viernes, 13 de enero de 2012

... por el monte las sardinas, tralará

Hoy, con un día de retraso, llegan algunas apreciaciones sobre la Justicia en las islas:

También hemos repetido en numerosas ocasiones que no podemos seguir perteneciendo a un país cuyos antepasados asesinaron a nuestros ancestros. No podemos seguir subyugados a quienes cometieron un genocidio con el pueblo guanche. No podemos seguir encadenados a España por el terror. En el pasado por el terror a la Santa Inquisición y en la actualidad por el miedo a los tribunales españoles. Por el pánico a la Justicia española que se imparte en Canarias, no de acuerdo con nuestras propias leyes, sino según las leyes que nos impone España por la fuerza. Una Justicia la impartida en estas Islas que acatamos y respetamos, como no puede ser de otra manera, pero que también criticamos porque lo hacen los propios jueces. Tenemos la mejor prueba de cuanto decimos en el reportaje del periódico El Mundo que reproducimos íntegramente el pasado viernes. Lamentamos que esa información no le haya gustado al tatarita de Las Palmas y a la señora con la que convive, pero la verdad es la verdad.

Dejemos a un lado las habituales mentiras sobre el genocidio de los guanches y su rol como únicos antecesores de los canarios actuales, y centrémonos en el sagrado temor a los tribunales, bien comprensible en alguien que no hace sino perder un juicio tras otro, por culpa de sus propias desmesura y arrogancia. Dice que el reportaje de El Mundo es la verdad. Veamos:

Los pasados días 7 y 8 del corriente, El Mundo y La Provincia se hicieron eco de un comunicado emitido por Salvador Alba, portavoz de la Asociación Profesional de la Magistratura, en la que cuestionaba el nombramiento de jueces sustitutos en las islas, al tiempo que calificaba la justicia en Canarias como irregular, arbitaria y caciquil y ponía en duda la labor del presidente del Tribunal Superior de Justicia de Canarias. He buscado el escrito del señor Alba por la red sin éxito (agradeceré un link si alguien lo encuentra), pero las reacciones no se han hecho esperar. A día de hoy, sólo la asociación de jueces Francisco de Vitoria mantiene silencio sobre las denuncias del señor Alba. El resto de asociaciones de jueces y fiscales (particularmente las de corte progresista) han ido a saco contra sus manifestaciones.

Negro sobre blanco: las declaraciones del representante de la APM, afortunadas o no, le han venido como anillo al dedo a Gary Baldi para justificar (y de paso, para pontificar) sobre la rectitud e independencia de los jueces en las islas, alimentando así una de sus más recurrentes conspiranoias: los jueces me persiguen por patriota, cuando en realidad le castigan por traspasar alevosamente los límites del respeto al prójimo (casos de Santiago Pérez y Carlos Sosa), o por querer saltarse a la torera los derechos ajenos (como la famosa rectificación de Angela Mena sobre el presunto tema de México que, a regañadientes, se vio obligado a publicar).

Otra mentira más: en El Día se respeta y se acata la Justicia. No. No se respeta lo más mínimo cuando, un día sí y otro también, se publican comentarios y editoriales en los que se pretende desvirtuar el conjunto del poder judicial en las islas (que, según él, está necesitado de orden). Y sí, se acata... pero sólo cuando no queda otra.

Así que habrá que recordar, en esto de la Justicia también, que por el mar corren las liebres.

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