Después de un par de meses zurrándole la badana al siempre entrañable José Rodríguez y a su periódico (con el intervalo vacacional de por medio, que hasta Dios descansó el séptimo día), me voy a tomar un respiro. No es que vaya a dejar huérfanas estas líneas, fuente de inapreciable y terapéutico desahogo, sino que voy a echar un poco la vista hacia atrás y hacer recuento. Tampoco es que el camino recorrido sea muy largo, cierto, pero algo se puede ir extrayendo de toda la "literatura" (un decir) que el ínclito führer (del alemán, guía, jefe, líder, conductor) del periódico azul ha tenido a bien obsequiarnos durante este breve lapso, apenas una muestra si se compara con los ríos de tinta que ha vertido durante años. El camino, sin embargo, es un poco menos largo si se tiene en cuenta que su discurso, otrora afecto sin tapujos a la españolidad más rancia durante décadas, ha dado un giro copernicano para declararse enemigo declarado de cuanto desprenda el más mínimo aroma a español, y abrazar con éxtasis teresiano la causa de la libertad de nuestro oprimido pueblo guanche.
Dicho giro sucedió, podríamos decir, el otro día, pero es la causa última que me ha impulsado a criticar sus panfletos. No por independentistas en sí mismos (allá cada cual con sus ideas) sino por los argumentos que en su favor emplea el condottiero biancoazzurro. Porque quien escribe sospecha (sólo sospecha) que el mencionado giro sólo es explicable si alguien (Zancho) dicta órdenes a José Rodríguez, mano ejecutora por la parte que le toca. Insisto: sólo sospechas.
En fin, recapitulando, aquí tenemos los principales aspectos de la Escopeta (Nacional) Canaria:
Dicho giro sucedió, podríamos decir, el otro día, pero es la causa última que me ha impulsado a criticar sus panfletos. No por independentistas en sí mismos (allá cada cual con sus ideas) sino por los argumentos que en su favor emplea el condottiero biancoazzurro. Porque quien escribe sospecha (sólo sospecha) que el mencionado giro sólo es explicable si alguien (Zancho) dicta órdenes a José Rodríguez, mano ejecutora por la parte que le toca. Insisto: sólo sospechas.
En fin, recapitulando, aquí tenemos los principales aspectos de la Escopeta (Nacional) Canaria:
- Tiro al español. El español ha pasado a ser alguien ajeno, no longer propio. Los canarios que tenemos a bien sentirnos también españoles hemos sido despojados de la noche a la mañana de toda legitimidad para así pensar y sentir. Es absurdo que seamos españoles, por algo tan simple como la distancia. Los españoles fueron los bellacos que entraron a saco en las islas (cosa que no siempre fue verdad) y que nos esclavizaron. Nada tenemos pues que ver con los colonos que llegaron tras ellos y empezaron a dejarse la piel para sobrevivir en estas tierras, en condiciones a menudo muy difíciles.
- Tiro al canarión. Faltaría más. La eterna seña de identidad del diario azul. Nada de cuanto venga de Gran Canaria puede ser bueno, por definición. A Gran Canaria ni agua, y por lo pronto, empecemos por castrarla quitándole el "Gran". Y ojo, que siempre están alerta para hacer de las suyas. Aquí viene otro de los mitos de El Día: El Sanedrín de Vegueta, presunta sociedad maseojudónica (versión libre de la conspiración judeomasónica a cuyos patrocinadores José Rodríguez no es en absoluto ajeno) cuyo fin último sería la supremacía píopío a expensas del sufrido pueblo tinerfeño. De no ser porque Clark Kent nunca descansa, claro.
- Tiro al sociata. Si bien José Rodríguez no ha dudado en autocalificarse como persona de izquierdas (¡Manda gónadas!, Federico Trillo dixit), parece que los socialistas no son correligionarios suyos. Da igual si son del gobierno de España (ZP, José Blanco y compañía) o locales, especialmente grancanarios... con una notabilísima excepción: Santiago Pérez, encarnación diabólica que de cuantos males políticos que alguna vez han sido puede representar persona alguna. Pero atención: si alguna vez las decisiones de los gobernantes socialistas van en el buen sentido, a la patria canaria ni mentalla.
- Tiro al ecologista. Al falso, claro. Del verdadero nunca conoceremos ni su identidad, presumiblemente todo aquél dispuesto a tragar con los atropellos que a nuestra casta empresarial (léase constructora) se le pase por la cabeza, ocurra lo que ocurra con nuestro singularísimo medio natural y con los seres que lo pueblan. Y como puestos a disparar, es mejor matar varios pájaros (palomas rabiches, por ejemplo) de un solo tiro, ¿por qué no asociar a los ecologistas de Ben Magec, ATAN u otros con los odiados canariones o con el mismo Santiago Pérez? Negocio redondo.
- Tiro al nacionalista. Al falso, también, sí. Los balinazos gordos quedan reservados para Ana Oramas y José Luis Perestelo, diputados de Coalición Canaria. Quién iba a decirlo. Pero los tiempos cambian, y ahora el verdadero nacionalista es aquél que aboga por la independencia, cómo no. Los demás no son sino españolistas que, políticamente, tienen los días contados pues la marea de libertad es ya imparable. De ahí los empalagosos halagos hacia Miguel Zerolo (con palas de tierra sobre el espinoso affaire de Las Teresitas) y al tapado Paulino Rivero, un patriota que es tan, tan, tan listo que se hace pasar por españolista cuando su corazón hierve de sentimientos de libertad.
- Tiro a la Universidad (¡de La Laguna!). Algo normal para quien se vale de las prácticas propagandísticas basadas en la mentira, el miedo y el engaño: hay que denunciar a los intelectuales, a la gente pensante, con sentido crítico y sobre todo discrepante con nuestra sacrosanta doctrina. Y atención a la oferta 3 x 1: los profesores de la ULL que contradicen a El Dia están a sueldo de los enemigos canariones y patrocinan a los falsos ecologistas. Otra vez, negocio redondo.
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