Gary Baldi no lo puede entender:
No comprendemos cómo algunas mujeres, que por naturaleza siempre han
sido más intuitivas y justas que los hombres, dictan resoluciones contra
José Rodríguez, por si fuera poco para apoyar a un tirano político
cuyos días en el cargo afortunadamente están llegando a su fin, y a una
colega que aplica una justicia de partido y que prevarica con
frecuencia. EL DÍA puede demostrar tres casos.
En realidad no son resoluciones, sino sentencias. Pues el octogenario apóstol de la libertad guanche se refiere a las juezas que le han empapelado hasta ahora. Además de la juez Victoria Rosell, a quien ha acusado repetidas veces (también hoy) de prevaricadora, tenemos a Ana Delia Hernández Sarmiento, quien le empuró por entrometerse ilegítimamente en el honor de la esposa de Paulino Rivero y dos personas allegadas por el famoso asuntillo mexicano, haciendo así buena la decisión inicial de otra juez, María del Mar Sánchez Hierro, de obligarle a publicar una nota de rectificación de Ángela Mena en su periódico, cual supositorio áspero y a contraescama.
No es de extrañar que ande tan mosca. Pobrecillo...
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