jueves, 12 de enero de 2012

M&m's (Marruecos & mentira's)

Tal vez, visto lo visto, Gary Baldi mismo ha terminado por hastiarse de sus continuas y furiosas diatribas contra Paulino Rivero. Quién sabe si, temeroso de provocar en sus lectores efectos contraproducentes (¿serán las ventas de El Día en verdad tan boyantes como cacarea su jefazo?), ha decidido aparcar por un momento su encendida prédica para retomar cuentos de ayer. Ya saben: la independencia y todo eso. Que no por manidos hasta la saciedad dejan de ser útiles cuando se trata de llenar una o dos páginas. Y que no por preñados hasta la indecencia de medias verdades o abiertas mentiras dejan de servir al oculto propósito de la mano que mece la cuna. O que sujeta la trahíla, si lo prefieren. Porque este humilde bloguero, como tantos otros en las islas, no se cree que un intolerante irredento, nostálgico del antiguo régimen y propenso como pocos a la ictericia cuando detecta el más leve tufillo a izquierdas se nos haya convertido, como San Pablo a los pies de su montura, en un ideólogo de la libertad guanche porque sí.

El comentario de hoy agita la colmena del ya conocido miedo al moro: eso de que Marruecos nos hará parte de su territorio a la primera de cambio. Recurriendo, como siempre, al ilustre criterio de quienes escriben en el diario azul, faltaría más. Para qué recurrir a otros cuando disponemos de analistas consagrados en el mundo entero. Como la sidra champán El Gaitero. Juzguen si no el siguiente párrafo:

La respuesta [a la pregunta de ¿cuál es el futuro de Canarias?] es muy alarmante: a través de la ONU o de cualquier otro organismo internacional, por ejemplo la Unión Africana (UA) o la propia Unión Europea (UE), Marruecos, oportunamente, pedirá lo que es suyo. Pedirá la soberanía total del Archipiélago canario. En el mejor de los casos le concederá a Canarias la mayor y más plena de las autonomías, pero no renunciará a la soberanía de estas Islas porque estamos en su mar jurisdiccional. Llegado ese momento, España tendrá que decir que sí. Eso significa que de la noche a la mañana pasaremos de ser españoles a ser marroquíes. Y aquí nos hacemos otra pregunta: ¿por qué no empezamos a ser lo que realmente somos? ¿Por qué no asumimos sin más demoras, y antes de que sea demasiado tarde, nuestra identidad de canarios? Porque el día que seamos canarios de la nación canaria se acaban los problemas de jurisdicciones entre nuestro Archipiélago y el Reino alauita. Se acaban los problemas de aguas territoriales, de autonomía española, de autonomía plena marroquí, de medianas simétricas o asimétricas, de españoles colonizados y hasta de europeos ultraperiféricos. ¿Por qué no hemos de ser una nación libre? ¿Por qué nos siguen impidiendo España y su Gobierno, con independencia de cual sea el color político de éste, que alcancemos el estatus de nación con Estado y tengamos, en consecuencia, nuestra representación en los foros internacionales? Pues, sencillamente, porque los españoles quieren seguir mamando de la teta canaria. Una razón válida para ellos, pero no para nosotros, los canarios, porque va contra las leyes internacionales y la dignidad de todo un pueblo que lleva casi seis siglos sometido, despreciado y expoliado.
  • Mentira número uno: Marruecos oportunamente exigirá lo que es suyo. ¿Cómo narices puede Marruecos exigir lo que jamás ha sido suyo? Ni en su historia reciente ni en su pasado más deslumbrante tuvo dominio sobre las islas. Y si realmente consideran que tienen derechos reales de soberanía, ¿por qué no los han expresado nunca?
  • Mentira número dos: En el mejor de los casos, Marruecos nos concederá amplia autonomía. Ilusorio. Marruecos no concede autonomías, ni amplias ni estrechas. Los saharauis saben mucho más del tema que el autor del comentario.
  • Mentira número tres: si Marruecos exige las islas, España tendrá que decir que sí. Nuestro vecino lleva mucho tiempo reclamando Ceuta y Melilla. La respuesta española siempre ha sido que no. ¿Por qué iba a ser distinto con nosotros?
  • Mentira número cuatro: Una vez independientes, se acabaron nuestros problemas con Marruecos. Los libros de historia sugieren lo contrario: si las islas no cuentan con un paraguas político o militar adecuado, es mucho más probable que Marruecos nos anexione sin más. Siempre han rehuído la posibilidad de un conflicto armado directo, queriendo entrar por la puerta trasera (recuérdese si no el incidente del islote Perejil). Desaparecida España, se acabó el obstáculo. Y es obvio que las islas, solas, carecerían de capacidad defensiva para disuadir al vecino.
  • Mentira número cinco: España nos impide ser independientes. Falso de todo punto. Salvo el locomotoro de la avenida de Buenos Aires y algunos insignes patriotas (Antonio Cubillo, José L. Concepción o la sin par Deyanira Tabares), nadie ha solicitado la independencia de las islas. Lamentablemente para su causa, ninguna de estas personas o cualquier correligionario suyo disfruta de representación en los órganos democráticos de la nación o la región, sencillamente porque así lo ha querido el pueblo soberano. En suma: no se puede denegar lo que no se ha pedido, sin entrar a valorar si los amantes de la independencia son realmente tantos como cacarea el plumífero adalid.
Aún podríamos hilar más fino, pero dejémoslo en este punto. Lo mejor de todo es que la pastoral lleva por título (¡Toma ya!) Sin justicia no puede haber democracia: prístino ejemplo de mezcla indiscriminada de churras y merinas. Cosas de la edad, supongo.

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