Hace ya unos meses, allá por noviembre pasado, me permití echar la vista atrás para recordar la sección que, bajo este nombre y dentro de la primera temporada de Caiga Quien Caiga, llevaba con elegancia y maestría Juanjo de la Iglesia. Para quienes no estén al tanto, recuerdo que consistía en analizar titulares de la prensa escrita cuya lectura resultaba incongruente o daba lugar a malos entendidos, sugiriendo redacciones alternativas y formalmente más correctas.
Pues bien, el comentario de hoy de nuestro periódico favorito contiene tantos y tan variados detalles dignos de sugerencia que no me resisto a hacer un remake de aquella entrada, un poco más pormenorizado. Veamos:
Pues bien, el comentario de hoy de nuestro periódico favorito contiene tantos y tan variados detalles dignos de sugerencia que no me resisto a hacer un remake de aquella entrada, un poco más pormenorizado. Veamos:
- Mientras no seamos un Estado independiente, mientras no administremos nuestros propios recursos, nos irá mal con Zapatero, con Rajoy y con cualquiera que nos gobierne a 2.000 kilómetros de distancia sin entender nuestra idiosincrasia. Claro que sí, don José: como hace una década, en plena efervescencia constructora, cuando éramos una Comunidad Autónoma y no una colonia.
- Zapatero no se irá como presidente hasta las elecciones generales, que previsiblemente tocarán el próximo año. No, don José: si las elecciones generales tienen lugar el próximo año, su celebración no es previsible sino obligatoria, de acuerdo con la ley colonial vigente.
- ¿No recuerda el pueblo canario cómo fuimos poseídos por la nación española, distante más de 1.400 kilómetros y situada en otro continente que no es el nuestro? ¿Poseídos? ¿Quiere decir posesión diabólica o imagina a las islas como una doncella forzada por un baboso y lascivo asaltante? Recuerde, además, que el concepto nación no es aplicable al siglo XV, y sí el de reino o corona. Finalmente, aclárese: ¿a cuántos kilómetros dice que estaban?
- ¿A cuenta de qué no nos gobierna nuestra gente? Perdóneme, pero su admirado Paulino Rivero es tinerfeño y de El Sauzal. Ya sabemos, de paso, que a los canariones ni agua.
- Pero no gente mentirosa como los políticos actuales -bolsilleros que viven del sudor del pueblo-, sino gente nueva; gente procedente de una nueva política. Personas capaces de conseguir la libertad que nos pertenece como criaturas de Dios, pues Dios hizo libres a todas sus criaturas. Ah, ya: quiere decir otros. ¿Y qué entiende usted por nueva política? ¿Habrá grancanarios entre esos nuevos políticos? Me pregunto qué pensarán de sus juicios sobre sus paisanos y de su empeño por amputar el nombre de su terruño. ¿Y cree usted que a esas personas les importará algo Dios? Y por cierto, ya que hablamos de ello: ¿había pensado usted en la moneda de nuestra futura patria? ¿El guancho, quizás? ¿Sobre qué base se sustentaría y cuál sería su cambio con el euro o el dólar, como le recuerdan en un comentario que -por esta vez- no han censurado?
- Por supuesto, ponemos a salvo el honor de algunas instituciones, como el Ejército español. Naturalmente, y más le vale. No sea que se enfade don Emilio y le llame de nuevo al orden para que se cuadre... como Dios manda.
- Quizás no necesitemos un Ejército canario cuando seamos una nación soberana, y ese ahorro puede suponer una riqueza añadida para nuestro pueblo. Las autoridades marroquíes se frotarán las manos de contentas al leer esta frase: la anexión de Canarias les saldría completamente gratis.
- Aunque nos tachen de fascistas por la expresión, en Canarias ya despunta la aurora. Es decir, en Canarias empieza a amanecer. No, don José, exagera usted. Fascista nunca: en todo caso, de nostálgico o morriñoso. Pero fascista jamás, pese a sus sempiternas loas a Dios y al ejército, aunque mire con ojos más que benevolentes el pasado o, más significativamente aún, ante su amable comprensión hacia los puntos de vista que no coinciden con el suyo. Quédese tranquilo, y tenga usted... ¡Buen Día!
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