Si las acciones en bolsa subiesen al ritmo que lo hacen los tizonazos de Gary Baldi en sus comentarios y editoriales, sería muy fácil pegar el pelotazo del siglo en poco más de cuarenta y ocho horas, tantas como necesitó la juez Sánchez Hierro para empurarle. Ni siquiera eso que se llama espíritu de la Navidad parece apenas calentar las entrañas de nuestro singular Ebenezer Scrooge, más enrocado que nunca en sus ígneas soflamas. Lo de hoy viene a ser un greatest hits de las migrañas que le aquejan:
¡Paparruchas!
- En Canarias la culpa [de la mala situación económica y social] la tiene, insistimos, quien está gobernando con trampas, pues perdió las elecciones al igual que las perdieron sus socios de Gobierno. Están gobernando sin la preparación necesaria para dedicarse a la política. Son analfabetos políticos y hasta nos atrevemos a decir que también culturales. Les falta inteligencia. Son torpes, necios y hasta déspotas. Creen que se las saben todas y no saben nada. Para salir del pozo de miseria al que nos han arrojado hay que expulsarlos del Gobierno. Paulino Rivero y su esposa no pueden seguir ocupando cargos públicos después de lo que han hecho y siguen haciendo. Hay que echarlos a empujones, lo reiteramos, no solo del partido sino del Archipiélago. El ave exótica de Ángela Mena sobra en esta tierra. ¿Cómo es posible que Canarias haya caído en manos de dos déspotas que se han creído dueños de vidas y haciendas?
- La situación de la Justicia es otra lacra que tiene Canarias. Si alguien cree que somos exagerados, ahí está el gabinete jurídico de nuestra casa para mostrar toda una colección de sentencias inconcebibles; sentencias que son ejemplos de lo que nunca debe hacer un juez o una jueza. (...) Una justicia en manos de una jueza, de una fiscal y de un periquito que se refugia entre las faldas de ambas como un niño asustadizo y llorón. Un niñito malcriado y avergonzado de ciertos antecedentes, pero beneficiario de una radio que le quitaron a EL DÍA. También tenemos presente la sentencia contra nosotros dictada por una magistrada en menos de 24 horas; algo que dejó perplejos a todos los profesionales que realizan su cometido en los tribunales canarios. Asimismo citamos el caso de una juez que no se inhibió a la hora de dictar sentencia contra José Rodríguez, pese a que había sido denunciada por el editor de EL DÍA.
¡Paparruchas!
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