Las personas llegadas de fuera siempre han sido bienvenidas entre nosotros porque el espíritu del pueblo canario es de naturaleza acogedora. Nada tenemos en contra de los peninsulares (pese a que los españoles nos esclavizan con su colonialismo desde hace siglos), pero rechazamos a los godos porque quieren ponerse encima de nosotros para ejercer un anacrónico (e infame) derecho de pernada. A los godos, insistimos, no a los peninsulares que quieren vivir aquí respetando nuestra idiosincrasia. Y rechazamos también a los falsos nacionalistas que se ponen al servicio de los godos.
Canarios de bien: esconded a vuestras guanches vírgenes y doncellas, pues el infame amo godo está al acecho para desflorarlas a la primera ocasión y así mancillar para siempre su honor y su buen nombre. Y no penséis por ello que quien de estos males os avisa es un ejemplar xenófobo, pues él mismo se exculpa de tal condición, por la gracia y por la cara. Así reza el disparate de hoy. Amén.
Canarios de bien: esconded a vuestras guanches vírgenes y doncellas, pues el infame amo godo está al acecho para desflorarlas a la primera ocasión y así mancillar para siempre su honor y su buen nombre. Y no penséis por ello que quien de estos males os avisa es un ejemplar xenófobo, pues él mismo se exculpa de tal condición, por la gracia y por la cara. Así reza el disparate de hoy. Amén.
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