martes, 1 de febrero de 2011

Comité de expertos en Genética

El comentario de hoy en nuestro periódico favorito juega al despiste. Por su título (Los genes guanches siguen vivos), cabría esperar que sus líneas se dedicaran concienzudamente a desentrañar las razones biológicas y antropológicas por las cuales, y siempre a juicio del de siempre, los canarios de hoy somos más guanches que otra cosa, para así poder negar con más contundencia (si cabe) nuestra españolidad. Pero no. Unas tres cuartas partes de su contenido se dedican a la justicia, esa justicia tumefacta que tanto daño ha hecho a los defensores de la justísima causa de Gary Baldi, así como a la política, tirando chinitas a nuestros vecinos de Gran Canaria y al secretario general del PSC. A la genética como tal, el último párrafo. Y gracias.

La Genética es la parte de la Biología que se dedica al estudio de la transmisión y expresión de los caracteres que todo ser vivo porta en forma de material hereditario, léase cromosomas para los individuos basados en células, o simplemente ácidos nucleicos en el caso de los virus. ¿Que nos dice el gran apóstol de la independencia de nuestro sojuzgado territorio sobre ella y los guanches? Pues esto mismo:

El alma guanche y los genes guanches siguen vivos. Es lo que se desprende de las intervenciones del debate semanal de EL DÍA correspondiente al último domingo. "Aunque se haya diluido bastante, la herencia de los guanches perdura en la actualidad en las Islas", afirma Francisco García Talavera, consejero insular de Museos. Plenamente de acuerdo. También coincidimos con José Luis Concepción, cuando manifiesta que "llevamos en los genes la forma de ser de los guanches; la gran mayoría es víctima de esa herencia". Mateo López, de Identidad Canaria, dijo en ese debate que "el mayor represor de las Islas es el PSOE; lo que huela a canario quieren eliminarlo". (...) Qué razón tiene, por otra parte, el escritor Ángel Morales, cuando señala que "en otros países se ha respetado más la identidad de los pueblos; aquí el colonialismo se ha cebado". De igual forma compartimos la afirmación de Álvaro Morera, del Centro de Estudios Imazighen, de que los guanches tenían una cultura mucho más respetuosa con las personas. Finalmente, compartimos la opinión de José Carlos Gracia, pintor y colaborador y gran amigo de esta Casa, cuando señala que "los medios de comunicación actúan en detrimento de la tradición y la pérdida de nuestra forma de ser".

Es decir, que para hablar de genes guanches el amigo Gary Baldi ha reunido un conjunto de personas que, presumo, de genética y genes saben bastante poco, por no decir nada en absoluto, con la única excepción probable de Francisco García-Talavera Casañas, geólogo de formación que después derivó a la Paleozoología y de ahí a la administración y la política. Y lo único que concluye tan ilustre y patriótico sanedrín es lo que ya sabemos todos: que sí, que portamos genes guanches, pero junto con otros que no lo son, fruto de la mezcla de sangres (y, por supuesto, de genes) que, como en tantos otros lugares de este mundo mundial, ha tenido lugar cuando, de mejor o peor manera, dos o más poblaciones de una misma especie se han dado cita en el mismo lugar. Me perdonará el señor Concepción si me pregunto, como mera curiosidad intelectual, cómo ha podido saber que la forma de ser de los guanches está también en nuestros genes. Ignoro si ya conocía la forma de ser de los guanches o simplemente si tiene alguna evidencia científica de su afirmación.

No me extraña, pues, que la extensión del párrafo sobre genes guanches sea tan reducida. Sólo me atrevo a recomendar a los de la Avenida de Buenos Aires que la próxima vez elijan un título más acorde con los contenidos del comentario, aunque sólo sea para no crear falsas expectativas.

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