El Día se hace eco hoy de la presentación de la candidatura del Movimiento Patriótico Canario (MPC o MP, en versión abreviada) al parlamento autonómico. Sabedor quizá de que las lleva bien crudas, Robes Pierre se ha vuelto a echar al monte (de la esperanza) para intentar despertar la conciencia ciudadana del presunto estado de narcosis que la atenaza y adormece y, de esta manera, hacerle ver las bondades del partido que apadrina, así como poner en general conocimiento los detalles del programa electoral con que el MPC/MP nos sacará de la crisis y nos devolverá al estado de gracia que disfrutaban nuestros únicos ancestros aborígenes, como hijos de Dios a quienes los crueles conquistadores arrebataron el paraíso.
¿Que por qué afirmo que nuestro sufrido apóstol, defensor a ultranza de nuestra identidad, perseguido de la justicia e iluminado por los menceyes, es consciente de la dificultad que afronta su ahijado político? Por el párrafo que reproduzco a continuación:
La ley electoral vigente en Canarias no está pensada para favorecer los legítimos intereses y las no menos legítimas aspiraciones de los canarios, sino para perpetuar la dependencia colonial de un pueblo vilmente conquistado. Por eso propicia dicha Ley que sólo tengan representación en las instituciones los partidos estatistas y CC, cuyos miembros, tanto en las Islas como en Madrid, se han convertido en lacayos políticos del PSOE y del PP.
¿Acaso pretende nuestro revolucionario y octogenario ideólogo que su MPC/MP llegue a ganar representación sin reunir los votos necesarios? Es cierto que a Coalición Canaria le favorece la vigente ley electoral más que a otros (PP o PSC), pero por la exigencia de mínimos (5% de los votos válidos) y el enorme peso específico de los votos en las islas menores frente al de las capitalinas (el voto de un herreño cuenta más que el de un tinerfeño o un grancanario, ya que el número de representantes asignado a la isla del meridiano no es proporcional a su población frente a la del resto). Casualmente, los dimes y diretes acerca de la reforma del estatuto de autonomía canario coinciden con el punto de inflexión ideológico de nuestro fidelísimo y sacrificado prócer, antaño español tan sincero como hoy arrepentido. Por eso mismo entiendo que el partido político al que Robes Pierre tanto mima y al que pretende llevar en volandas al poder las lleva crudas: si concentra su actividad en las islas más grandes no pasará de ser mera anécdota, y ello no porque la ley electoral esté hecha para fastidiarles por ser independentistas, como pretende su líder espiritual y propagandístico.
Ah, por cierto: quien pretenda buscar en las páginas del comentario cualquier detalle sobre el programa electoral o las personas que componen la candidatura del MPC/MP, pierde el tiempo. Y no me haría yo ilusiones al respecto en el futuro porque, además, es muy probable que no haya más sustancia en el mensaje del neoindependentismo que en el de la propia CC: vótanos porque somos de aquí, porque sentimos como tú, porque entendemos y defendemos tus intereses mejor que nadie, mejor que los que obedecen consignas de Madrid. En este caso, con los añadidos de la independencia y el cuento de la colonia.
En una palabra: humo.
¿Que por qué afirmo que nuestro sufrido apóstol, defensor a ultranza de nuestra identidad, perseguido de la justicia e iluminado por los menceyes, es consciente de la dificultad que afronta su ahijado político? Por el párrafo que reproduzco a continuación:
La ley electoral vigente en Canarias no está pensada para favorecer los legítimos intereses y las no menos legítimas aspiraciones de los canarios, sino para perpetuar la dependencia colonial de un pueblo vilmente conquistado. Por eso propicia dicha Ley que sólo tengan representación en las instituciones los partidos estatistas y CC, cuyos miembros, tanto en las Islas como en Madrid, se han convertido en lacayos políticos del PSOE y del PP.
¿Acaso pretende nuestro revolucionario y octogenario ideólogo que su MPC/MP llegue a ganar representación sin reunir los votos necesarios? Es cierto que a Coalición Canaria le favorece la vigente ley electoral más que a otros (PP o PSC), pero por la exigencia de mínimos (5% de los votos válidos) y el enorme peso específico de los votos en las islas menores frente al de las capitalinas (el voto de un herreño cuenta más que el de un tinerfeño o un grancanario, ya que el número de representantes asignado a la isla del meridiano no es proporcional a su población frente a la del resto). Casualmente, los dimes y diretes acerca de la reforma del estatuto de autonomía canario coinciden con el punto de inflexión ideológico de nuestro fidelísimo y sacrificado prócer, antaño español tan sincero como hoy arrepentido. Por eso mismo entiendo que el partido político al que Robes Pierre tanto mima y al que pretende llevar en volandas al poder las lleva crudas: si concentra su actividad en las islas más grandes no pasará de ser mera anécdota, y ello no porque la ley electoral esté hecha para fastidiarles por ser independentistas, como pretende su líder espiritual y propagandístico.
Ah, por cierto: quien pretenda buscar en las páginas del comentario cualquier detalle sobre el programa electoral o las personas que componen la candidatura del MPC/MP, pierde el tiempo. Y no me haría yo ilusiones al respecto en el futuro porque, además, es muy probable que no haya más sustancia en el mensaje del neoindependentismo que en el de la propia CC: vótanos porque somos de aquí, porque sentimos como tú, porque entendemos y defendemos tus intereses mejor que nadie, mejor que los que obedecen consignas de Madrid. En este caso, con los añadidos de la independencia y el cuento de la colonia.
En una palabra: humo.
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