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Hay que ver. Parecería que el ilustre apóstol de la santa causa de la independencia de la patria canarioguanche oprimida debería estar ya más que ahíto de tanto homenaje, distinción, dedicatoria, calles, plazas, medallas. insignias, y sabe Dios cuántos honores más. Pues no. Ha bastado que el tinerfeño ayuntamiento de Los Realejos se sumara a la larga lista de aquellos que han loado al führersito para que en el comentario de hoy (quid pro quo) éste haya ensanchado su pecho hasta tal punto que, de ser una señora, podría pasar por ama de cría. Tú me das, yo te doy:

• Hoy, nobleza obliga, queremos dedicar este comentario al alcalde de Los Realejos, Oswaldo Amaro, y a toda la Corporación municipal de esta localidad tinerfeña por la deferencia que han tenido al distinguir con el nombre de una calle la figura del editor y director de EL DÍA, José Rodríguez Ramírez.
• Estamos alegres en esta Casa por acontecimientos como el vivido el jueves en el Ayuntamiento realejero, pues no en vano el currículo de José Rodríguez, recogido en parte en la información que publicábamos ayer sobre el pleno de la Corporación municipal de Los Realejos, es extensísimo.
• José Rodríguez se expresa con un lenguaje directo y exento de las baboserías de los "intelectuales" (...) como José Rodríguez ha puesto a la tercera isla en el lugar que le corresponde, así como a los políticos canariones, al Sanedrín y hasta a la hez del periodismo, jamás, debido a ese control canarión sobre las instituciones, obtendrá una distinción procedente del Ejecutivo regional.
• En definitiva, agradecemos la distinción recibida por nuestro editor y director y reiteramos nuestros agradecimientos tanto al Ayuntamiento de Los Realejos como a los canarios que sienten a su tierra y desean su libertad, aunque hayan votado en contra de que una calle realejera lleve el nombre de José Rodríguez Ramírez. Una alegría, como decimos, para esta casa y un disgusto, lo sentimos, para quienes a diario tratan de desprestigiar y ridiculizar (sin conseguirlo) a un patriota que únicamente quiere lo mejor para su pueblo.

Pues eso mismo: setenta menos uno, tú me das, yo te doy.