Narcisista, victimista, onanista y repugnante ejercicio de autobombo (otro más) en el periódico azul (texto completo, aquí):
- [El Día] Es el periódico que más se lee en Canarias y, en consecuencia, también el más envidiado. Ese rencor hacia nosotros por nuestros éxitos ocasiona que nos persigan con saña desde todas las instituciones.
- Esa dignidad de la que hacemos gala en nuestro segundo siglo de vida nos impide publicar una noticia falsa y mucho menos, como nos ha acusado un periódico de Las Palmas, fabricar una información. Ya dirán los tribunales lo que tengan que decir.
- No se puede desprestigiar impunemente a un periódico que tiene más de cien años de antigüedad. Un periódico perteneciente a una distinguida familia de empresarios del periodismo. Un periódico, en definitiva, editado por la persona más prestigiosa de este Archipiélago.
- Es costumbre en España (...) atacar al empresario que tiene éxito. Si a nuestra notoriedad como periódico con más lectores de las Islas unimos que a muchos no les gusta la defensa que hacemos del derecho de los canarios a recuperar su libertad, comprenderán nuestros lectores que algunos sueñan con nuestra desaparición.
Esto se escribe un día después de que los tribunales de justicia hayan obligado a Gary Baldi y los suyos a rectificar una información falsa, por intromisión ilegítima en el honor de una profesora. Lo de la persona más prestigiosa del Archipiélago de veras que pone los pelos de punta.
¡Buen Día! update: Entendemos muy probable que el cabreo de nuestro guanchófono y celebérrimo mencey tenga su origen en este editorial del periódico Canarias 7, cuyo contenido asumo en su práctica totalidad, señalando que la razón de ser de esta humilde bitácora es, como ya dije desde el principio, desmarcarme del silencio cómplice que la sociedad de esta isla, la mía, mantiene hacia El Día y su gran jefazo.
¡Buen Día! update: Entendemos muy probable que el cabreo de nuestro guanchófono y celebérrimo mencey tenga su origen en este editorial del periódico Canarias 7, cuyo contenido asumo en su práctica totalidad, señalando que la razón de ser de esta humilde bitácora es, como ya dije desde el principio, desmarcarme del silencio cómplice que la sociedad de esta isla, la mía, mantiene hacia El Día y su gran jefazo.
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