Y ya que estamos hablando de Las Palmas, procede recordarle algunas cosas a un chulón capicúa que medra bajo la eterna panza de burro de esa ciudad fea y triste. Un chulón capicúa que tiene la poca vergüenza de presentarse cada día ante la opinión pública con sus diatribas, ataques a las personas decentes y descalificaciones a todo político que no sea de su cuerda. No se percata el capicúa y chulón que ha comprometido seriamente la trayectoria, impecable hasta que lo conoció, de una jueza residenciada en Las Palmas. Un asunto en el que no queremos ahondar porque allá cada cual con sus problemas de alcoba. En cambio, no puede resultarnos indiferente que el chulón capicúa lance las campanas al vuelo porque hemos retirado de la primera página de nuestra edición digital una nota sobre la improcedencia del "gran" como cabecera falsamente añadida a la auténtica denominación de la tercera isla: Canaria, a secas. Así consta en la placa conmemorativa de Tenesor Semidán, cristianizado con el nombre de Fernando Guanarteme: un líder aborigen canario que, tras rendirse a los invasores, los ayudó en la conquista de Tenerife. En esa lápida, refrendada con el nombre del actual alcalde de Las Palmas, se dice que Tenesor Semidán fue el último rey de Canaria, no de Gran Canaria, como pretende el chulón capicúa y otros individuos de su mismo nivel moral. Si un político canarión, amén de un socialista humanista como es Jerónimo Saavedra, reconoce abiertamente las tesis de EL DÍA, carece de sentido que sigamos insistiendo en lo que es obvio. Pese a ello, volvemos a aconsejarle al capicúa que no voltee las campanas en señal de triunfo, porque quien ha triunfado no es él, ni los de su ralea, sino EL DÍA y su editor, que es una de las personas más decentes de la Prensa de Canarias. Además, seguiremos ocupándonos del "gran", tanto en nuestra edición impresa como en la digital, siempre que lo consideremos necesario y oportuno.
En telegrama, porque no deseo gastar más tiempo y espacio que los estrictamente necesarios: Carlos Sosa, homosexual. Stop. Proyecciones de caradura. Stop. Victoria Rosell era inocente hasta que se cruzó en la vida de Carlos Sosa. Stop. Aborígenes grancanarios, traidores (el germen del españolismo) Stop. Jerónimo Saavedra, un tipo guay (¿sabrá lo que Gary Baldi piensa de él?). Stop. Onanismo octogenario. Stop.
Sin más.
En telegrama, porque no deseo gastar más tiempo y espacio que los estrictamente necesarios: Carlos Sosa, homosexual. Stop. Proyecciones de caradura. Stop. Victoria Rosell era inocente hasta que se cruzó en la vida de Carlos Sosa. Stop. Aborígenes grancanarios, traidores (el germen del españolismo) Stop. Jerónimo Saavedra, un tipo guay (¿sabrá lo que Gary Baldi piensa de él?). Stop. Onanismo octogenario. Stop.
Sin más.
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