Gary Baldi ha retomado su versión más cubillista, para volver a machacar las conciencias ajenas con la matraquilla independentista y bla, bla, bla. Quizá se ha dado cuenta al fin de que insistir tan obsesivamente sobre la figura de Paulino Rivero termina por ser contraproducente, pues no sólo hastía a la mayoría de sus sufridos lectores, sino que la erosión que pretende ejercer resulta ser mucho menor que la deseada. En el editorial de hoy, quién sabe si inspirado por la voz en el oído de Secundino Delgado o por el espíritu del ínclito fundador del MPAIAC, el octogenario profeta se marca una de sus interpretaciones tan peculiares de la Historia, fruto (suponemos) de su amplísimo conocimiento:
El trato que están recibiendo estas Islas no es propio de un país
civilizado y mucho menos de una nación que pretende ser europea.
Bélgica, que tiene nuevo monarca, Portugal, Inglaterra -que estudia
concederle la libertad a Escocia- han sabido darle un trato justo a sus
colonias, pero España sigue esquilmando a nuestro Archipiélago seis
siglos después de que se produjese una conquista violenta y genocida. (...) sin la esclavitud colonial y libres igualmente de la tiranía política de
Rivero y sus compinches, Canarias sería uno de los países más ricos del
mundo. Esta es una verdad como un templo aunque muchos canarios siguen
sin creérsela porque los españoles los han narcotizado. Durante siglos
le han hecho creer a este pueblo, de naturaleza laboriosa y emprendedora
-como lo ha demostrado allí donde han tenido que emigrar sus hijos-,
que no podría vivir sin la tutela de España. Mentira cochina.
A lo largo del último siglo y medio, Bélgica ha manejado el Congo, especialmente durante el reinado de Leopoldo II, casi como una finca colonial, cometiendo toda suerte de expolios, tropelías y asesinatos en masa sobre la indefensa población local (las víctimas se estiman en millones) y sus recursos, inicialmente caucho y marfil, luego uranio y hoy estaño, maderas nobles, coltán y diamantes. Joseph Conrad dejó vivo testimonio de ello en su celebérrima obra El corazón de las tinieblas. Bélgica nunca ha sido ajena a la desgraciada historia de este país, que tuvo en Patrice Lumumba al único dirigente digno de ese nombre, asesinado por ingrato a los ojos de la antigua madre patria y de Estados Unidos. Los demás, empezando por el infame Mobutu Sese Seko, no han sido más que títeres impuestos por Bruselas y/o Washington, sátrapas sin escrúpulos bajo los cuales este riquísimo y extenso país vive en la más acuciante necesidad.
Nuestro vecino Portugal se vio forzado a liberar a sus antiguas colonias, primero desde fuera (sangrientas guerras en Angola y Mozambique, sobre todo, así como su expulsión más o menos forzada de Goa, Timor y otras posesiones y enclaves), y al fin desde dentro, tras el triunfo de la Revolución de los Claveles, que puso fin a la dictadura salazarista. La historia de estos países tampoco ha estado exenta de guerras, hambre y sufrimiento, en la que la ingerencia de terceros países ha estado siempre presente.
De los tres casos que menciona Gary Baldi, el británico se acerca más a la verdad, siquiera por aquello de que los hijos de la Pérfida Albión generalmente prefirieron un buen acuerdo al conflicto abierto, inventándose la Commonwealth para que no faltase el buen rollito con las antiguas posesiones del imperio. Incluso con aquellos contra quienes hubo guerras sangrientas, existe hoy muy buen entendimiento, y ahí están los Estados Unidos de Norteamérica para confirmarlo. Pero no es cierto que el gobierno de Su Majestad esté planteándose conceder la libertad a los escoceses; tan sólo existe un compromiso pata celebrar un referéndum en aquél reino sobre su posible independencia del Reino Unido, nada más. Algo que el gran apóstol no admitiría para estas islas, so pretexto (Cubillo dixit) de que ya estábamos autodeterminados desde tiempos de los aborígenes. Con un par.
Estas son las verdades que usted oculta o disfraza, abuelo. Verdades fácilmente contrastables en libros y fuentes históricas, y no los cuentos que usted predica desde su púlpito, sus cochinas mentiras, con las que pretende narcotizar a los ingenuos que estén dispuestos a creérselas. Que Achamán le perdone.
De los tres casos que menciona Gary Baldi, el británico se acerca más a la verdad, siquiera por aquello de que los hijos de la Pérfida Albión generalmente prefirieron un buen acuerdo al conflicto abierto, inventándose la Commonwealth para que no faltase el buen rollito con las antiguas posesiones del imperio. Incluso con aquellos contra quienes hubo guerras sangrientas, existe hoy muy buen entendimiento, y ahí están los Estados Unidos de Norteamérica para confirmarlo. Pero no es cierto que el gobierno de Su Majestad esté planteándose conceder la libertad a los escoceses; tan sólo existe un compromiso pata celebrar un referéndum en aquél reino sobre su posible independencia del Reino Unido, nada más. Algo que el gran apóstol no admitiría para estas islas, so pretexto (Cubillo dixit) de que ya estábamos autodeterminados desde tiempos de los aborígenes. Con un par.
Estas son las verdades que usted oculta o disfraza, abuelo. Verdades fácilmente contrastables en libros y fuentes históricas, y no los cuentos que usted predica desde su púlpito, sus cochinas mentiras, con las que pretende narcotizar a los ingenuos que estén dispuestos a creérselas. Que Achamán le perdone.
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