La paciencia tiene un límite, para todos y para cualquier situación. Nadie tiene los arrestos del santo Job para soportar eternamente las desdichas y sinsabores que el destino, Dios, el azar, o la madre del cordero puedan depararnos en esta existencia, y es de natural y humana condición rebelarse ante las injusticias y jugarretas que otros pergeñan contra nosotros, sobre todo si nuestra causa (una, grande y libre) es, por encima de todo, justa. Por eso lucharemos, lucharemos contra nuestros enemigos, que también lo son de esta tierra guanche y santa. Amén.
- Sin embargo, durante la celebración de ese juicio [Las Palmas, anteayer] un individuo (...) calificó a José Rodríguez de xenófobo y racista. (...) De acuerdo con el ordenamiento jurídico español, (...) la xenofobia y el racismo constituyen delitos recogidos en el Código Penal. También determinan dichas leyes españolas que acusar a alguien de un delito sin pruebas constituye a su vez un delito de calumnias (...). Esperemos que esta vez la Justicia nos dé la razón cuando presentemos contra él la demanda que ya preparan nuestros letrados, considerando que tales acusaciones, gravísimas e injustificadas, se han producido en sede judicial, ante un juez y una fiscal y, además, han quedado grabadas en el sistema de registro audiovisual de las vistas orales. [El Día, 14-XII-2011]
- ¿Cómo puede atreverse este individuo a llamar xenófobo y racista al editor de EL DÍA en medio de un juicio, ante un juez y una fiscal, sin que se haya sido detenido ipso facto y enviado a prisión para que le haga compañía a otros sujetos de su misma condición? Está en marcha la querella criminal que presentará contra él José Rodríguez. Ya veremos cómo se defiende él o lo defiende su compañera, la jueza Rosell, denunciada previamente por el editor de este periódico ante el CGPJ, también por calificarlo de delincuente públicamente y con publicidad. [El Día, 15-XII-2011]
- Bien es cierto que, entre ellos, no son los subsaharianos, como eufemísticamente se ha dado en llamar a los de raza negra, los mayoritarios; y que las autoridades se llevan de Canarias a todos los que pueden hasta centros de la Península, pero eso no elimina el temor a que esta invasión acabe por trastocar ciertos equilibrios en las Islas. Un motivos de la desconfianza popular en ese sentido es que ya se ve en las calles de las principales poblaciones canarias una gran proporción de personas con rasgos fácilmente identificables como originarias de otros continentes, y el fenómeno va a más. Hablamos, sobre todo, de centro y sudamericanos que, cuando se reúnen en lugares públicos para disfrutar de sus ratos de ocio, dan a nuestras calles el aspecto de una ciudad de Ecuador, Bolivia o Perú. [El Día, 15-V-2005]
- Sin ánimo de alarmar, pero sí de llamar la atención a los responsables políticos canarios y del Estado, convendría pararse un momento a reflexionar sobre las consecuencias que tendrían para este Archipiélago la aparición de un solo caso de ébola entre los miles de inmigrantes que cada año arriban a Canarias. ¿No sería el fin de este Archipiélago? ¿Qué pasaría con su turismo, principal fuente de ingresos para su economía? [El Día, 21-IV-2006]
- Pero tenemos que contestar a disparates como negar que en estos momentos Canarias sufre una invasión de africanos de raza negra pura -salvo caso de sida o enfermedades contagiosas-, la cual, como todo el mundo sabe, prima sobre la blanca en caso de mezclarse. Y, encima, el columnista referido llama parafascista a quien describe esta realidad que está viendo todo el mundo, aunque pocos se atrevan a llamar a las cosas por su nombre. [El Día, 24-V-2006]
- María Teresa de la Vega / mujer grandiosa y portentosa, / testaruda y muy poderosa, / nos quiere dejar sin bandera. / De moros siete u ocho pateras / llenar a Canarias entera / de nuevos pobladores, / extranjeros a montones / paseando por la carretera / y nosotros que nos / vayamos pa'fuera. / De moros ya tenemos una jartera / viviendo en plazas, parques y cuevas, / en playas, valles y laderas / ya está Canarias llena. / Yo no se si esto será cosa buena / esta oleada negra, / la cosa se pone bastante fea / esto lo ve cualquiera, / que tenemos que dejar nuestra tierra / y nosotros emigrar pa fuera. / Como canarios vamos a defendernos / de esta oleada de cigarrones, / que nos están llegando a montones / y yo voy están llegando a montes / y yo voy hacer el primero. / Comparemos mosquetones / pistolas, fusiles y cañones, / y hasta un barco cañonero / con ellos dispararemos, / y estos intrusos invasores / que regresen por donde vinieron. [El Día, 4-IV-2008]
No hay comentarios:
Publicar un comentario