Gary Baldi lleva días enteros martirizándonos con sus infumables retahílas sobre las maldades de Paulino Rivero, su esposa, su partido, su entorno y el lucero del alba. Que si inepto, que si traidor, déspota, necio, y blablabla. Un día tras otro, como la tortura de la gota china, inasequible al desaliento y a la pérdida de la suculenta publicidad institucional que, dicho sea de paso, le ha dejado cual si luciera tanga de Ipanema, malamente cubriendo sus curtidos clorocos. Mucho despotrica el magno prócer de quien supone padre de todos sus males, sin caer en la cuenta de que acaban de metérsela doblada por otro lado, de forma mucho más alevosa.
Hace cosa de dos meses, allá por agosto, el mártir guanchófono de la avenida de Buenos Aires agitaba eufórico las chácaras, convencido de que había encontrado por fin la voz catalítica que necesitaba para su tan ansiada independencia. Su hombre se llamaba Ignacio González Santiago, jefazo del CCN y a la sazón hermanado con los bolsilleros (Gary Baldi dixit) de Coalición Canaria en las elecciones locales de mayo, súbitamente iluminado por la posibilidad de lograr la independencia de nuestra oprimida colonia a base de petróleo. Tiempo después, tal día como hoy, el señor González se ha descolgado de CC para, cual orangután de largos brazos en medio de la procelosa jungla política insular, agarrarse firmemente al asidero del PP de José Manuel Soria, presunto caballo ganador de las próximas elecciones generales. Atrás quedan los tiempos (doce añitos de nada) en que Soria se deshizo de González como de un molesto piojo tras el espinoso caso Bango.
Leamos estas frases del editorial de hoy. Sugiero al lector que haga mentalmente los cambios oportunos e imagine que, en lugar de ir dirigidas a Paulino Rivero y a Coalicición Canaria, se refieren al ínclito orangután y su no menos acrobática formación política:
Hace cosa de dos meses, allá por agosto, el mártir guanchófono de la avenida de Buenos Aires agitaba eufórico las chácaras, convencido de que había encontrado por fin la voz catalítica que necesitaba para su tan ansiada independencia. Su hombre se llamaba Ignacio González Santiago, jefazo del CCN y a la sazón hermanado con los bolsilleros (Gary Baldi dixit) de Coalición Canaria en las elecciones locales de mayo, súbitamente iluminado por la posibilidad de lograr la independencia de nuestra oprimida colonia a base de petróleo. Tiempo después, tal día como hoy, el señor González se ha descolgado de CC para, cual orangután de largos brazos en medio de la procelosa jungla política insular, agarrarse firmemente al asidero del PP de José Manuel Soria, presunto caballo ganador de las próximas elecciones generales. Atrás quedan los tiempos (doce añitos de nada) en que Soria se deshizo de González como de un molesto piojo tras el espinoso caso Bango.
Leamos estas frases del editorial de hoy. Sugiero al lector que haga mentalmente los cambios oportunos e imagine que, en lugar de ir dirigidas a Paulino Rivero y a Coalicición Canaria, se refieren al ínclito orangután y su no menos acrobática formación política:
- Un vividor político del nacionalismo, al igual que todos sus mariachis de Coalición Canaria; un partido político que ha traicionado a su pueblo y a los mismos principios del nacionalismo (...)
- Quiere presumir Paulino Rivero de gallito ante el Gobierno central, pero en realidad es un cobarde político.
- Coalición Canaria quiere concurrir a las elecciones legislativas españolas. Nos preguntamos para qué si es un partido sin ideología. El nacionalismo del que presume no es una ideología, aunque cínicamente saquen la bandera de las siete estrellas verdes en sus actos electorales, sino una falsedad, un engaño, una tomadura de pelo.
- La cobardía como gobernante del señor Rivero es tan conocida en Madrid, que ni un solo peninsular le hace caso. Nadie se toma en serio sus diatribas. Zapatero sabe que lo puede contentar con agua salada (...)
- Al señor Rivero lo timan como el indígena que es, aunque se ponga un traje para ir a Madrid. Igual da porque el hábito no hace al monje. Y el que nace políticamente torpe, como torpe vive hasta que se muere.
- (...) afirmamos que el gran enemigo de Canarias es Paulino Rivero. Lo es porque es un cínico político que se hace pasar por nacionalista, cuando en realidad estamos ante un españolista, un amante de la españolidad de esta tierra (...)
- Votar por el PP o por el PSOE tiene la justificación de la ideología. Son partidos estatistas y quieren mantener colonizado al Archipiélago.
Amigo. Acertado recordar el esperpéntico Caso Bango. La memoria histórica, como se olvida en Canarias.... Pues parece ser, que entre tanto tiro de dardos a las nubes, esta editorial ha dado en la diana..... Saludos...
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