miércoles, 6 de abril de 2011

Curso de Etica Periodística (2a parte)

Hace ya unos meses, allá por noviembre pasado, me permití echar la vista atrás para recordar la sección que, bajo este nombre y dentro de la primera temporada de Caiga Quien Caiga, llevaba con elegancia y maestría Juanjo de la Iglesia. Para quienes no estén al tanto, recuerdo que consistía en analizar titulares de la prensa escrita cuya lectura resultaba incongruente o daba lugar a malos entendidos, sugiriendo redacciones alternativas y formalmente más correctas.

Pues bien, el comentario de hoy de nuestro periódico favorito contiene tantos y tan variados detalles dignos de sugerencia que no me resisto a hacer un remake de aquella entrada, un poco más pormenorizado. Veamos:
  • Mientras no seamos un Estado independiente, mientras no administremos nuestros propios recursos, nos irá mal con Zapatero, con Rajoy y con cualquiera que nos gobierne a 2.000 kilómetros de distancia sin entender nuestra idiosincrasia. Claro que sí, don José: como hace una década, en plena efervescencia constructora, cuando éramos una Comunidad Autónoma y no una colonia.
  • Zapatero no se irá como presidente hasta las elecciones generales, que previsiblemente tocarán el próximo año. No, don José: si las elecciones generales tienen lugar el próximo año, su celebración no es previsible sino obligatoria, de acuerdo con la ley colonial vigente.
  • ¿No recuerda el pueblo canario cómo fuimos poseídos por la nación española, distante más de 1.400 kilómetros y situada en otro continente que no es el nuestro? ¿Poseídos? ¿Quiere decir posesión diabólica o imagina a las islas como una doncella forzada por un baboso y lascivo asaltante? Recuerde, además, que el concepto nación no es aplicable al siglo XV, y sí el de reino o corona. Finalmente, aclárese: ¿a cuántos kilómetros dice que estaban?
  • ¿A cuenta de qué no nos gobierna nuestra gente? Perdóneme, pero su admirado Paulino Rivero es tinerfeño y de El Sauzal. Ya sabemos, de paso, que a los canariones ni agua.
  • Pero no gente mentirosa como los políticos actuales -bolsilleros que viven del sudor del pueblo-, sino gente nueva; gente procedente de una nueva política. Personas capaces de conseguir la libertad que nos pertenece como criaturas de Dios, pues Dios hizo libres a todas sus criaturas. Ah, ya: quiere decir otros. ¿Y qué entiende usted por nueva política? ¿Habrá grancanarios entre esos nuevos políticos? Me pregunto qué pensarán de sus juicios sobre sus paisanos y de su empeño por amputar el nombre de su terruño. ¿Y cree usted que a esas personas les importará algo Dios? Y por cierto, ya que hablamos de ello: ¿había pensado usted en la moneda de nuestra futura patria? ¿El guancho, quizás? ¿Sobre qué base se sustentaría y cuál sería su cambio con el euro o el dólar, como le recuerdan en un comentario que -por esta vez- no han censurado?
  • Por supuesto, ponemos a salvo el honor de algunas instituciones, como el Ejército español. Naturalmente, y más le vale. No sea que se enfade don Emilio y le llame de nuevo al orden para que se cuadre... como Dios manda.
  • Quizás no necesitemos un Ejército canario cuando seamos una nación soberana, y ese ahorro puede suponer una riqueza añadida para nuestro pueblo. Las autoridades marroquíes se frotarán las manos de contentas al leer esta frase: la anexión de Canarias les saldría completamente gratis.
  • Aunque nos tachen de fascistas por la expresión, en Canarias ya despunta la aurora. Es decir, en Canarias empieza a amanecer. No, don José, exagera usted. Fascista nunca: en todo caso, de nostálgico o morriñoso. Pero fascista jamás, pese a sus sempiternas loas a Dios y al ejército, aunque mire con ojos más que benevolentes el pasado o, más significativamente aún, ante su amable comprensión hacia los puntos de vista que no coinciden con el suyo. Quédese tranquilo, y tenga usted... ¡Buen Día!

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