Insólito instante de inusitada iluminación

Así, con la "i" en la boca, se ha quedado un servidor al leer el siguiente párrafo en ya-saben-dónde-y-cuándo y, por supuesto, por mano de quién:

• Sabemos que a muchos les habrá sentado este galardón [la elección de la representante de El Día como Reina del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife 2011] a cuerno quemado, pues no faltan -y no hay que ir muy lejos a buscarlos- quienes se frotan las manos ante la crisis que padecemos. Crisis, aprovechamos para decirlo aunque no hace falta porque es de sobra conocido, que sufre todo el sector de las comunicaciones en España y en el mundo. Al menos a nosotros nos van mal las cuentas ahora; antes, no. Quienes están echando voladores por nuestros males tampoco ganaban dinero antes, cuando había publicidad en abundancia y la economía del país iba bien.

Vaya, uno creía que la culpa de la crisis provenía de nuestra vejatoria situación colonial y que, por tanto, los medios de la península (¡ya no es la metrópoli, sino el país, atención!) deberían estar poco menos que nadando en la abundancia gracias a la insaciable rapiña de la inmisericorde Hacienda española, que embarcaba nuestras riquezas en sus modernos galeones. ¿O no será que cuando la economía iba bien España era el país, y ahora que va mal es la metrópoli? Por otra parte, también tenía entendido que los males que aquejaban al diario más patriota y dicharachero de Barrio Sésamo tenían su causa última en el nefasto socialismo político y en la figura de ZP. Pues no, estaba equivocado: resulta que a las empresas les va tan mal que no pueden invertir en publicidad, vital fuente de ingresos para la prensa. ¡De lo que se entera uno!

Menos mal que nuestro guanchísimo y tamazigth Gary Baldi es persona generosa y desprendida en ocasiones como ésta:

• Para tranquilidad de los de nuestra Casa (...) el traje de la Reina lo ha pagado de su bolsillo el presidente de Editorial Leoncio Rodríguez y editor y director de EL DÍA, José Rodríguez Ramírez. (...) El obsequio y agasajo con que celebraremos este éxito también lo pagará personalmente José Rodríguez.

A saber de dónde viene el pecunio que tan generosamente ha invertido el magno apóstol aborigen: si de los anuncios de todo tipo que aún se publican en sus páginas o de las subvenciones que el gobierno de Canarias destina al observador popular. Dinero suyo y mío, o sea. En cualquier caso, que disfrute de estas fiestas el gran chamán de la causa guanche. Por lo menos, esta vez no han habido murgas que le afeen sus postulados.