Es costumbre, al arribar un nuevo año, hacer votos y propósitos para llevar una vida mejor. Ejemplos clásicos: dejar de fumar, adelgazar (a algunos no les queda más remedio tras los excesos navideños), aprender inglés, viajar a tal o cual sitio, etcétera. Otra cosa es su cumplimiento, claro. En el fondo el corazón, uno esperaba que don Pepe Gotera tomase ejemplo e hiciese firme voto de corregir sus errores y desmanes editoriales, pero no: míster erre-que-erre sigue fiel a sí mismo, majando imperturbable las seseras de los sufridos -o atrevidos- lectores que se asoman (nos asomamos) a sus comentarios y editoriales. Y si el año 2010 concluyó, como era de esperar, sin que nadie se haya tomado en serio a los colectivos independentistas a los que Gary Baldi acoge generosamente bajo su ala, pues no representan a nadie más que a sí mismos, el 2011 se nos promete como el año de la libertad y la república bananera que el führersito se ha propuesto conseguir. De modo que, si no lo logras a la primera, la cuestión es insistir en los habituales mantras. Léase si no el comentario de hoy, del que entresacamos estos párrafos:
Pero lo mejor es el final: hasta hace poco éramos la envidia del mundo por nuestro bienestar, afirma sin recato nuestro gran prócer. Pues no lo entiendo: ¿acaso no éramos una colonia? ¿O es que sólo somos colonia cuando vienen mal dadas? Si la situación colonial nos ha llevado a la ruina, ¿cuál fue la causa del tan añorado bienestar? Aquí parece haber algo (más) que no encaja.
Renovarse o morir, reza el adagio. Pues... visto lo visto, más bien parece que huele a funeral.
- EL PUEBLO CANARIO ya está convencido de que no es español. No lo es, aunque lo diga la Constitución española, porque está en otro continente y a muchísima distancia de España.
- A esta realidad geográfica para no ser españoles se une la forma cruel en la que fuimos conquistados hace casi seis siglos. Con el pueblo guanche se cometió un crimen, un genocidio, que es preciso reparar sin que transcurra más tiempo, especialmente en una época como la actual en la que tan de moda está la memoria histórica. España tiene que purgar el crimen cometido con nuestros antepasados, a los que privó de sus tierras, de su libertad y, en muchos casos, también de sus vidas. Esta es la segunda razón por la que no podemos ser españoles.
- Hoy, casi 600 años después de la conquista, los españoles nos siguen tratando de forma despótica y explotadora. Las oficinas recaudatorias de la Hacienda española cumplen la misma misión que los antiguos galeones en las colonias americanas: nos despojan de nuestros bienes y riquezas.
- Este Archipiélago ha mantenido históricamente relaciones comerciales con países europeos, sobre todo con Inglaterra. Ahora podríamos hacer lo mismo. ¿Para qué necesitamos a España? Para nada.
- Quién lo iba a decir en esta tierra nuestra que hasta hace poco era la envidia de cuantos nos visitaban por nuestro nivel de vida.
Pero lo mejor es el final: hasta hace poco éramos la envidia del mundo por nuestro bienestar, afirma sin recato nuestro gran prócer. Pues no lo entiendo: ¿acaso no éramos una colonia? ¿O es que sólo somos colonia cuando vienen mal dadas? Si la situación colonial nos ha llevado a la ruina, ¿cuál fue la causa del tan añorado bienestar? Aquí parece haber algo (más) que no encaja.
Renovarse o morir, reza el adagio. Pues... visto lo visto, más bien parece que huele a funeral.
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