domingo, 4 de marzo de 2012

Gary Baldi advierte...

Esta admonición puede leerse hoy en el editorial-mix con que nos obsequia el gran mencey de la avenida de Buenos Aires:

No obstante, que tengan cuidado los españoles. Si el Gobierno de la metrópoli persiste en su actitud irracional, casi diríamos que criminal, de no devolvernos la libertad que le fue robada a sangre y fuego a nuestros antepasados, es posible que ocurra en este Archipiélago lo que sucedió en Filipinas, donde el español fue borrado por el inglés y el resurgimiento del tagalo, que es la lengua local; la que los invasores coloniales españoles intentaron erradicar. Hablaremos el guanche o el inglés, pero terminaremos por despreciar el español al igual que hicieron los filipinos. Pero no queremos llegar a eso. Si no nos obligan, nuestra intención es conservar la lengua, la cultura y las relaciones políticas -y de toda índole- con España. Eso sí, siempre y cuando este país, hoy abusadoramente colonialista con nosotros, nos dé facilidades para acceder a nuestra libertad, nuestra identidad y nuestra dignidad. Es decir, si nos devuelve lo que nos pertenece porque lo teníamos antes de la invasión genocida. En nuestro pasaporte ha de figurar que nuestra nacionalidad es la canaria y no la española, porque esa es una mentira que no se cree ningún habitante ni de Europa, ni del mundo.

Si lo que decía Andrés Chaves (cuando le curraba a Gary Baldi, entonces rival periodístico) es cierto, el personaje malamente puede expresarse en francés, pese a ser idioma de su gusto, según confesión propia. No quiero imaginarme el bochorno que le supondría tener que expresarse en la lengua de Shakespeare. Por no decir en guanche, una lengua que no sólo no existe ya como vehículo de comunicación entre personas, sino que tiempo antes de la conquista castellana había dejado de ser idioma único, por la fuerza del aislamiento entre los pobladores de las distintas islas.

Puestos a hablar de mentiras, conviene recordar que la reacción de los aborígenes ante la invasión y conquista extranjera no fue única, de ahí la existencia de los bandos de paz y de guerra. Recuérdese que a Alonso Fernández de Lugo le acompañaron contingentes de guanartemes y gomeros en la embestida final que habría de rendir la isla de Tenerife. Por último, nótese la habitual y patética arrogancia del personaje, queriendo hablar en el nombre de los actuales canarios. Se siente la sombra de Cubillo tras esa mendaz y vil parla. ¡Vive Dios!

Que no aprendes, Pepito. Venga, castigado otra vez a la pared.

No hay comentarios:

Publicar un comentario