miércoles, 9 de mayo de 2012

Vuelta a la xenofobia

Una de las maniobras más características de la caterva nacionalista es reclamar algo así como la pureza de sangre que antaño ostentaban orgullosos quienes aspiraban a dignidad o hidalguía en la vieja monarquía hispánica (es decir, la ausencia de ancestros moros o judíos). Sólo de este modo entienden algunos que es posible reclamar una identidad propia y diferenciada que, a su vez, sirve al propósito irrenunciable de la soberanía. Ahora bien, al entrar en este terreno pantanoso de sustrato movedizo, porque quien no tiene pasado real simplemente se lo inventa y ahí queda eso, se corre el riesgo evidente de incurrir en la xenofobia que, llevada al extremo, ha servido de excusa para las más atroces barbaridades jamás cometidas contra los propios congéneres. Así nacieron los pogromos de judíos, antesala del masivo exterminio que presenció el siglo pasado, así los enloquecidos hutus y tutsis se liaron a machetazos unos contra otros, o así hallaron justificación los milicianos serbios para violar y torturar a las desdichadas mujeres bosniomusulmanas que caían en sus garras. Entre otros muchos casos y ejemplos.

Por eso mismo me parece sencillamente espeluznante el párrafo que Ramón Moreno Castilla, uno de los más señalados pandileros al servicio del padresito Gary Baldi ha escrito en El Día y que su solícito benefactor, por su parte, cita en el comentario de hoy, haciendo gala de la habitual endogamia que caracteriza al periódico azul: cuando falta la inspiración (algo por demás bastante frecuente), nada mejor que comentar lo que escriben tus protegidos. No sé ustedes, a mí me puso los pelos de punta. Lean:

En otro de sus artículos, (...) Ramón Moreno desenmascara las maniobras centralistas del Gobierno español. "No se olvide -señala nuestro colaborador-, porque en esta tierra la memoria histórica es muy frágil, que en la descentralización española con el llamado proceso autonómico se nos metió de cabeza por el Artículo 149 de la Constitución española de 1978 y la correspondiente LOTRACA (Ley Orgánica de Transferencias Canarias), dado el pánico que le entró al Gobierno de UCD (...). Recuérdese que por esa época las Islas estaban en plena efervescencia independentista ante las alocuciones de La Voz de Canarias Libre desde Radio Argel, que dio lugar al execrable acto de terrorismo de Estado contra Cubillo, con las secuelas y los resultados de todos conocidos. Con el problema añadido de que las famosas transferencias de la infernal LOTRACA venían repletas de personal, pero sin ninguna asignación presupuestaria. O sea, España nos inundó de funcionarios godos que han hecho y siguen haciendo el papel de colonos, y ¡ni un duro! Y ese fue uno de los episodios más canallescos de nuestro periodo colonial, ya que, a partir de ahí, fue aumentando paulatinamente la población del Archipiélago, lo que ha significado una carga demográfica sobre el territorio absolutamente imposible de soportar. Y así hasta hoy en día, en que España nos ha metido un auténtico lumpen de españoles y europeos en general, así como un enorme contingente de indígenas sudamericanos, magrebíes, etcétera, y, en definitiva, un sinfín de nacionalidades que han ido diluyendo progresivamente las señas de identidad del pueblo canario, que es a fin de cuentas de lo que se trataba.

No soy experto en leyes, pero opino sinceramente que los fiscales deberían indagar si estas afirmaciones traspasan la barrera del delito. Ni más ni menos.

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