya hemos hablado. Volveremos a hablar mucho y lo haremos, con toda seguridad, en una sala de juicios porque pende sobre nosotros una petición del fiscal que supone una amenaza en potencia. Amenazas que, por otra parte, empiezan a ser reiteradas. Por ejemplo, la advertencia de cierto chulón y faltón que se mete con las personas honestas. Un chulón que, tal vez sumido en una excesiva pasión amorosa, dijo que nos iban a empurar. O como la premonición de un godo tiñoso que, al parecer muy convencido, aseguró que en Canarias no ganaríamos ni un solo juicio. Y hay más casos, como el de esa periodista canariona que enredó a los jueces de Las Palmas y al Parlamento de Canarias contra EL DÍA y su editor y director, José Rodríguez. Una periodista que se ha ido de rositas, de momento, en la denuncia que presentamos contra ella por insultar a José Rodríguez. Esperamos que no le salga gratis la gracia cuando se resuelvan las apelaciones que hemos presentado y que presentaremos. Por ahora nos llama mucho la atención que su periódico no haya publicado ni una línea sobre la polémica de la jueza.
Ya conocemos al supuesto chulón: se trata de Carlos Sosa Báez, director de Canarias Ahora. La jueza en cuestión es Mª Victoria Rosell Aguilar, titular del Juzgado de Instrucción número 8 de Las Palmas, la misma que, sin mención expresa de su nombre pero sin tapujos de ningún tipo, fue calificada de vulgar barragana por el diario azul, el cual llegó a sugerir que dictaba sentencia en ropa interior y que confundía la toga con las bragas. Semejante afirmación obedece, supongo, al hecho de que fue la jueza Rosell quien desestimó la querella interpuesta contra la periodista canariona por Gary Baldi, secundado por sus dos guardias de Corps. Pero también a que es compañera sentimental de Carlos Sosa. Asimismo, es la misma jueza que recientemente ha sido señalada por Pedro J. Ramírez y el diario El Mundo, a propósito de sus denuncias sobre un presunto delito relativo a unas supuestas concesiones fraudulentas de aparatos de diálisis en dos centros hospitalarios de Gran Canaria, que habrían caído en manos de empresas vinculadas, presuntamente, al PP. Finalmente, la jueza Rosell denunció un posible ataque informático a su ordenador de trabajo, un ataque que presuntamente hubiera podido proceder desde el propio gobierno autónomo. Hasta tal punto han llegado las presiones del diario azul sobre la jueza Rosell que ésta se ha visto obligada a solicitar el amparo del CGPJ frente a las invectivas de Gary Baldi y sus esbirros. Ahí es nada. Ah, un último detalle: Victoria Rosell es portavoz de la asociación Jueces para la Democracia, de orientación progresista, y estuvo entre los jueces que manifestaron en voz alta y clara que José Ramírez era un presunto delincuente.

Vamos con la periodista. Su nombre es María Teresa Cárdenes, directora del periódico grancanario La Provincia - Diario de Las Palmas, el cual alberga su espacio en la blogosgfera, en donde el lector puede encontrar los supuestos insultos proferidos contra el Cagliostro chicharrero. Algunos de los textos en cuestión pueden seguirse fácilmente al leer el auto de desestimación de la jueza Rosell. Yo lo he hecho, y a fe mía que no he encontrado en ellos un lenguaje más grueso, ni más soez, ni más indecente que aquél que a diario lanza, a modo de siniestra y estridente escuadrilla de Stukas, nuestro infatigable prócer. Y sí en cambio me ha parecido mucho más elegante, culto y refinado, aunque no por ello exento de la debida contundencia cuando es menester emplearla.

Un ejemplo: el pasado 10 de julio, se quejaba amargamente Gary Baldi de que Teresa Cárdenes le había llamado borracho, entre otras lindezas. Y leyendo el post correspondiente, uno comprueba que el insulto exacto es: Alguien puede despertarse un día borracho de independentismo trasnochado y al siguiente elogiar los progresos del franquismo (…). En mi opinión, del insulto sólo queda la pretensión de José Rodríguez, nada más. La pretensión... y el engaño sibilino hacia unos lectores que, privados de la identidad de la presunta insultadora, no tienen modo alguno de comprobar la veracidad o la exactitud de lo que afirma el observador popular de la Avenida de Buenos Aires, quedándose sólo con su canto plañidero:

Juzgue el lector la categoría de los insultos y el decreto de la jueza de instrucción que consideró oportuno el sobreseimiento libre y el archivo de estas actuaciones con expresa imposición de las costas a la parte querellante; es decir, a José Rodríguez. ¿Qué opinan los lectores?

Yo tengo clara mi opinión desde hace tiempo. ¿Y ustedes?

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